“Los riscos terminaban en cúpulas, de un rojo menos ardiente que el resto de la montaña; más bien grises y apagadas. Estas cúpulas daban, a este irresistible lugar, a esta vía religiosa que superaba toda imaginación, la última apariencia de una arquitectura bizantina. Los ejércitos árabes se habrían perdido en su amplitud y una escuadrilla de aviones habría podido volar en formación dentro de sus muros. Nuestra pequeña caravana intimidada quedaba envuelta en un silencio mortal, asustada y avergonzada de ostentar su pequeñez en presencia de tan maravillosas sierras”. En 1917 el oficial británico Thomas Edward Lawrence viajó desde El Cairo hasta el corazón de Arabia para levantar a las tribus beduinas contra el Imperio Turco durante la Primera Guerra Mundial. Wadi Rum, en el sur de la actual Jordania, fue uno de los principales teatros de operaciones de Lawrence y ‘sus’ árabes alzados.
La historia de este personaje es fascinante. Como estudiante de Historia recorrió a pie gran parte de Oriente Medio documentándose para elaborar su tesis doctoral sobre los castillos cruzados en la región. Fue el inicio de una relación con la región que lo convirtió en uno de los mejores arabistas de su época. Las expediciones científicas fueron sólo el comienzo. Su actividad como militar y, posteriormente, como diplomático forjaron la leyenda de un hombre que, con sus luces y sus sombras, se convirtió en una leyenda. ‘Los Siete Pilares de la Sabiduría’ son un libro imprescindible para cualquier amante de la literatura de viajes. En él se recogen sus experiencias en la región y su fascinación por lugares como el Wadi Rum.
El alma del Wadi Rum (Valle Alto –la media de altitud supera los 1.600 metros-) se puede rastrear en lugares como Nafshiya. Para el viajero de estos tiempos, estas inscripciones y dibujos realizados en las rocas (aquí puedes ver complejos grupos de petroglifos donde se representan camellos, jinetes a caballo, cazadores, viejas inscripciones, misteriosos símbolos, avestruces, íbices…) son una curiosidad arqueológica y artística que añade atractivo e interés a un paisaje abrumador. Pero para los hombres y mujeres que recorrieron estos parajes durante siglos, estas huellas en la roca eran vitales para seguir los caminos, encontrar las fuentes de agua o evitar peligros. Son enormes sistemas de señales para las caravanas que conectaban el Índico con el Mediterráneo y que, por ejemplo, sirven para explicar el auge y esplendor de la ciudad de Petra que se encuentra a apenas 115 kilómetros de aquí.
En las rocas del Wadi Rum se han localizado más de 50.000 petroglifos (de todo tipo) que abarcan un lapso de tiempo que comienza hace unos 10.000 años y termina antes de ayer, como quien dice. Pero el grueso de las inscripciones se concentra entre los siglos II antes de Cristo y IV de nuestra era; justo los años de mayor esplendor de la magnífica Petra. Los desiertos son lugares que suelen estar llenos de cosas. Y este rincón del mundo, que forma parte del listado del Patrimonio Mundial de la UNESCO, no es una excepción. A los paisajes marcados por la alternancia de arenas y peñascos hay que sumar la intensidad de la cultura beduina que sobrevive más allá de los pastiches turísticos. Y el cielo. Que pesa. Un ‘techo’ que nos recuerda a aquel Cielo Protector (The Sheltering Sky) que el escritor Paul Bowles supo ver en otro desierto al otro lado del mundo islámico (el Sáhara). Un cielo que por las noches se convierte en una cúpula cuajada de estrellas que estremece. Un lugar muy especial que hay que ir a ver al menos una vez en la vida.
