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Opinión - España: una democracia atascada. Por Rosa María Artal

Carmen Bachiller

31 de julio de 2020 21:03 h

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“Ves allí, amigo Sancho, donde se descubren treinta o pocos más desaforados gigantes con quien pienso hacer batalla y quitarles a todos las vidas”, decía Don Quijote de La Mancha al divisar las imponentes figuras de “casi dos leguas” en el horizonte en las que el fiel escudero solo veía la realidad de los molinos de viento que hoy siguen adornando el paisaje manchego y hacen las delicias de quienes los visitan.

En Castilla-La Mancha el viajero encontrará ejemplos de estas fabulosas máquinas de más de diez metros de altura en varios municipios entre Toledo, Ciudad Real y Cuenca.

El Romeral, Valdeolivas, Madridejos, Los Yébenes, Camuñas, Miguel Esteban o Belmonte son algunas de las localidades en las que uno o varios molinos peinan los vientos manchegos. En todas ellas se encuentran muestras de un pasado que la literatura y la acción del hombre han convertido en presente para deleite del viajero.

Estos molinos no son los más conocidos y por eso bien merecen una visita además de descubrir el patrimonio, la gastronomía, el entorno natural y los eventos culturales de los municipios que los albergan, aunque ese sea otro capítulo.

Disfrutar de los atardeceres a los pies de los gigantes manchegos es un placer que no hay que perderse. Os invitamos a hacerlo este verano y hablamos, con algo más de detalle, de los conjuntos más grandes y conocidos de Castilla-La Mancha.

Consuegra, la escolta molinera del centenario castillo

Quien viaja por la provincia de Toledo no debe dejar pasar la ocasión de subir al Cerro Calderico, en Consuegra, en el que se dibuja una de las estampas más características del paisaje manchego.

Doce molinos sirven de escolta al castillo que los investigadores datan de la época del Califato de Córdoba hasta pasar a manos de Alfonso VIII en el siglo XII.

La Oficina de Turismo organiza visitas guiadas al conjunto castillo-molinos que incluyen visitar el interior de uno de estos gigantes, aunque también se pueden hacer por libre. En esta localidad ofrecen una amplia gama de actividades. No olvides llevar a casa un poco del ‘Oro Rojo’ más preciado, el Azafrán de la Mancha.

La venta quijotesca de Puerto Lápice camino de Herencia

Dejamos atrás Consuegra para dirigirnos a Puerto Lápice ya en la provincia de Ciudad Real donde podemos hacer una parada para contemplar su típica arquitectura manchega (cuenta también con tres molinos de viento) en la que destacaron sus ventas allá por el siglo XVI.

Hoy se pueden conocer estas ventas e incluso tomar un refrigerio en alguna ellas antes de continuar el camino hacia la vecina Herencia. Por cierto, la localidad cuenta con un área para autocaravanas. 

Herencia se encuentra en el corazón de la Mancha, en la provincia de Ciudad Real y para ver sus molinos hay que subir a la Sierra de la Horca y de San Cristobal. Hay siete y todos tienen nombre de personajes femeninos que aparecen en el Quijote: El Ama, La Sobrina, Dulcinea, Maritornes, La Dueña Dolorida, La Duquesa y Teresa Panza.

Os sugerimos esperar al atardecer, e incluso al anochecer porque este conjunto de molinos es uno de los dos -de momento- con iluminación artística (junto a los de la vecina Alcázar de San Juan) en Castilla-La Mancha. Simplemente espectacular.

De Herencia no puedes marcharte sin un buen queso artesano. Es el paraíso para los amantes de este alimento.

Alcázar de San Juan, el Mirador de La Mancha

En Alcázar de San Juan (Ciudad Real) se han documentado hasta 19 molinos de viento y ocho de agua. Hoy se conservan cuatro y de ellos uno (el molino Rocinante) está dedicado a Centro de Interpretación del Paisaje Manchego y otro alberga una reconstrucción de la maquinaria original del siglo XVI que realiza moliendas tradicionales en diversas fechas a lo largo del año. Os sugerimos consultar las opciones a través de la Oficina de Turismo

El cerro de San Antón es el lugar que debe visitar el viajero para asomarse al ‘Mirador de La Mancha’ donde cuatro molinos (Fierabrás, Barcelona, Rocinante y Barataria) nos esperan.  En este lugar se puede aprovechar para conocer la Cueva del Polvorín y las Canteras.

Esta localidad tendrá visitas guiadas durante todos los fines de semana del verano. Para apuntar en la agenda: el fin de semana del 8 y 9 de agosto la localidad celebra la Noche del Patrimonio. 

Campo de Criptana, icono quijotesco

Una vez que salimos de Alcázar de San Juan no es difícil llegar al paraje que define el skyline criptanense con sus diez molinos, cinco de ellos visitables. El Molino Infante, el Burleta, el Culebro, que alberga el Museo de Sara Montiel, el Quimera, que acoge el Museo sobre la Semana Santa de la localidad y el Molino Poyatos, punto de información turística forman uno de los conjuntos patrimoniales más visitados en la región.

Os animamos a hacerlo al atardecer y no solo por las vistas del lugar, sino por los colores rojizos de la puesta de sol a los que en breve se sumarán los de una iluminación artística especial. Por cierto, algunos de ellos conservan la maquinaria original del siglo XVI.

Por eso sugerimos una visita guiada que se puede reservar en la Oficina de Turismo que hay en el molino Poyatos. Toda la información se puede encontrar en su web Tierra de Gigantes.

Ya que se visita la Sierra de los Molinos o el Cerro de la Paz, hay que aprovechar para pasear por el barrio del Albaicín, tan típicamente manchego con sus casas pintadas en blanco y añil.

Por cierto, Campo de Criptana está apenas una veintena de kilómetros de El Toboso (Toledo) en la que ‘vivía’ la mujer por la que Don Quijote bebía los vientos (de los molinos claro). Hablamos de Dulcinea.

La visita a la localidad toledana (se sitúa muy cerca del límite con Ciudad Real) es imprescindible para adentrarse en los secretos del libro más universal de la literatura española pero también es la antesala para disfrutar de una de las estampas más espectaculares del universo quijotesco.

En los molinos de viento por tierras conquenses

Desde el Toboso vale la pena acercarse a otro punto estratégico de Castilla-La Mancha cuando se busca el rastro de los gigantes. Y es que no solo encontramos molinos de viento en Toledo o en Ciudad Real.

Nos vamos ahora hacia el ‘Balcón de La Mancha’, en la provincia de Cuenca. Hablamos de Mota del Cuervo, una localidad considerada de paso a lo largo de la historia en la os sugerimos no perderse la molienda tradicional que se realiza en El Gigante, uno de los siete molinos de este municipio que es también la Oficina de Turismo. Se realiza los sábados entre las 10 y las 13:45 horas. No se hacen reservas y la entrada a disfrutar de la actividad se produce por estricto orden de llegada, pero lo mejor es consultar en la Oficina de Turismo. 

Por cierto, en uno de sus molinos, el ‘Goethe’ acaba de abrirse el Museo Austion Tirado de escultura, sin duda un aliciente más para visitarlos.

(*) CONTENIDO PATROCINADO POR LA JUNTA DE COMUNIDADES DE CASTILLA-LA MANCHA

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