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El juez del CIE de Barcelona ordena que se permita el uso de móviles y no se restrinja el acceso a la sanidad

Cientos de persones rodean el CIE de la Zona Franca en Barcelona. /ENRIC CATALÀ

Pau Rodríguez

Barcelona —

El juez de control del CIE de Barcelona ha vuelto a sacar los colores a los gestores del centro. Hace más de un año mandó a sus responsables -depende del Ministerio de Interior- eliminar las mamparas que impiden el contacto físico entre internos y familias, ampliar el horario de visitas e incorporar aseos en las celdas, en un contundente auto en el que definía las condiciones de los internados como “poco humanitarias”. Esta vez ha ordenado que se permita el uso de teléfonos móviles a los inmigrantes, que no se les retire el reloj al entrar y se les proporcione atención sanitaria aun cuando no tengan la tarjeta.

En este auto el magistrado del juzgado de Instrucción número 1 de Barcelona ha dado cuenta de “algunas deficiencias que exigen respuesta judicial a fin de mejorar las condiciones de estancia de los extranjeros internados”.

El juez ha comprobado que a algunos internos se les había denegado la realización de “pruebas médica especiales” al carecer de targeta sanitaria. Ante esto, señala que “el derecho fundamental a la salud debe primar sobre cualquier condicionante administrativo”, y recuerda que el Estado tiene la obligación de velar por la salud de las personas privadas de libertad. Por lo tanto, dispone que las autoridades sanitarias deber realizar pruebas a los internos tengan o no tarjeta sanitaria.

En relación a los objetos personales de los internos, el juez escribe que tienen derecho a conservarlos “salvo por razones de orden público” o cuando supongan un problema de seguridad física para internos o vigilantes. Esto no se cumple, según el juez, con los relojes y los teléfonos móviles. En el caso de los relojes, el auto no solo prohíbe que se requisen, sino que ordena que se coloquen relojes grandes de pared en el centro porque actualmente no hay y los internos acaban “perdiendo la noción del tiempo”.

Por lo que respecta a los móviles, el juez dispone que se permita su uso pero sin conexión a internet. Considera que su uso no supone una “perturbación del orden del centro”, sino que “alivia la soledad y angustia de los internos” al permitir su comunicación con familiares. Sin embargo, concreta que los móviles no deben ser smartphones ni tener conexión a internet, para evitar que los internos suban fotos de otras personas, algo que podría vulnerar su intimidad. En este sentido, también se ordena la instalación de más teléfonos públicos para evitar colas puntuales.

Este auto supone otro varapalo a la dirección del CIE, que ya debió acometer reformas hace un año. De hecho, el auto recuerda que una de las reformas que decretó en enero de 2014 todavía no se han asumido: la incorporación de aseos en las celdas. Fuentes de Interior aseguraban hace meses que la demora respondía a la falta de presupuesto. Sin embargo, el juez requiere ahora que el director “comunique a su superioridad la necesidad de colocar sanitarios en el interior de los dormitorios”.

El resto de medidas que dispone el auto de este martes es que se reubique la celda de aislamiento -ahora en un espacio demasiado céntrico, según el juez-, que no se llenen las celdas si hay otras todavía vacías y que no se restrinja el tiempo en las duchas.

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