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Yo confieso
Memorias políticas de Francisco Igea (III)

Con el PSOE, no

Francisco Igea y Alfonso Fernández Mañueco
26 de marzo de 2024 12:20 h

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Es 18 de junio de 2019, son las 13 horas y quedan apenas tres días y aún está todo en el aire. Las pasadas elecciones nos han dejado como árbitros de la situación en todo el país. En abril habíamos sacado 8 diputados 'ciudadanos' por Castilla y León al Congreso de los Diputados y en mayo sacamos 12 procuradores.

Estamos en la sede de la calle Santiago, Fran Hervías, José María Espejo y un servidor. Todo puede saltar por los aires. La tensión de estos días ha sido máxima. En 72 horas se constituyen las Cortes y aún no tenemos siquiera decidido quién va a presidirlas ¿Cómo habíamos llegado hasta ahí?

Una sentencia, un borracho y una ambición

Para entender lo sucedido esos días conviene recordar los antecedentes. El 24 de mayo de 2018 la Audiencia Nacional condena a los implicados en la Gürtel por delitos de prevaricación, cohecho, malversación y fraude a diferentes penas de prisión. La sentencia, demoledora en sus más de 1.600 folios, hace una cruda narración de la corrupción del PP al que condena a título lucrativo.

Nuestro apoyo al PP no podía continuar. Albert Rivera se equivoca. Vuelve a intentar una maniobra que ya había tenido éxito en Murcia y Madrid , eliminar a Mariano Rajoy pero continuar apoyando un gobierno de Soraya Sáenz de Santamaría o bien forzarles a convocar elecciones. Era un momento en el que estábamos en lo más alto de las encuestas. Albert declara en las primeras horas que “hay un antes y un después” pero deja en la indefinición nuestra postura. Convoca ejecutiva para el lunes 28 de mayo pero Pedro Sanchez es más rápido y registra la moción el mismo día 25. Albert se ve forzado a admitir que “la legislatura está agotada” pero se resiste a apoyar la moción. Mientras el PNV guarda silencio y fuerza al PSOE a comprar su voto. Los jeltzales, como siempre, sacan el más alto precio posible. Eso incluye admitir los presupuestos en los que el PNV había sacado una notable tajada y una subida de las pensiones que pagaríamos todos los españoles, menos los vascos. Una notable maniobra en el cálculo del cupo.

Albert insistía en una estrategia imposible. Intentar forzar unas elecciones que nadie quería. Nadie porque el PP sabía que se hundía, el PSOE que no llegaría y los nacionalistas nos odiaban sobre todas las cosas. Nadie arriesgaría ir a unas elecciones en las que las encuestas nos daban como seguros ganadores con 28% de los votos.

Mariano lo tenía claro. Era mejor dejar el país en manos de Podemos y los nacionalistas antes que arriesgarse a ver desaparecer su partido en unas elecciones. A esto le llaman patriotismo en el PP. 

Algunos propusimos abstenernos, para no vernos manchados por la mierda del PP y marcar así nuestra incompatibilidad con la corrupción. Lamentablemente por aquel entonces nadie osaba a desafiar el olfato de Rivera.

Mariano, hundido por la presión, abandonó vergonzosamente el hemiciclo sin acabar el debate para ir a emborracharse con una botella de whisky al 'Aray'. El muy caradura escribiría tiempo después un libro con el irónico título de 'Política para adultos'.

Todo a babor. La foto de Colón 

El resto de la legislatura se desarrolló con las constantes humillaciones del nacionalismo al Gobierno que iban calentando el ambiente de forma progresiva. Cada día de pleno era una provocación y Gabriel Rufián era sin duda el diputado que más honor hacía a su apellido. El hemiciclo era una constante olla a presión. Un diputado de Esquerra llegaría a escupir, literalmente, al ministro Josep Borrell al pasar frente al banco azul después de que Rufián fuese expulsado.

Nos dejamos arrastrar por ese ambiente de polarización y acabamos cometiendo el inmenso error de acudir en febrero de 2019 a la plaza de Colon de la mano de VOX y PP.

