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Cinco claves para entender el juicio por violación contra 'la manada' en San Fermín

Concentración en Madrid en apoyo a la víctima de 'La manada' / MB

Aitor Guenaga

Tras la primera semana del juicio contra los cinco miembros que se autodenominaban 'la manada' acusados de violar en Pamplona a una joven de 18 años en la madrugada del 7 de julio de 2016, en plenos Sanfermines, algunas cosas han cambiado sobre la 'hoja de ruta' marcada por el tribunal, presidido por el magistrado de la Sección Segunda de la Audiencia de Pamplona, José Francisco Cobo Sáenz, al frente de la citada sección desde 1999.

Tanto que de la idea inicial del tribunal de mantener fuera del foco mediático y del público en general todas las sesiones del juicio -con el objetivo de proteger a la víctima que denunció la brutal agresión sexual ocurrida supuestamente aquella madrugada y su “derecho a la intimidad”- se ha pasado a que los medios puedan estar presentes en los informes finales de las partes -tanto de la Fiscalía, como de los abogados de los acusados, y de las instituciones navarras que actúan como acción popular en la causa (Ayuntamiento de Pamplona y Gobierno foral)-. Las sesiones correspondientes a los días 24 (la fiscal y las acusaciones) y 27 (las defensas) de noviembre se desarrollarán como audiencia pública. Y el turno de última palabra, en el que los cinco procesados podrán, si lo desean, dirigirse al tribunal antes de que el caso quede visto para sentencia. Un fallo que puede estar redactado en el plazo de dos meses. El tribunal no ha adoptado la decisión por unanimidad: junto a Cobo -en su día (septiembre de 2008) propuesto por el Parlamento navarro candidato a magistrado del Tribunal Constitucional con el aval de UPN, CDN y PSN y que ha sido representante español ante el Consejo Consultivo de Jueces Europeos del Consejo de Europa- se ha situado el otro magistrado de la sala, Ricardo González, mientras que la única mujer magistrada, Raquel Fernandino, que tomó posesión de su cargo en septiembre de 2015 tras su paso por los juzgados de Madrid, Pamplona y Santra Cruz de Tenerife, ha votado en contra. La transparencia, con todo, no será completa: los periodistas no podrán acceder a la sala de vistas ni con grabadoras, ni con cámaras.

Lo que ha cambiado

Estas son la claves de lo ocurrido esta semana en la vista que pretende enjuiciar si lo ocurrido en portal número 5 de la calle Paulino Caballero, en pleno centro de Pamplona, fue una “violación grupal” -como sostienen las diferentes acusaciones- o puro “sexo consentido”, como defienden los letrados de los cinco acusados. Los cinco llevan en prisión provisional desde el 7 de julio de 2016 y se enfrenta a más de 22 años de cárcel cada uno.

La clave de género. Agustín Martínez Becerra, abogado de tres de los acusados -el único que está haciendo declaraciones públicas a los medios, antes y después de las sesiones del juicio- fue quien tras la declaración de la víctima colocó esta clave de manera pública en el proceso. En un tono entre quejoso y molesto, dijo que lo que se ventilaba intramuros del Palacio de Justicia pamplonica “eran los hechos que ocurrieron el 7 de julio de 2016. Aquí no se está juzgando el machismo, ni el heteropatriarcado, ni absolutamente nada de eso”.

Justo la idea contraria que han planteado desde el minuto cero todos los grupos feministas, que colocan como telón de fondo de la agresión la cultura patriarcal, al tiempo que cuestionan la “justicia patriarcal” existente.

A la creencia del abogado ha ayudado, sin duda, alguna de las decisiones adoptadas por la sala en relación a la admisión de determinadas pruebas. Lo que nos lleva a la segunda clave.

La clave procesal y el derecho de defensa. La tormenta pública desatada en los medios de comunicación y, sobre todo, en las redes sociales tras la admisión como prueba de una fotografía subida por la víctima a las redes sociales e incluirla dentro de los informes que ya habían sido admitidos con anterioridad realizados por dos detectives privados sobre el comportamiento de la denunciante durante los meses siguientes a la supuesta violación ha trastocado todo el juicio.

