Como todo proceso de cambio, la transformación hacia la economía digital genera incertidumbre. Según un informe del Banco de España, las criptomonedas movieron unos 60.000 millones de euros en el país en 2021. Sin embargo, buena parte de la población aún desconoce qué es y cómo funciona la tecnología blockchain que cobija esas transacciones. El dinero en metálico, las monedas y billetes físicos, siguen siendo el método de pago más utilizado, pero la tendencia apunta a su paulatino abandono y un tránsito definitivo hacia métodos electrónicos, un escenario que suscita dudas acerca de asuntos como la ciberseguridad, la transparencia, los mecanismos de control o los delitos cibernéticos.
A estas cuestiones ha tratado de dar respuesta el último episodio de Informe Trópico, emitido este domingo en la Televisión Canaria. Para el empresario y economista Enrique Hernández, especialista en blockchain, criptoeconomía y bitcoin, una de las ventajas del nuevo modelo es que permitirá aflorar la economía sumergida, que en Canarias equivale aproximadamente al 25% del PIB, aumentar la capacidad recaudatoria y combatir mejor “el fraude fiscal, la corrupción y el blanqueo de capitales”. “En internet todo deja huella, todo es trazable, monitorizable y hay un mayor control y fiscalización de dónde va el dinero”, sostiene Sabina Hernández, experta en economía digital y consultora de transformación digital e innovación estratégica.
“La cuestión”, precisa Hernández, “es si culturalmente estamos preparados para ese control de privacidad”. En esta misma línea, Stella Luna de María, licenciada en Física y Matemáticas, máster en Finanzas Cuantitativas y consultora de tecnología, cree que la mayoría de la gente “todavía no es consciente de que hay un gran hermano que está todo el rato viendo las transacciones, las transferencias. Todo lo que sucede por un medio electrónico, por un medio digital, queda registrado y alguien lo puede mirar”.
Stella Luna de María, experta en protección de datos, incide en la necesidad de que los usuarios implementen buenas prácticas en materia de seguridad, como cambiar las contraseñas de forma frecuente, “no conectarse a la primera (red) wifi” o no dar permisos a las aplicaciones para que accedan a los contactos o a las fotos. “En internet hay que gente que tiene intereses espurios e intenciones ocultas”, remarca la especialista.
Sobre el uso de las criptomonedas, apela a la responsabilidad individual. “La gente tiene que saber dónde se mete. Toda esa gente que invierte en bitcoins sin saber qué es el blockchain, sin tener ni idea de tecnología, de algoritmos ni de nada, está jugando a la ruleta. Puede salir rojo como puede salir negro. Te puedes comprar una cosa o puedes perder todo”.
La también CEO de Pentaquark Consulting recuerda casos como el de la plataforma de intercambio de criptomonedas FTX, que en otoño del año pasado “colapsó y se fue a cero porque el algoritmo estaba definido de una manera que la criptomoneda no estaba respaldada en nada, era un algoritmo falso en que el valor se podía manipular por los propios creadores de la moneda”. Su fundador, Sam Bankman-Fried, fue detenido en Bahamas y será juzgado en Estados Unidos acusado de varios cargos.
Para Stella Luna de María habrá más seguridad en estos entornos cuando se produzca un equilibrio entre el conocimiento tecnológico de la población y el refinamiento de los sistemas tecnológicos. “Todavía no estamos en ese momento. Ahora estamos en el momento de encontrar el oro en la mina y entonces hay todo tipo de pillaje”.
En El Salvador las cripto son ya monedas de curso legal. “Es una auténtica locura. Para ser un usuario ágil y encontrarle el beneficio, hay que tener una cultura tecnológica muy amplia y al final el presidente de El Salvador ha hecho que los granjeros compren sus materias primas en bitcoin cuando no entienden lo que es, no están preparados (...) Una cosa es invertir y otra que sea moneda de curso legal para el intercambio del día a día”, advierte.
Enrique Hernández, que es también CEO de Canarias Bitcoin, coincide. “Se ha hecho de una forma desesperada, tratando de buscar alguna medida económica que pueda salvar el país”. El economista considera que dentro de unos años habrá una adopción masiva y la población no necesitará pensar “qué hay detrás de los bitcoins y las criptomonedas, porque no pensamos tampoco lo que hay detrás de las tarjetas de crédito cuando pagamos, no nos ponemos a pensar qué tecnologían usan Visa o Mastercard”.
'Blockchain'
La blockchain o cadena de bloques hace referencia a una tecnología digital que funciona como una libreta de contabilidad compartida en la que se registran todo tipo de transacciones digitales. Esa información se almacena en bloques interconectados que no se pueden manipular. “En el pasado, transferir dinero y representar valor en internet requería siempre una autoridad central. Nosotros podemos transferir dinero a través de PayPal o podemos pagar a través de una TPV (terminal punto de venta) al banco. Blockchain lo que aportó, al ser una libreta compartida y distribuida entre muchas personas, es que no hay una autoridad central, sino que está descentralizado”, apunta Antonio Estévez, director técnico de Open Canarias. ¿Cuál es la ventaja? “Una autoridad central puede manipular la información. Desde el momento en que tenemos esto descentralizado significa que podemos realizar actividad económica sin que existan esos terceros que intervienen”. No es casualidad que esta tecnología surgiera en el año 2008, coincidiendo con la crisis financiera tras la quiebra del banco de inversiones estadounidense Lehman Brothers.
Uno de los problemas que plantea, sin embargo, es el elevado consumo energético. “Para minar, para encontrar el siguiente bloque que te genera la siguiente moneda, tienes que descifrar una clave algorítmica y para descifrarla hay dos modos. De manera determinista, que es encontrar la clave, o lo que hace la gente, que es emitir de manera aleatoria una cantidad ingente de claves hasta que acierta una. Entonces estás poniendo la máquina todo el rato a trabajar y eso genera mucho consumo energético”, explica Luna de María. “Esas industrias van a ir evolucionando, van a ir a buscar nuevos métodos para consumir menos y ser más rentables”, añade Enrique Hernández.
Ciberdelitos
Otra de las aristas en el debate sobre la economía digital tiene que ver con los ciberdelitos, que han aumentado un 72% en el último año. Según Sabina Hernández, las estafas proliferan por una confluencia de factores. “Están jugando con la ventaja de que hay una tecnología accesible más específica que desconoce la mayor parte de la población. Tienes una ventaja en la red que no tienes en el mundo físico”.
Uno de los casos conocidos es el de Arbistar, que ha afectado a unas 32.000 personas. “Vendía un producto, un software, para el cual uno invertía en bitcoins y semanalmente me daba una rentabilidad X. ¿Qué me dio más confianza? Que había pasado el filtro de la Zona Especial Canaria. Ellos lo anunciaban a bombo y platillo”, cuenta uno de los afectados, que perdió 16.000 euros. “Ellos vendían la idea de que tenían un bot comunitario que compraba barato y vendía más caro. Así obtenía una rentabilidad. Ese bot nunca existió”, agrega.
“En los casos que estamos viendo se está vendiendo humo. Detrás de Arbistar no había nada, pero la tecnología es segura en un alto porcentaje. Bitcoin no ha fallado nunca desde 2009. El problema está en que quieren vender en nombre de y la gente pica”, sostiene Enrique Hernández.