Los Catavenenos como el firmante, para mejor advertir a sus señores, se inmunizaban ante cualquier ponzoña a base de trincarse preventivamente cantidades ínfimas de dichos tóxicos, así fuera la cicuta de Sócrates, el arsénico de Agripina o la cantarella de los Borgia.
Ese será nuestro cometido. Nos enfrentaremos con bravura a la multitudinaria tropa de la prensa de la caverna, cada vez más feroz, les sustraeremos un pellizco de sus productos y una vez demostrado que lo que no mata engorda, se lo ofreceremos a los lectores con todo nuestro cariño para que ustedes mismos juzguen sus cualidades.
Menos mal que Israel nos va a salvar de los etarras
Cada domingo, hasta donde el cuerpo aguante, el Catavenenos, que ejerció su oficio en el País entre 2010 y 2013, se enfrenta a la lectura de la alegre muchachada
Los Catavenenos como el firmante, para mejor advertir a sus señores, se inmunizaban ante cualquier ponzoña a base de trincarse preventivamente cantidades ínfimas de dichos tóxicos, así fuera la cicuta de Sócrates, el arsénico de Agripina o la cantarella de los Borgia.
Ese será nuestro cometido. Nos enfrentaremos con bravura a la multitudinaria tropa de la prensa de la caverna, cada vez más feroz, les sustraeremos un pellizco de sus productos y una vez demostrado que lo que no mata engorda, se lo ofreceremos a los lectores con todo nuestro cariño para que ustedes mismos juzguen sus cualidades.
Degusten los ricos platillos.
Abc. Titular: “Otegi amordaza a Sánchez y exhibe su influencia en el Gobierno al forzarle a saltarse más líneas rojas”; Editorial: “Bildu pasa revista a la policía. Constituye un insulto directo para víctimas de ETA y ciudadanos de la democracia española que sea Bildu quien actúe como prescriptor del funcionamiento de los cuerpos policiales”; Ignacio Camacho: “Va a hacer un año de su apoyo [Bildu] a la investidura y aún no se conoce, aunque se sospeche, el precio. Para averiguarlo hay que escudriñar, casi siempre con retraso, los movimientos penitenciarios (…) Como, ayer mismo, el tercer grado de los sicarios que mataron a Fernando Buesa y su escolta y a Martín Carpena, Muñoz Cariñanos y Luis Portero (...) Ahora han logrado influencia legislativa para restringir la operatividad callejera de la policía”; Carlos Herrera: “La Policía podrá utilizar gomitas con las que los niños pequeños juegan a sus batallitas, nunca pelotas de goma (…) y no podrán identificar a delincuentes callejeros si no es utilizando métodos versallescos en plena batalla (…)Hemos conocido esta misma semana la culminación de la letra oculta del pacto: trasladar los presos al País Vasco, transferir la gestión carcelaria y, consecuentemente, conceder libertades camufladas a asesinos que no han mostrado ningún tipo de arrepentimiento (…). Por si ese escarnio fuera poco, Sánchez, en su incalificable miseria, cede a sus socios 'progresistas' el derecho (…) de reformar las normas por las que la seguridad de todos los ciudadanos sean establecidas por los hijos de Otegui”.
El Mundo. Editorial: “De las cesiones política y moralmente más graves que el Gobierno ha entregado a Bildu, la fraguada ayer se distingue por su oscura carga simbólica. Tras (…) la concesión de semilibertades a los presos no arrepentidos de ETA (…) conceder al orgulloso partido heredero de la organización terrorista una victoria política indudable: la capacidad de reescribir (…) la conocida como Ley Mordaza”. La Razón. Francisco Marhuenda: “Siento repugnancia por lo que están haciendo Sánchez, su Gobierno y el PSOE cediendo ante Bildu con la ley de Seguridad Ciudadana o la excarcelación de los asesinos de la banda que ni han colaborado con la Justicia ni se han arrepentido (…) Es un total desprecio a las víctimas y a la sociedad. En este momento, Sánchez se comporta como si España fuera una satrapía donde puede hacer lo que le venga en gana como si fuéramos sus vasallos y tuviéramos que aceptar sus caprichos y arbitrariedad. Ha sido, es y siempre será una indignidad su sumisión a los herederos de ETA”. Libertad Digital. Cristina Losada: “Del plomo a la goma. La firma de Bildu, con honores de protagonista, en una norma que afecta a la labor de las fuerzas y cuerpos de seguridad raya en lo grotesco y en el sadismo”. The Objective. Editorial: “La ignominia con Bildu. Sánchez entrega a Bildu las llaves de cómo debe comportarse la Policía”.
Otro grupito. Okdiario. Editorial. “Sánchez pone al lobo Bildu a cuidar de las ovejas. Lo que ha hecho Pedro Sánchez al aceptar las propuestas de los proetarras de Bildu a su pendiente reforma de la Ley de Seguridad Ciudadana es una de esas indecencias que repugnan ya no por el fin que busca -el apoyo de los herederos políticos de ETA-, sino porque a los sucesores de una banda de asesinos se les concede mando en plaza a la hora de determinar y regir el comportamiento de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado”. El Debate. Editorial: “Sánchez se entrega a Bildu. Quienes tuvieran dudas sobre la existencia de pactos secretos del PSOE con Bildu (…) las habrá perdido definitivamente al constatar la última bellaquería que la demuestra: aceptar que Arnaldo Otegi dicte la reforma de la Ley de Seguridad Ciudadana para adaptarla a sus caprichos”; Luis Ventoso: “El partido de los asesinos es socio del Gobierno de España, coalición de socialistas y comunistas. Los asesinos están saliendo en tropel a la calle, por un acuerdo entre tinieblas entre el PSOE y el partido de ETA. (…) Félix, Pedro, ¿con que rostro de acero inoxidable y con qué alma de hielo ignoráis el dolor de las víctimas, incluidos los allegados de los socialistas asesinados?”. Y acabamos el bloque con Mayte Alcaraz, que todo vale, como en el atún o el gorrino: “En atención a las órdenes políticas que emanan del presidente del Gobierno, se va contra los propios jueces, contra los fiscales valientes y contra aquellos que estropean la orgía de poder al Sumo Líder. Bien sea la pareja de Isabel Díaz Ayuso, del que se revelan datos secretos; bien sea el trabajo del juez Peinado, cuyas decisiones contra Begoña Gómez son torpedeadas por la fiscalía; o incluso las víctimas de ETA a cuyos matarifes se otorga el tercer grado con la anuencia del fiscal de la Audiencia, que no mueve dedo alguno”.
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