Muchos han cargado contra la decisión del tribunal. Tanto que, ante el cariz que estaba tomando la cosa y las interpretaciones que se estaban realizando de su decisión, tuvo que sacar una nota de prensa explicatoria de su decisión, algo inédito. Más allá de lo que cada uno pueda pensar sobre la inconveniencia de hurgar en la vida privada de la víctima para construir un relato sobre cómo debe comportarse o no una mujer después de una violación, lo que también se ventila es el derecho de la defensa a usar todos los medios a su alcance -aunque parezcan a muchas personas deleznables- para desvirtuar la acusación y sustentar la presunción de inocencia. Y en todo caso, será la sala la que valorará esa y el resto de pruebas propuestas y admitidas.

Lo explicaba muy bien un experto ajeno al procedimiento en curso con un solo tuit a modo de “breve apunte de derecho penal”:

La clave de la doble victimización. El tribunal, antes de que comenzara la vista, impuso el silencio para evitar “una indeseada e indeseable exposición pública aireando aspectos relativos a su intimidad corporal y vida sexual que pertenecen a la esfera personal”. Se ha llegado incluso a colocar paneles en las ventanas exteriores del piso donde se celebra el juicio para evitar que las cámaras capten nada de lo que sucede dentro.

Muchas personas han decidido de manera solidaria tomar las calles y colocarse junto a la denunciante. “Tranquila, hermana aquí está tu manada”“, clamaban el viernes en Madrid en la manifestación de apoyo a la víctima, dándole así la vuelta al concepto de manada usado en el grupo de 'whastapp' de los supuestos agresores bajo un grito unánime. O lo reflejado en ese vídeo viral de Buzzfeed que lleva ya más de dos millones y medio de reproducciones titulado '¿Cómo se supone que debe comportarse una víctima de violación?' en el que en 2 minutos 47 segundos se van sucediendo preguntas de mujeres que arrancan con un: ”¿Puedo volver a subir una foto a Instagram?“ y termina con otro: ”¿Puedo volver a ser una mujer con entidad propia y no solo una víctima?“.

La víctima de 'la manada', en su declaración ante el tribunal, echó por tierra la estrategia de alguna defensa que intentó pedirle explicaciones por las fotografías -incluidas en los informes de los detectives privados, uno de los cuales declarará el jueves de la próxima semana- que había subido a sus cuentas personales en las redes sociales los meses siguientes a la agresión. Pausadamente, ella explicó que eran las fotos “de una chica de 20 años que trata de reconstruir su vida”.

La clave de la denuncia de víctima. Todas las instituciones, expertos y expertas en violencia de género y los grupos feministas, dan un relevancia fundamental al hecho de que las víctimas de la violencia machista denuncien cualquier agresión. Hay campañas continuas de sensibilización -que se vuelven a repetir estas semanas previas al 25 de noviembre, Día Internacional contra la Violencia hacia las Mujeres-, un número de teléfono (016) que no dejan rastro para acabar con una lacra que desde desde 2005 ha colocado el nombre y apellido de 830 mujeres en la lista de ciudadanas asesinadas por la violencia machista. Y no es fácil porque son muchas las mujeres agredidas que ven como se cuestiona su testimonio al entrar en el entramado policial-judicial que rodea a estos casos.

Eso es lo que hizo la víctima de 'la manada'. Y un año después, sigue intentando rehacer su vida. Y las sesiones del juicio, incluida su pausada y centrada declaración durante más de cuatro horas en la vista oral, le han devuelto a la pesadilla denunciada ya desde el minuto cero de aquella madrugada del 7 de julio cuando fue hallada por una pareja llorando encima de un banco, pareja a la que relató que había sido violada por un grupo de hombres.

La clave pericial. Pasada la declaración de la denunciante -y a falta de oír a los cinco presuntos violadores-, el tribunal inclinará la balanza de la justicia a uno u otro lado, en gran medida por la prueba pericial. Peritos, forenses, psicólogos y otros expertos entrarán en acción para otorgar credibilidad y verosimilitud a lo mantenido por las acusaciones o justo para lo contrario. Y son muchos los expertos en este tipo de juicios que consideran esa prueba fundamental para que la sala forme su criterio y llegue al veredicto definitivo, que a buen seguro será recurrido en casación ante el Tribunal Supremo.

El abogado de tres de los acusados, Agustín Martínez Becerra, había planteado la audiencia pública para todo el juicio al considerar que, cuando el miércoles el Tribunal Superior de Justicia emitió una aclaración relativa a unos informes sobre detectives privados, se había roto “el criterio de silencio”. El devenir de la vista oral ha cambiado radicalmente desde entonces.

El manto de silencio se ha descorrido definitivamente.

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