El Ojo izquierdo nació en El País en 2010 y prolongó su vida durante diez años en la cadena SER, con vivienda propia en el Programa Hoy por Hoy, primero con Carles Francino, después con Pepa Bueno y finalmente con Àngels Barceló.
Ahora se instala con comodidad en elDiario.es, donde es de esperar que se mantenga incólume la aviesa mirada de su autor, José María Izquierdo.
Hay culpables de ese terrible infierno de Oriente Próximo
Condenamos la masacre del 7-O con todas nuestras fuerzas. Pero nada puede justificar la brutal reacción del régimen de Benjamin Netanyahu, un tipo acorralado por la justicia de su propio país, acusado de corrupto y en manos de la extrema y fanática derecha religiosa
El Ojo izquierdo nació en El País en 2010 y prolongó su vida durante diez años en la cadena SER, con vivienda propia en el Programa Hoy por Hoy, primero con Carles Francino, después con Pepa Bueno y finalmente con Àngels Barceló.
Ahora se instala con comodidad en elDiario.es, donde es de esperar que se mantenga incólume la aviesa mirada de su autor, José María Izquierdo.
A veces conviene levantar la vista y dejar aparcadas por unas horas nuestras miserias domésticas, tan pequeñitas, tan nimias, tan mezquinas. Seguro que pueden esperar los comentarios sobre ese problema lacerante de la vivienda, gobiernos, autonomías y ayuntamientos enredados en una madeja de incapacidades que impiden no ya atajar, es que ni siquiera asoman soluciones para vislumbrar un futuro razonable que pueda poner fin a la angustia de millones de ciudadanos, jóvenes, por supuesto, pero no sólo. La semana próxima aún no se habrán construido las más de 300.000 viviendas sociales que necesita este país. Y los partidos, perdidos en su laberinto, tampoco habrán acordado ninguna solución fuerte, potente, enérgica: hasta aquí hemos aguantado, nuestra sociedad no puede más. ¿Esos jueces de los que ustedes me hablan, Peinado como ejemplo? Ahí seguirán, hozando en el agujero negro de la desvergüenza, sostenidos firmemente por sus conspicuos colegas togados. Como los calumniadores, los generadores de bulos, insultos y mentiras. ¡Si algunos tuviéramos una escoba!
Así que ampliemos el horizonte y echemos un vistazo a ese planisferio que hace tiempo que no contemplamos. Ahí, en un rinconcito entre Europa y Asia, a orillas de ese Mar Mediterráneo de Joan Manuel Serrat, el mismo de Barcelona, Capri o Ibiza, se sitúan Israel (20.000 km2), Líbano (10.500) y Palestina (6.000). En total, poco más de 36.500 km2; entre los tres ni siquiera llegan a la extensión de Extremadura, 41.600 km2. Allí, prestemos atención a la cifra, viven ni más ni menos que 20 millones de seres humanos en una abigarrada mezcla de razas y religiones; entre Cáceres y Badajoz suman algo más de un millón. Es, véanlo a vista de pájaro, un lugar minúsculo, un pequeño punto en el gran mapa. Y sin embargo, todo el mundo vive pendiente de ese hoy, y durante tanto tiempo, terrible lugar de angustia y violencia sin fin.
Pedantes y jactanciosos seríamos si quisiéramos en esta modestísima columna profundizar en un conflicto tan complejo y tan antiguo. Pero dejen al Ojo, ya que todo el mundo escribe y habla en cualquier medio, radio, televisión, prensa y redes sociales de este asunto como si fueran profundísimos expertos, décadas de estudios a su espalda, que se limite a hacer algunos comentarios sobre el caso. Advierte el autor que será éste un simple repaso para lectores inocentes, que las enciclopedias se venden en otros abarrotes. Pongamos que nos situamos en nivel ESO.
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