Finalizada la rehabilitación de la ermita de Santa Catalina en el Pueblo Canario

El Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria finaliza la rehabilitación de la ermita de Santa Catalina en el Pueblo Canario.

Canarias Ahora

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Las obras de rehabilitación de la ermita de Santa Cantalina han finalizado este martes, cuyos trabajos han permitido mejorar la a accesibilidad, restaurar la madera dañada, renovar las instalaciones y recuperar el pavimento de finales del siglo XIX o principios del XX, que fue descubierto durante los trabajos, y que ha contado con una inversión de 437.950 euros.

La alcaldesa de Las Palmas de Gran Canaria, Carolina Darias, ha visitado este martes el complejo arquitectónico del Pueblo Canario, declarado Bien de Interés Cultural (BIC), quien ha señalado que “estamos hablando de un espacio con una altísima protección, en el que las vicisitudes de las dinámicas de la obra han hecho que hayan ido apareciendo elementos novedosos, como es este pavimento, que data de finales del siglo XIX y principios del XX, que ha sido integrado en la recuperación del edificio”.

Darias ha destacado los procesos para restaurar la madera, “una labor artesanal muy minuciosa”, así como los trabajos para mejorar la accesibilidad con la creación de la rampa en el acceso principal y establecer todo el suelo a la misma altura para mejorar el tránsito de las personas. La regidora capitalina también ha hecho referencia a los próximos pasos a seguir para que el templo vuelva a acoger bodas civiles.

El descubrimiento del pavimento que había sido instalado en las naves central y norte hace más de un siglo, y que estaba sepultado a 30 centímetros de profundidad, se localizaron gracias a los trabajos para reducir la altura del piso, con el objetivo inicial de impermeabilizar, canalizar las instalaciones y crear una cota a la misma altura para así facilitar el tránsito de las personas con movilidad reducida, permitieron localizar el suelo que estaba

El piso exhumado en la nave central, prefabricado de hormigón con polvillo de cantería (aparentemente de piedra) de formato 50x25x15 centímetros, data de finales del siglo XIX o principios del XX. Ocupa una superficie de 36 metros cuadrados de un total de 68 de superficie que tiene esta nave. Por su valor patrimonial, los técnicos municipales procedieron a su recuperación.

La intervención prosiguió en la nave norte donde, durante otra excavación, se localizó un nuevo pavimento preexistente prefabricado de hormigón a unos 49 centímetros del nivel existente y con un formato de 42,5x42,5x3 centímetros. Este piso también ha sido recuperado y algunas piezas que tuvieron que ser retiradas fueron reutilizadas en la nave sur.

El Ayuntamiento ha explicado que ambos pavimentos antiguos se encontraban al mismo nivel, por lo que se estima que fueron instalados en el mismo momento histórico. La exhumación de los suelos obligó a reubicar la climatización de la ermita, que en un principio iba a ir enterrada. Con el modificado del proyecto se incluyó un nuevo trazado por los dos zócalos situados a ambos laterales de la nave central.

Otra de las intervenciones desarrolladas en el templo fue la reconstrucción de la madera de la cubierta, puertas y ventanas. Esta actuación ha requerido del trabajo de un ebanista especializado en el tratamiento de la madera de tea debido al deterioro que presentaban algunas de las piezas por el paso del tiempo.

Esta restauración ha permitido recuperar la gran mayoría de las vigas del tejado, las ventanas, los marcos y las puertas, que tuvieron que ser ampliadas de tamaño en unos 30 centímetros para así adaptarlas a los antiguos pisos localizados durante las excavaciones.

Las obras de restauración del edificio han permitido, asimismo, renovar la cubierta, muros, carpinterías, pavimentos y revestimientos, así como la sustitución de las instalaciones de saneamiento, electricidad y telecomunicaciones.

Otra de las intervenciones ha sido la pintura exterior del edificio, que recupera el blanco original del Pueblo Canario, diseñado por el pintor Néstor Martín Fernández de la Torre y construido durante las décadas 40 y 50 del siglo pasado por su hermano, el arquitecto Miguel Martín Fernández de la Torre. Este regreso al color primigenio también se trasladará al Museo Néstor.

Murales del artista grancanario Jesús Arencibia

La actuación desarrollada en la ermita de Santa Catalina continuará próximamente con la retirada de la estructura que protege los murales expresionistas del artista nacido en Tamaraceite Jesús Arencibia. Estas obras, que cubren las paredes de la nave principal y están inspirados en la iconografía de Santa Catalina de Alejandría, fueron realizadas entre 1957 y 1958, y han estado protegidas durante las obras por paneles de madera ignífuga e hidrófuga y sellamiento de juntas y posibles entradas de aire o polvo, según las directrices de la restauradora Amparo Caballero.

Esta operación, que estará coordinada entre el Ayuntamiento y el Cabildo, será desarrollada por personas expertas en la materia para proteger las imágenes y verificar si se ha producido algún daño para proceder a su restauración.

La finalización de los trabajos coincide con el inicio del proceso de licitación de la rehabilitación del Museo Néstor, para el que se destinarán 3,5 millones de euros. El proyecto recoge mejoras en la accesibilidad a todo el edificio, la ampliación del semisótano para un gran almacén o la creación de un pavimento exterior que podría ser utilizado para exposiciones.

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