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Las tres derrotas de Susana Díaz

La candidata a las primarias del PSOE-A, Susana Díaz, atiende a los medios tras depositar su voto de las primarias de su partido en las que se elegirá al próximo candidato a la presidencia de la Junta de Andalucía. EFE/Pepo Herrera

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Con la victoria de Juan Espadas en las primarias del PSOE andaluz, Susana Díaz suma la tercera derrota consecutiva y decisiva en su carrera. Una carrera que ha ido haciendo más y más pequeño su espacio político. Hasta hoy.

En 2013, cuando sustituyó a José Antonio Griñán en la presidencia de la junta de Andalucía, Díaz llegó con una clara campaña de proyección personal como hacía mucho tiempo que no se veía en su partido. Susana Díaz, cuyas aspiraciones parecían entonces fuera de toda duda, no fue ajena a la necesidad de entrenamiento en una carrera como la del liderazgo del PSOE. De hecho, se habló entonces del “efecto Susana” y los gurús políticos y la vieja guardia llegaron a hablar del “nacimiento de una estrella”. Susana Díaz ganó las elecciones autonómicas de 2015 afianzando su liderazgo. Ya estaba en la parrilla de salida.

Pero la carrera perfecta no acababa de presentarse y Susana no se acababa de decidir y así llegó a 2017 a unas primarias contra un  Pedro Sánchez resucitado después de un esperpéntico comité federal en el que Díaz y sus apoyos lograron torcerle la mano. En ese 2017 la candidata andaluza decidió presentarse al fin  a la secretaría general del partido, pero perdió. Entonces, en Andalucía solo un 37% de los socialistas andaluces votaron contra Susana. El PSOE nacional le había dicho no. Pero Andalucía seguía siendo su bastión.

La segunda: 2018

Así, se abrió una nueva etapa en la que Susana Díaz desechaba sus aspiraciones a Ferraz y centraba sus esfuerzos en la comunidad autónoma. Pero la tensa luna de miel entre Sánchez y Díaz duró poco. Un año después, en diciembre de 2018, la trianera ganó las elecciones pero no pudo mantener el Gobierno de la Junta. Los socialistas perdían, de su mano, un Gobierno que habían conservado durante 37 años. Andalucía le dijo no porque no le dio los votos suficientes para gobernar.

La secretaria general del PSOE andaluz lleva dos años en el banquillo de la oposición. Los guiños a su “sintonía” con Pedro Sánchez han sido constantes, pero Díaz sabía que un momento como el de este domingo iba a llegar. Porque en los meses de oposición también fue sumando más críticos. Personas que habían estado en su círculo más estrecho, se vieron desplazadas por diferentes motivos, como el caso de Mario Jiménez, su número dos durante los años de Gobierno. Díaz argumentó que necesitaba un equipo distinto para una situación política distinta. Y desde luego, el escenario no era el mismo.

El año de pandemia mundial dio una prórroga a la candidata, pero terminando 2020 los movimientos dentro y fuera del PSOE andaluz se empezaron a notar. La presión sobre Díaz iba en aumento. En septiembre el nombre de Felipe Sicilia (candidato de Jaén respaldado por Adriana Lastra) se ponía sobre el tablero. Se postulaba a competir con la secretaria general. Mientras, los diferentes grupos“ burbuja” de los críticos dejaban caer nombres en la mesa: María Jesús Montero, Ángeles Férriz, Mario Jiménez, María Gámez… no había candidato único pero había un objetivo común: Susana Díaz no. Curiosamente en esas quinielas también estaba Juan Espadas, pero se ponía de perfil cada vez que se le preguntaba.

Díaz ya le estaba viendo las orejas al lobo. Algunas agrupaciones estaban presionando para que se celebrasen una primarias cuanto antes. Y en ese momento, su discurso se tornó más crítico con Ferraz y comenzó a construir su relato. Ella era la candidata de Andalucía, la de los militantes. Lo demás venía de Ferraz

La tercera: 2021

Espadas no dio el paso hasta después de Semana Santa y, ante la presión para que se celebrasen primarias, Díaz convocó el 13 de junio. Poco tiempo para un candidato que llegaba tarde a la carrera mientras su contrincante estaba preparara desde que perdió la Junta.

Sin embargo, Espadas, con una campaña que ha pivotado en la reconciliación del PSOE andaluz con Ferraz (y su apoyo, claro) y el peso del municipalismo, de los alcaldes y alcaldesas, ha logrado convertirse en candidato. Con 17 puntos de diferencia. No ha hecho falta segunda vuelta. Y se postula como nuevo secretario general de los socialistas andaluces a sabiendas de que las bicefalias en este partido nunca han funcionado bien.

El 37% de los socialistas andaluces votaron contra Susana en 2017; hoy Díaz tiene solo un 38% de apoyo. El espacio político de la que fuera “estrella emergente”, de la primera mujer presidenta de la junta de Andalucía, de la que se postuló para convertirse en la primera mujer que optara al Gobierno de España, se ha achicado aún más.

Susana Díaz no será la candidata a la Junta de Andalucía en las próximas elecciones autonómicas. Tampoco se presentará a la secretaría general en el congreso de noviembre. Así lo ha dicho en la rueda de prensa posterior a conocerse los datos. A Díaz ahora le queda estar “para lo que necesite el partido”.

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