Aquella mañana todo eran banderas, himnos y situaciones forzadas. No faltaba allí nuestra bandera arcoíris, que se utilizaba siempre como una especie de ristra de ajos contra el vampiro de la ultraderecha. Al finalizar hubo un momento de tensión. Begoña Villacís gritó ¡Vamos, vamos, subid que Albert no puede salir al lado de Abascal! Hubo que subir a toda prisa al monumento para rodear a Albert. Algunos, como Valls y Toni Roldán, se negaron. Yo, afortunadamente, reaccioné tarde. Aquella foto marcó nuestro destino. Ya nada nos sacaría de la trinchera.

Los náufragos del PP se suben al bote

Días después Sanchez pierde la votación de presupuestos y convoca elecciones el 28 de abril. Empiezan a aparecer, como setas tras la lluvia, fichajes del PP en nuestras listas. Decenas de cargos intermedios desesperados por sus malas perspectivas. El último en saltar ya en plena confección de las listas sería Angel Garrido, que había llegado a ser presidente de la Comunidad de Madrid después que que obligásemos a Cristina Cifuentes a dimitir. Más de una treintena de cargos que incluían a expresidentes autonómicos como José Ramón Bauza. Eso sin contar el fracaso de la maniobra de Silvia Clemente. Es cierto que Albert lo trufó todo un poco con candidatos provenientes del PSOE. Candidatos como Soraya Rodríguez o el difunto ex director de la Guardia Civil, Joan Mesquida.

No fue suficiente. Apestaba a gaviota por todos lados. La apuesta estaba clara: desbancar al PP hundido por la corrupción

Sorpasso interruptus. Primera Ejecutiva

Las elecciones de abril dejaron un difícil panorama y una notable frustración en Albert. 200.000 votos, SÓLO 200.000 votos. Menos de un punto porcentual, nos habían impedido superar al PP. Pablo Casado, a pesar de su inexperiencia, había aguantado. Por los pelos, pero había aguantado. No había mayoría posible por la derecha y los gritos en Ferraz fueron inequívocos “con Rivera No, con Rivera No”. “Yo creo que ha quedado bastante claro”, respondió Sanchez con alborozo por parte de la multitud. Nadie sabe cuánto daño hacen esas pequeñas ofensas en el ego inconmensurable de los políticos. Albert no lo olvidaría nunca.

Las autonómicas de mayo confirmaron nuestra incapacidad para batir al PP. Esta vez ni siquiera en Madrid. El descenso en votos en apenas unas semanas había sido notable. Aún así, teníamos todo el poder para decidir. Los gobiernos autonómicos, la alcaldía de Madrid, el gobierno de la nación. Todo.

El 3 de junio se reunió por primera vez la Ejecutiva de Ciudadanos después de las elecciones. Algunos éramos plenamente conscientes de nuestra responsabilidad. Por primera vez en muchos meses se planteó un debate largo y tenso. Lo más urgente eran los municipios que tenían que constituirse en dos semanas. Allí había una decisión de primera magnitud política. Entregar el gobierno a Ada Colau o al independentismo. Como se decidiese aquella primera etapa era decisivo. Luis Garicano hizo una firme defensa de la posición de Manuel Valls. Entre la izquierda o el independentismo la cosa no admitía dudas. Sin embargo la resistencia de Albert e Inés Arrimadas fue brutal y, por otra parte, bastante falta de consideración.

Después hubo un largo debate, de casi tres horas de duración, en el que algunos, como Begoña y yo, intentamos salvar las posibilidades de pactar a izquierda o derecha. Apelamos a lo sucedido en Andalucía para no mantener gobiernos de más de 30 años. Finalmente llegamos a un acuerdo. La palabra sería “preferente” y no “excluyente” El PP sería nuestro socio “preferente”. Preferente nos permitía seguir intentándolo. Pero todos sabíamos que era un “acuerdo trampa”. Albert tenía la decisión tomada. Por otra parte yo, en concreto yo, no podría pactar con quien quisiera. Había desafiado a Albert una vez. No tolerarían que volviera a hacerlo

Empieza el baile en Castilla y León

Sin embargo, ya había comenzado a hablar con Luis Tudanca sin permiso, ni conocimiento, del partido. Nos habíamos visto en un acto en la Universidad de Burgos y habíamos quedado en continuar hablando. Ese mismo 3 de junio por la mañana habíamos cruzado mensajes antes de la ejecutiva. Mensajes donde yo le explicaba la dificultad que suponía movimientos como el de María Chivite en Navarra. Mi frase en ese mensaje fue: “hagamos lo posible por hacerlo posible”.

