¿De qué van estos aranceles?
Los aranceles impulsados por Donald Trump son impuestos que Estados Unidos aplicaría a productos importados de otros países, equivalentes a los gravámenes que estos, según su particular visión, aplican a bienes estadounidenses. El objetivo declarado es “equilibrar” el comercio.
Sin embargo, Trump ha ido más allá: afirma que el Impuesto sobre el Valor Añadido (IVA) europeo -un tributo al consumo- es un “arancel oculto”. Esta comparación es errónea por dos razones fundamentales:
- El IVA no discrimina por origen:
A diferencia de un arancel, que solo afecta a productos extranjeros, el IVA (en Canarias el IGIC) se aplica a todos los bienes y servicios vendidos en el mercado interno, sean producidos localmente o importados. Por ejemplo, un coche alemán vendido en España paga el mismo IVA que uno fabricado en Valladolid. Así lo explica la Comisión Europea, que define el IVA como un impuesto “neutral” y no proteccionista.
- El IVA no es una barrera comercial:
Los aranceles buscan encarecer productos extranjeros para favorecer a los locales, pero el IVA no altera la competencia entre empresas nacionales y extranjeras. De hecho, cuando un producto entra en la UE, el importador ya ha pagado los aranceles correspondientes (si los hay), y el IVA se suma después como un impuesto al consumidor final. Trump confunde -o manipula- dos conceptos distintos: un impuesto interno (IVA) y una herramienta de política comercial (arancel).
Por qué la comparación de Trump es peligrosa
Al equiparar el IVA con un arancel, Trump justifica sus medidas como una “respuesta” a supuestas prácticas desleales de la UE. Pero esta lógica es un “sinsentido” que ignora cómo funcionan los sistemas tributarios. Si EEUU termina aplicando aranceles equivalentes al IVA europeo (que en países como Hungría llega al 27%), productos como el vino californiano o los vaqueros estadounidenses se encarecerían artificialmente en Europa, perjudicando a sus propios exportadores.
La UE ya ha rechazado esta postura: el 12 de febrero de 2025, el comisario europeo de Comercio, Maroš ŠefÄoviÄ, recordó que los aranceles son impuestos que dañan a empresas y consumidores; por lo que Trump estará gravando a sus propios ciudadanos y aumentará la inflación.
Esta medida, si bien aún no se materializa de forma inmediata, genera incertidumbre en los mercados y puede llegar a impactar de forma directa e indirecta en nuestra región.
Agricultura: posible aumento de costes de producción y distribución
El plátano, símbolo agrícola de las islas, ya sufre una crisis estructural. En 2024, las exportaciones nacionales cayeron un 6% en volumen (373 millones de kilos), aunque su valor repuntó un 25% tras medidas de ajuste como destinar 5,5 millones de kilos a alimentación animal. Los aranceles de Trump podrían agravar esta situación al encarecer los costes logísticos y otros costes indirectos de los productos agrícolas.
Sergio Cáceres, gerente de Asprocan, comenta que “esta situación provoca inestabilidad económica mundial que afecta a Canarias como a todo el comercio europeo por la incertidumbre que genera, pero aún es pronto para ver los costes indirectos que podría causar una medida así a nuestros agricultores.”
Sin embargo, recalca que el mayor problema que enfrentan todos los agricultores canarios -indiferentemente de lo que cultiven- son las importaciones por parte de la Unión Europea de productos agrícolas de terceros países con menores requisitos técnicos y medioambientales que los exigidos dentro de los países europeos. El principal foco de la asociación sigue en la desigualdad de requisitos de producción; buscan que en la UE se exijan los mismos estándares a las importaciones de terceros países que a los países comunitarios, de modo que se igualen las barreras productivas.
Los productos agrícolas que sí que importamos en Canarias de manera directa desde Estados Unidos como nueces (28,5% importado en 2023 ), almendras (28,4%) o pistachos (26,6%) podrían subir su precio en los supermercados si la Unión Europea termina aplicando aranceles en respuesta.
Importaciones más caras: coches, carne y tecnología
Canarias es un importador neto (4.340 millones de euros en 2023), con sectores críticos como los vehículos alemanes (724 millones) y el petróleo refinado (466 millones). Si la UE responde a los aranceles de Trump con medidas similares, productos como los coches (55,5 millones importados en noviembre de 2024), las anteriormente mencionadas nueces o la carne bovina (10,1 millones) subirían de precio para los canarios.
Esto ya ocurrió en 2018: los aranceles de Trump al acero europeo provocaron que la UE gravara productos como el whiskey estadounidense y las motos Harley-Davidson.
Así, un Volkswagen Golf importado de Alemania, que ya cuesta un 10% más que en la Península por los costes logísticos, podría ver su precio incrementado en otro 15-20%, afectando a familias y empresas de alquiler de coches, clave para el turismo. La patronal de automoción (Faconauto), consultada por este periódico, ha preferido no pronunciarse al respecto.
Turismo: el fantasma de la desaceleración global
Aunque solo el 3% de los turistas en Canarias son estadounidenses, una guerra comercial podría reducir el poder adquisitivo de los europeos, que representan el 90% de los visitantes. En 2020, la incertidumbre por los aranceles y la pandemia hundieron las exportaciones españolas a EE.UU. un 10%. Una caída similar en la demanda turística afectaría a hoteles, restaurantes y transporte.
