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El terremoto más intenso de Granada en cuatro décadas provoca más de 30 réplicas

Las decenas de seísmos asustan a los vecinos

Álvaro López

Granada —

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Granada y su área metropolitana llevan varios días sufriendo terremotos. La actividad sísmica de la zona se ha disparado en las últimas horas, sobre todo desde que tuvo lugar el seísmo del pasado sábado en Santa Fe que alcanzó una magnitud de 4.4 mbLg (magnitud a partir de la amplitud de la fase Lg). Desde que ese terremoto tuvo lugar sobre las 12 y cuarto del mediodía, se han producido más de 30 réplicas de las cuáles tres de ellas han sido ampliamente percibidas por la población y otra media docena también han soliviantado a algunos vecinos, especialmente del entorno de Santa Fe y Atarfe.

Para entender qué está pasando en Granada, hay que observar los datos del Instituto Geográfico Nacional (IGN). En ellos se aprecia que el seísmo de Santa Fe fue el más intenso ocurrido en la provincia de Granada desde el que tuvo lugar en Lentegí en 1984. Aunque es cierto que ha habido terremotos con una magnitud mayor a este, como el de Chauchina en 1988 o el de Nigüelas en 2010, ninguno ha sido tan intenso en la superficie, en comparación con este, como aquel que se produjo hace 37 años.

Nahúm Méndez, geólogo y divulgador científico, señala que este tipo de seísmos son muy “normales” en Granada. Porque es una zona que está sobre muchas fallas y porque al estar sobre una cuenca sedimentaria, “esto hace que los movimientos de tierra se perciban más por parte de la población”. Por eso, aunque comprende el temor que este tipo de acontecimientos causan en los ciudadanos, sostiene que el terremoto que se produjo el pasado sábado tuvo una magnitud que no es tan importante como pudiera parecer.

La importancia de la profundidad

“Debemos nombrarlo como algo normal. De hecho, ha habido seísmos de mayor magnitud que no han sido sentidos por la población”, aclara el experto. En ese sentido, en 2010 hubo un terremoto en Nigüelas que tuvo una magnitud de 6,2 mbLg, pero que se produjo a más de 600 kilómetros de profundidad. “En esa zona se producen terremotos muy profundos que apenas son percibidos por la población, por lo que su intensidad es muy baja”, explica Méndez.

Por eso, si hay que hablar de las consecuencias que puede tener un movimiento de las placas tectónicas en la corteza terrestre, hay que tener en cuenta que la profundidad y el terreno en el que se produzca van a tener una importancia crucial a la hora de provocar daños. El seísmo de Santa Fe se observó una intensidad de escala V-VI que, según en el IGN, se considera “fuerte”. Algo que quedó en evidencia al hacer recuento de los desperfectos que causó el terremoto.

En Santa Fe se agrietó un arco histórico de la localidad y se cayó el falso techo de un colegio y a pocos kilómetros de allí, en Atarfe, un vecino resultó herido leve al caerle cascotes de su vivienda. Pero los daños en este municipio fueron de más consideración ya que más de un centenar de inmuebles presentan daños en su fachada, aunque en ningún caso comprometen su estructura.

La otra cuestión que llama la atención, y que más preocupa a los vecinos de Granada y su área metropolitana, es el número de réplicas que se han producido desde el primer seísmo. Tres de ellas han superado una magnitud de 3 mbLg, lo que ha hecho que hayan sido ampliamente percibidos por la población. Juan Cantavella, geólogo del IGN, dice que se trata de “un enjambre sísmico que lleva produciendo terremotos desde diciembre. Después del de 4.4 las réplicas registradas entran dentro de lo esperable”. Además, el experto recuerda que se están anotando más réplicas porque “la zona cuenta con muchos sismógrafos por lo que se detectan terremotos muy pequeños”.

Nahúm Méndez considera que los seísmos que se han producido tras el más intenso pueden tener algún tipo de relación con otro que ya hubo en la medianoche del 3 de diciembre, “aunque es imposible predecir un terremoto con exactitud y para establecer una conexión entre ellos hay que hacer estudios mucho más detallados”. Pero al observar que la profundidad de todos es bastante superficial –en el entorno de los 5 kilómetros- sí estima que hay un cierto patrón en todos ellos.

“Más que predecir si va a haber más o menos terremotos, que es imposible, conviene que la gente sepa cómo actuar ante ellos, indica el geólogo. Una cuestión relevante en Granada porque al estar sobre la Vega, que es una cuenca sedimentaria, las consecuencias de un terremoto pueden ser mayores que en otro terreno. “Un seísmo sobre una capa de granito se notaría menos”, zanja Méndez.

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