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Síndrome del dolor miofascial

Por Pablo Terrón: Director de Fisioterapia de la Universidad Francisco de Vitoria, en la localidad madrileña de Pozuelo de Alarcón.

9 de septiembre de 2020 10:23 h

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Si el origen del dolor es miofascial, la actuación que se establece en cada caso es radicalmente distinta y lo que es peor, si una estructura muscular afectada miofascialmente es tratada como una contractura el resultado nunca será favorable y perpetuaremos la lesión. Para poder entender correctamente la importancia del dolor miofascial y a modo de ejemplo establezcamos la diferencia entre un dolor de origen miofascial y una contractura. Una contractura es una contracción continuada e involuntaria del músculo o alguna de sus fibras, y un punto gatillo (manifestación de la afectación miofascial) es una zona hipersensible que se localiza en una “banda tensa” de miofibrillas y que al presionarlo provoca un dolor intenso en una zona refleja determinada, específica y diferente para cada músculo.

Obvio decir que el dolor miofascial ha tomado un protagonismo claro durante estos últimos años y se han desarrollado infinidad de técnicas de tratamiento relacionadas con el mismo destacando la punción seca. 

De forma simplificada podemos afirmar que el dolor miofascial es un trastorno no inflamatorio que se manifiesta por dolor localizado, rigidez y cuya característica primordial es la presencia de puntos gatillo. El dolor miofascial tiene tres componentes: una banda palpable en el músculo afectado, un punto gatillo o zona de induración muscular foco hiperirritable y el patrón característico de dolor referido. Por lo tanto entendemos por dolor miofascial, dolores de origen múscular o fascia que determinan un territorio de dolor referido, que no tiene porque coincidir con la localización del foco de lesión original. Esto dificulta el diagnóstico de dicha lesión y su ulterior tratamiento, incluso estableciendo diagnósticos erróneos. 

Desde los pioneros que describieron este conjunto de signos y síntomas hasta nuestros días con Travell y Simons el dolor miofascial ha evolucionado en estudio y tratamiento. Ha pasado casi un siglo desde que Sir William Gowers presentó el término fibrositis, para referirse a una forma de reumatismo muscular común, idiopático, que hoy se conoce como Síndrome Miofascial. El termino fibrositis hace referencia a la coexistencia de dolor local y de regiones (palpables) de dureza en los músculos que se atribuyeron a la inflamación de tejido fibroso.

EL PUNTO GATILLO

Travell y col. acuñaron el término de “Punto Gatillo” (PG) para referirse a aquellos puntos dentro de las bandas tensionales, que a la compresión, presentaban mayor dolor y un patrón determinado de irradiación de dolor. Por lo tanto cada punto gatillo tiene una irradiación de dolor en una zona concreta y la presión moderada mantenida sobre el PG irritable provoca o intensifica el dolor en la zona de referencia.

El síndrome de dolor miofascial se entiende como un foco hiperirritable dentro de una banda tensa del músculo esquelético, localizado en el tejido muscular y/o en su fascia asociada. Este foco hiperirritable denominado punto gatillo es doloroso a la compresión y, cuando es estimulado (generalmente por deformación mecánica como estiramiento, contracción o presión directa), puede evocar el dolor referido característico y fenómenos autonómicos. Por lo tanto un punto gatillo es un acortamiento de fibras musculares alojado en el recorrido de una banda tensa del mismo. 

La palpación de este punto gatillo provocará un dolor referido en una zona determinada. Cada punto gatillo queda descrito segmentariamente con zonas de dolor referido, y un mismo músculo puede tener distintos puntos gatillos. Comprender y admitir que una lesión bien muscular o fascial desencadena un dolor en una localización distinta a la del origen de la lesión es tan sencillo como admitir que existen disfunciones bien musculares, fasciales e incluso articulares que despiertan dolores a distancia, sólo tenemos que hacer un poco de memoria y recordar como un dolor de muelas puede provocar un dolor mandibular pero también dolor localizado en la frente, cuello e incluso oído. 

Otra forma de entender el dolor miofascial y su dolor referido hace referencia a la forma de despertar el dolor, es sobradamente conocido que la compresión mantenida de un punto de dolor (compresión que podemos realizar a través de nuestras manos con la yema de los dedos sobre el foco de lesión) provocará a los pocos segundos una disminución de la intensidad del dolor, de la misma forma a veces descubrimos que dicha compresión provoca la emigración del dolor a otras zonas. Creo que el caso más claro lo descubrimos en las epicondilitis, si alguno de vosotros ha sufrido esta lesión, recordará que la compresión del epicóndilo podía despertar un dolor circunscrito o no a dicha lesión. En Fisioterapia utilizamos esta maniobra como técnica de tratamiento y de diagnóstico, dependiendo de la respuesta a la compresión podemos focalizar la lesión en un origen muscular (el dolor emigra al brazo generalmente al tríceps braquial) o de origen ligamentoso-articular, el dolor no emigra y se focaliza circunscrito al epicóndilo.

LESIÓN MUSCULAR EN LA ESCALADA

En nuestra experiencia muchos casos desahuciados por dolor muscular inespecífico tienen un origen en causas miofasciales. Dentro del mundo deportivo sin menospreciar a otros deportes, posiblemente la escalada desencadene uno de los principales focos de lesión muscular que resulta complicado de diagnosticar sin la valoración del origen miofascial.

Dada la alta actividad de la cintura escapular en este deporte, no es poco frecuente encontrarnos con escaladores con disfunciones en hombro, cuello, espalda e incluso brazo. Nosotros os hacemos llegar la descripción de uno de los músculos principales implicados en la escalada, su localización y zona de dolor referido, el infraespinoso. Posiblemente muchos de vosotros recordéis dolores localizados en su patrón de dolor referido. Como podéis observar una de las zonas de dolor se localiza en el cuello, en su cara posterior, y esto hace que en no pocas ocasiones se hable de una Cervicalgia de origen mecánico en lugar de dolor referido de un punto gatillo. Cualquier tratamiento de Cervicalgia de origen muscular calmará e incluso paliará completamente la disfunción, pero si el origen es miofascial por activación del punto gatillo del infraespinoso la falta de tratamiento de dicho músculo provocará que se desencadene de nuevo una Cervicalgia al realizar la escalada originando el mismo mecanismo de lesión que ya existía. Se reprochará a la escalada el origen de las Cervicalgias, recomendando no realizar dicha actividad durante un período de tiempo. Si el diagnóstico es correcto, el tratamiento miofascial de dicho punto gatillo acabará con las supuestas Cervicalgias. 

Entender el origen miofascial nos hace tener otra perspectiva de valoración muscular frente a las alteraciones del músculo o su fascia, creo que interesarnos por el dolor miofascial nos ayuda a comprender las disfunciones musculares y posibilita su tratamiento.