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“La ciudadanía es la responsable de que Titiriguada haya vuelto”: así es el renacimiento “único” de un festival

Titiriguada, recuerda su director Alberto San Andrés, nació como una “pequeña muestra” dentro de las Ferias y las Fiestas de Guadalajara. Era entonces el año 2007. “Durante los siguientes seis años fue evolucionando y cogiendo notoriedad. A la gente le fue gustando el trabajo, la programación, las compañías elegidas y cómo se ambientó el espacio”, recuerda el director del evento que este año vuelve a la capital, tras la desaparición del festival en 2012.

El festival rápidamente llegó a uno de los lugares más emblemáticos de la capital alcarreña, los Jardines del Infantado. La reflexión de San Andrés respecto a la vuelta del festival que se inició es que fue la gente, los mismos espectadores los que lo hicieron posible. “La ciudadanía la responsable de que Titiriguada haya vuelto, en gran medida”, recalca.

“Lo que ha ocurrido en los últimos nueve años, en los que no ha habido festival, ha sido algo triste. Pero también algo muy bonito, porque todos los años, una persona, un medio de comunicación, un artista o un espectador hacía mención o recordaba algo que había vivido por primera vez en alguna edición del Titiriguada”, San Andrés. Por eso, para el director del evento la “llama” del festival nunca se terminó de apagar, aunque “estuviese a punto”. “Siempre estuvo ahí la llamita azul”, recalca.

San Andrés no quiso llevarse Titiriguada fuera de Guadalajara, a pesar de que era una posibilidad. “Podría haberlo hecho en otros sitios, pero la cuestión es que los titirobreros están aquí y yo siempre dije que si el festival volvía, yo estaría para devolver esta llamada”, asegura. Eso sí, no sin desgaste. “Yo me había cansado ya de intentar contacto con los políticos del PP. Fue un agotamiento, un desgaste y ya no iba a luchar más”, recalca.

Pero ahora que ha contado con el apoyo del Ayuntamiento para traer de nuevo las tablas, asegura que organizadores de eventos similares en otras partes de España, como Catalunya o Galicia le recalcan que es algo “único” que un evento cultural que se acabó haya vuelto con “tantos años de diferencia”. “Es algo muy bonito y espero que la apuesta sea duradera por parte del Ayuntamiento y que el apoyo vaya creciendo en su presupuesto para poder mantener la calidad”, recalca.

Titiriguada también quiere rescatar a los títeres y las personas que se dedican a hacer arte con ellos, para que dejen de ser un arte escénica “más bien marginada”. “Si se ve poco teatro, y sólo algo más de música, de los títeres es casi paupérrimo lo que se ve. Pero Titiriguada es sinónimo de calidad y la gente lo sabe, porque siempre hemos apostado por los mejores espectáculos, aquellos que llevan mucho tiempo, ilusión y amor. Es este el tipo de cosas que queremos difundir”, afirma San Andrés.

Potenciar la cultura de Guadalajara

“Cuando decidimos diseñar un proyecto que contribuyese a construir una ciudad mejor. Teníamos claro que había cosas que teníamos que cuidar, como el Maratón de los Cuentos o el Tenorio Mendocino”, explica la concejala alcarreña Sara Simón, de Festejos y Tradiciones. Titiriguada, explica, también era uno de ellos. “Fue una iniciativa que incomprensiblemente se dejó de realizar por parte del gobierno municipal. Es un festival internacional que no se celebra prácticamente en ninguna otra ciudad de España y debía recuperarse”, zanja.

Y es que “no podíamos dejar pasar la oportunidad de darle un valor añadido, de potenciar la cultura a la ciudad, porque lo hae mejor”, afirma. La apuesta del Gobierno municipal, asegura, es convertir a la ciudad en la de la cultura. “Porque la cultura es diversidad y libertad, y esto es lo que es Titiriguada, la diversidad de la cultura reunida en los jardines del Palacio del Infantado”, concluye.