Quedamos en vernos al día siguiente en uno de los paisajes más emblemáticos de la Comunidad: El mirador de Autilla del Pino en Palencia. Me sorprendió que no lo conociera. Se puede ver la Tierra de Campos hasta donde alcanza la vista y al final , los días claros, se divisan hasta los picos de Europa.

También había empezado a hablar con Alfonso Fernández Mañueco. Nos vimos por primera vez el 31 de mayo en el chalet de mis suegros. Tuvimos la mala suerte de que habían cambiado las llaves y le tuve de pie, en el jardín, durante más de una hora. No dejo de sorprenderme lo endeble del personaje. Eso sí, el tipo era una auténtica anguila escurridiza.

El mismo día 3 se constituyó el grupo negociador de Ciudadanos en la comunidad, donde incluyeron a Miguel Ángel González, David Castaño y Gema Villarroel, además del propio Espejo y a mi, lo que fue todo un detalle. Era evidente que no me iban a dejar ni respirar desde el partido. El día 4 en presencia de Espejo y Teodoro Egea, el lanzador de huesos de aceitunas, nos reunimos con Mañueco en las Cortes para que firmaran el decálogo preliminar que obligaba a todos los que quisieran negociar con nosotros. Era un decálogo de mínimos de fácil aprobación. Exigía eliminar a los imputados por corrupción, defender la unidad de España, bajar impuestos… Mañueco estaba dispuesto a firmar eso y a responsabilizarse de la muerte de Manolete si fuera el caso. Por supuesto no tenia intención alguna de cumplirlo, como demostraría después.

Luis Tudanca empezaba a mostrar inquietud. Yo le transmití nuevamente mi estrategia. Ponérselo difícil al PP. Exigirle tantas cabezas que le resultase imposible. Alargar la negociación todo lo posible y volver a plantear el pacto en nuestra ejecutiva como una de las excepciones a esa “preferencia”. Estaba muy solo y le pedí que hiciera gestos por su parte.

Mantuvimos después otra reunión en Traspinedo donde hablamos de la situación municipal. He de reconocer que me impresionó su determinación de no hacer “cambios de cromos”. Acuerdos sí, pero cambios de cromos, no. Llegue a sonrojarme. Le pedí que dejásemos los teléfonos fuera, lo que no dejó de sorprenderle. Yo ya había visto tantas cosas que no estaba dispuesto a arriesgar. Una filtración y se acabarían todas las posibilidades. He de reconocer que me pareció una persona honesta y tranquila.

El partido nos llevaba del ronzal y decidimos darle una vuelta de tuerca. Concertamos el día 6 una entrevista con la agencia EFE. Queríamos la máxima difusión y lo más rápido posible. Íbamos a soltar una bomba nuclear en mitad de la negociación. Solo Rubén Negro, Chemi y yo sabíamos la que se iba a organizar. En una extensa entrevista exigimos el cumplimiento de la limitación de mandatos a 8 años en el gobierno, en ayuntamientos y diputaciones, entre otras cosas. Ni Jesús Julio Carnero, ni Javier Lacalle, ni Carlos Polanco, ni Cesar Rico … Eso iba a hacer chirriar al PP y nuestro partido no podía desautorizar algo que él mismo había propuesto. Se lo tendrían que tragar.

