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Lucero, el lince de tres patas que después de triunfar en Toledo busca pareja en Albacete para diseminar la especie

Lucero es un lince histórico. Nació y fue liberado en 2015, en la zona de los Montes de Toledo, uno de los territorios que mejor han acogido la reintroducción de la emblemática especie en la Península Ibérica. Era el número 23 entre los liberados en Castilla-La Mancha, pero el número 100 de los soltados en toda España, gracias al proyecto Life+Iberlince. Fue criado en el centro de La Olivilla, en Santa Elena. El ejemplar de lince demostró ser de gran ayuda para la cría de camadas en libertad, y ha sido el progenitor de un total de 21 cachorros, en ocho camadas diferentes desde entonces. Sin embargo, en 2019 fue uno de los ejemplares que sufrieron un atropello y debió ser trasladado al Centro de Recuperación de Fauna Silvestre 'El Chaparrillo', en Ciudad Real.

El atropello le causó una lesión neurológica que afectó a su pata delantera izquierda: el animal tenía una parálisis del nervio radial, presuntamente provocada por una trampa, de tipo lazo, según la memoria del Centro de Recuperación. Debido a que la lesión era irreversible, fue necesario amputar la extremidad. Entonces se pensaba que el ejemplar sería irrecuperable. Sin embargo, fue elegido para otro hito histórico.

Justo hace una semana, Lucero fue soltado nuevamente con una misión muy importante para Castilla-La Mancha: la de abarcar un territorio totalmente nuevo, el de Albacete. Hasta ahora, sólo se habían reintroducido linces en los Montes de Toledo y en la Sierra Morena Oriental, en Ciudad Real. El plan, desde un principio, explica Antonio Aranda, Jefe de Servicio de Espacios Naturales, era intentar expandir la especie hasta la provincia albaceteña. “Lucero se comportó muy bien en la zona donde tiene una amplia representación genética y ha dejado varias camadas, por lo menos ocho de unos veinte cachorros”, señala Aranda.  

“Ha estado recuperándose y se le ha enseñado a cazar en el centro del Chaparrillo, con sus circunstancias actuales”, señala el Jefe de servicio. Incluso, se le hizo una instalación exprofeso para el ejemplar, ya que en un principio se pensó que se dedicaría a la educación ambiental. “Pero era un animal muy receloso de la presencia humana y tuvimos que plantear qué podíamos hacer con él”, señala Aranda. Albacete también se eligió, porque no se podía liberar al animal en una zona con muchos machos, ya que podría correr peligro, por la territorialidad de los felinos. “Hubiera sido carne de cañón, debía liberarse donde no hubiese otros machos”.

La presencia de Quastellana

A principios de este año, se detectó la presencia de una hembra, Quastellana, que llegó a la provincia de Albacete y se hizo territorial. Fue el primer ejemplar de lince ibérico que permanece de forma estable en territorio albacetense tras iniciarse el programa de reintroducción. El Gobierno castellanomanchego activó un dispositivo de seguimiento y control veterinario del felino. Quastellana encontró alimento y refugio suficiente para poder vivir en la zona. Sólo ha pasado una semana desde la suelta de Lucero, y ambos linces ya se han encontrado. “Es positivo este encuentro, porque si no hubiese marcas de ejemplares de lince, el macho podría haberse marchado”, recalca Aranda. Además, existen antecedentes de ejemplares de la especie con tres extremidades que han sobrevivido.

Lucero también se ha sometido a un programa de seguimiento, para poder detectar problemas, como la falta de alimentación. Si se encuentran indicios de que el lince no se alimenta correctamente, la Junta procederá a la retirada del animal para volver a dejarlo en cautividad. “Reintroducir ejemplares en Albacete era algo que ya se planteaba, en el futuro plan de la especie. La provincia tiene zonas con hábitat adecuado para la especie y era un lugar que estudiábamos para trasladar ejemplares”, señala Aranda. Eso sí, advierte, se debe cuidar la cercanía de las carreteras, porque, recuerda, la principal causa de mortalidad de la especie es el atropello. “Si en vez de tenerlos encerrados se pueden liberar, mejor para ellos”, concluye.

Antecedentes del lince en Albacete

En los documentos técnicos previos a la revisión del Plan de Recuperación del lince en Castilla-La Mancha, se señala que a finales de los años 80 había una población de unos 400 ejemplares en la región. Se distribuían por el valle del Tiétar, Montes de Toledo occidentales y orientales, sierras occidentales de Ciudad Real, y Sierra Morena y también la Sierra del Relumbrar en Albacete. El documento señala asimismo que, sin embargo, a finales de la década habría desaparecido de las Sierras de Albacete. Igualmente se indica que había ejemplares, eso sí sin identificar, en todas las provincias de la región. “Probablemente” eran ejemplares “dispersantes” que no llegaron a asentarse nunca y que permanecían poco tiempo en cada zona. “No se puede por tanto descartar que aparezcan en el futuro linces en cualquier área potencialmente adecuada de la región”.