Dos días en Wadi Rum.- Como mínimo tienes que dedicarle dos días a este lugar porque pasar una noche aquí es una de las experiencias más intensas que ofrece Jordania. Sí o sí hay que hacer una parada en el Centro de Visitantes (Wadi Rum Road). Aquí no sólo vas a encontrar un pequeño museo, una sala de audiovisuales o artesanías de la zona. También es el lugar para contratar excursiones y comprar la entrada a la reserva natural (o validar el Jordan Pass que incluye, entre otras, las entradas a Petra, Jerasa, Umm Quays, los principales lugares de Ammán y a más de 40 monumentos históricos y museos de todo el país). También es el lugar indicado para empezar a familiarizarte con este lugar. Desde aquí puedes acceder a pie a la Montaña de los Siete Pilares de la Sabiduría, bautizada así en honor a la obra de Lawrence.
¿Visitar el Wadi Rum con coche propio? Pues sentimos decirte que el asfalto apenas te va a dejar ver una mínima parte de este lugar. La Wadi Rum Rad llega hasta Wadi Rum Village, una zona de servicios que cuenta con algunos alojamientos y restaurantes. Desde el asfalto puedes visitar algunos lugares como la Estación de Tren, dónde puedes ver algunas reliquias muy bien conservadas de la antigua línea ferroviaria Al Hijaz-Aqaba; el propio centro de visitantes y los restos de una antigua ciudad nabatea. A este yacimiento arqueológico se accede directamente desde Wadi Rum Village y es uno de los lugares históricos más importantes de la región. Aquí podrás ver los restos de una ciudad, sus muros defensivos y lo que fue un templo dedicado a la diosa Al ‘Uzza, una de las divinidades más importantes del panteón nabateo. Este lugar pone de manifiesto que más allá de ser un lugar de conexión con la Península Arábiga, el Wadi Rum fue un espacio ocupado durante siglos.
¿Y venir hasta aquí en Transporte Público? Pues sí. La compañía de autobuses JETT conecta Wadi Rum Village con las ciudades de Aqaba y Wadi Musa -acceso a Petra- (unos 20 euros por trayecto en ambos casos). Aqaba está a unos 70 kilómetros de Wadi Rum. Un trayecto en taxi ronda los 80 euros. Alojarse en Wadi Rum.- Hay de todo y para todos. Desde los modestos hostales de Wadi Rum Village (con rangos de precios de hasta 15 euros por noche) a los lujosos glampings del desierto con tiendas de lujo de más de 1.000 euracos. Acampar en el Wadi Rum también ofrece una gran amplitud de precios. Todos los alojamientos ofrecen excursiones en 4x4 por este laberinto de montañas, cañones y desfiladeros.
Qué hay que ver en Wadi Rum.- La única manera de explorar estos parajes es a través de tours en 4x4 o paseos en camello o caballo. Cualquier tour que contrates debería incluir, al menos, estos lugares: Lawrence Springs, una fuente de agua que desde hace siglos es uno de los puntos más importantes del desierto (aquí puedes ver multitud de petroglifos y viejas acequias y albercas para dar de beber a personas y animales); Khazali Canyon, uno de los iconos de la reserva (aquí se combinan un desfiladero surrealista, la presencia de puntos de agua y los grabados rupestres); Lawrence’s House (apenas unos muros derruidos que sirvieron de vivienda para el mítico personaje, pero con una de las mejores vistas del lugar); Burdah Canyon (con inmensos arenales de gran belleza); Abu Khashaba Canyon y el Puente de roca de Umm Fruth (una de las formaciones rocosas más espectaculares del lugar). Si estás aquí varios días puedes contratar alguna excursión extra, pero nosotros te recomendamos dedicar una jornada a ver por tu cuenta lo que hay junto a la Wadi Rum Road y una segunda jornada a la excursión. Y si puedes, pasar aquí dos noches antes de seguir destino hacia la costa (la preciosa Aqaba con sus fortalezas otomanas, sus antiguas medinas y los arrecifes de coral) o hacia el norte si vas hacia Petra o el Mar Muerto.
Fotos bajo Licencia CC: Arian Zwegers; Kathleen; Uwe Brodrecht; Martin de Lusenet; Sam Amil; Hendrik Dacquin