Además, la posible subida de precios en Europa -por ejemplo, en combustibles o alimentos- reduciría el gasto medio de los turistas. Durante la crisis de 2008 el turismo en Canarias cayó, y la recuperación tardó años.
Cabe destacar que esa experiencia refuerza la preocupación de que una desaceleración similar, derivada de tensiones comerciales, podría impactar de nuevo negativamente en el sector turístico canario.
Sin embargo, al consultar con la patronal turística (Federación de Empresarios de Hostelería y Turismo -FEHT-) responden que “los ingresos del sector turístico canario vienen del mercado europeo. Obviamente estamos interesados en la buena marcha de la economía europea, que es la que trae visitantes a las islas”, pero que aún sería pronto para pronunciarse sobre los posibles impactos indirectos a este sector.
El informe de coyuntura de la Confederación Canaria de Empresarios, publicado el pasado enero, revela un panorama relativamente favorable en Canarias, con un IPC moderado del 0,1% mensual (2,2% interanual) y una marcada reducción del desempleo -2.541 parados menos en diciembre, lo que representa un descenso interanual del 6,85% (11.501 menos)-, además de un incremento interanual de 30.761 afiliados a la Seguridad Social (3,4%). No obstante, la aplicación de aranceles estadounidenses a Europa podría agravar las presiones sobre un mercado que, aunque sólido en algunos aspectos, se caracteriza por la sensibilidad en sectores como la vivienda y la hostelería (con aumentos de precio interanuales de 6,3% y 4,1% respectivamente). Esta medida podría traducirse en un encarecimiento de las materias primas importadas y, en consecuencia, en un incremento de precios que presione el consumo, mientras que la ya significativa caída mensual en la formalización de contratos (11,7%, equivalente a 7.652 contratos menos) podría verse afectada negativamente ante mayores incertidumbres comerciales.
En definitiva, si se implementan dichos aranceles, el entorno económico canario, dependiente en gran medida del comercio exterior, podría experimentar un efecto dominó que, sumado a la presión inflacionaria, frene el crecimiento y la recuperación del empleo.
Vulnerabilidad estructural: poca diversificación
Canarias tiene una complejidad económica de -0,20, según el OEC, lo que refleja su dependencia de sectores poco tecnológicos como el petróleo (35% de las exportaciones) y el turismo (30% del PIB). Esto la hace frágil ante shocks externos. Por ejemplo, en 2022, la guerra en Ucrania disparó las importaciones canarias de gas estadounidense, aumentando el déficit comercial en un 8%. Los aranceles profundizarían esta dependencia, limitando la capacidad de las islas para invertir en sectores emergentes como las renovables.
Un ejemplo positivo de diversificación es el incipiente sector de perfumes y piezas de aviación, que en 2023 sumaron 53,2 y 39,3 millones en exportaciones, respectivamente. Sin embargo, estos nichos aún son marginales frente a la hegemonía del petróleo y el turismo.
Resiliencia y unidad frente a los aranceles: lecciones de Canadá para Canarias
La amenaza de los aranceles de Trump exige a Canarias no solo prepararse para el impacto económico, sino también aprender de ejemplos globales de resistencia. En Canadá, donde el 80% de las exportaciones dependen de EEUU, empresarios y ciudadanos han respondido a las medidas proteccionistas con un patriotismo económico sin precedentes: desde la fabricación de gorras con lemas como “Canadá no se vende” hasta boicots a productos estadounidenses y el impulso de compras locales. Esta movilización, que ha unido a conservadores y liberales e incluye el apoyo de los empresarios canadienses, muestra que la cohesión social y la defensa de la identidad son armas poderosas contra el chantaje comercial.
Para Canarias, resistir los aranceles implicaría reforzar la producción local y diversificar mercados, tal como sugiere el éxito incipiente de exportaciones canarias a Senegal (17,1 millones en 2024) o el potencial de nichos como los perfumes. Además, es crucial que las instituciones apoyen a sectores vulnerables con subsidios temporales, como los aplicados en 2020 para paliar la crisis del plátano, y promuevan alianzas con la UE para negociar exenciones.
La historia reciente enseña que las economías abiertas pero frágiles, como la canaria, pueden salir fortalecidas de las crisis si apuestan por la innovación y la autosuficiencia. El caso canadiense demuestra que, incluso bajo presión, es posible convertir una amenaza en oportunidad: el 44% de sus ciudadanos hoy se sienten más orgullosos de su país que en diciembre de 2024, según la encuesta publicada este febrero por el Instituto Angus Reid.
Los aranceles de Trump no son solo una amenaza lejana: son un recordatorio de que la economía canaria debe reducir su dependencia exterior. Si entran en vigor estas medidas, mientras la UE negocia con Trump, los ciudadanos notarán subidas de precios sobre todo en gasolina, coches y alimentos.
Canarias tiene herramientas: su posición geográfica, recursos naturales y tejido empresarial. Pero requiere voluntad política y unidad ciudadana. Ante un escenario de aranceles, plantar cara a los abusos de Trump no será fácil, pero el archipiélago puede inspirarse en quienes, al otro lado del Atlántico, están demostrando que la dignidad económica se defiende con creatividad, cooperación y orgullo local.