Al día siguiente, 7 de junio, Luis Tudanca haría pública una carta solicitando reuniones formales. Era un primer gesto pactado. Yo respondí públicamente el día 8 de junio, sin aceptar ni negar, pero señalando que lo trasladaba al comité y afirmando que el PP se resistía a la limitación de mandatos, lo que “hace que se generen serias dudas sobre la voluntad real del PP para admitir el cambio y la regeneración que las urnas han solicitado”.

Espejo puso el grito en el cielo, “las decisiones se toman por todos los miembros del comité , incluido yo. Me hice el sueco y le recalqué que en mi contestación me limitaba a informar de que trasladaría su amable carta. El día 9 entró a jugar un jugador inesperado. A Ignacio Aguado, de quien siempre se podía esperar cualquier cosa, le pusieron una alcachofa y le preguntaron por la posibilidad de un pacto con el PSOE en Castilla y León: ”Todo está abierto“. Algunos empezaron a sudar. Por mi parte yo publique ese mismo día 9 un post en Facebook en el mostraba nuestra absoluta desconfianza a la palabra del PP y citaba a Quevedo ”Nadie ofrece tanto como el que no va a cumplir“.

 El día 10 de junio, Espejo, en rueda de prensa, no me desmiente, era difícil ir contra los postulados del partido. Nos llegan mensajes de que “Mañueco no traga”. La cosa marcha. Quedan 5 días para la constitución de los ayuntamientos y la tensión en el PP autonómico es máxima. Carnero era una pieza codiciada además por su propio partido, lo que facilitaba notablemente las cosas. El mismo día 10 les pase al comité el texto que el PP debería de firmar si quería seguir negociando con nosotros. Era muy duro. Además de la limitación de mandatos: Reforzar la protección a los informantes, aforamientos, chiringuitos, pagó a proveedores por orden de llegada, imposibilidad de contratar con condenados por corrupción (la cláusula Ulibarri), transparencia absoluta en publicidad institucional, criterios objetivos de asignación de la publicidad, endurecimiento código ético …Una píldora difícil de tragar para el PP.

Ese mismo día el PP responde con una evasiva inaceptable. La tensión estalla en el grupo de negociación y les comunicó que no tengo intención de ceder a la salida de Carnero de la Diputación. Espejo lo traslada a la permanente. Miguel Ángel y todo el equipo de natación sincronizada intentan hacerme desistir de la firma de ese pacto previo a continuar la negociación. Quedamos al día siguiente, el día 11 de julio en las Cortes, para trasladarles el documento y obtener su aprobación.

La resistencia toma cuerpo: nace Fort Apache 

El día 12 de junio, en un alarde más de la absoluta falta de respeto de nuestro partido, se filtra el acuerdo en municipios y diputaciones. La prensa empieza a preguntar y nosotros , presos de furia, no podemos contestar. Luis Fuentes me pasa los pantallazos que incluyen a Vox en las conversaciones. Estoy furioso. Me pongo en contacto con Espejo para manifestarle lo intolerable de la maniobra y me comunica que “ha habido filtraciones”. El cabreo es tan intenso que una periodista me pregunta off the récord si estoy más cerca de Palencia que del Palacio de la Asuncion.

Ese mismo día 12 por la tarde decidimos crear 'Fort Apache', un reducido grupo de Whatsapp en el que vamos a valorar las posibilidades de romper la disciplina del partido. Hay 7 procuradores en el grupo: Juan Pablo Izquierdo, Carlota Amigo, David Martín, Marta Sanz, Mayte Gago, María Montero y yo mismo. La mitad más uno que nos permite controlar el grupo parlamentario. El día 13 quedamos a comer en 'El vino tinto', sede extraoficial de todas nuestras conspiraciones. La tensión en Valladolid es de tal calibre que les mando este mensaje: “llevo tres minutos en una terraza sin que me insulte nadie. Empiezo a preocuparme”.

Después de la comida estamos de acuerdo en valorar todas las posibilidades. También la de romper la disciplina si fuera preciso. En primer lugar planteamos la posibilidad de proponer a Carlota para la presidencia de las Cortes, en un gesto de claro desafío a quienes habían prometido el puesto a Fuentes a cambio de tragarse a Clemente.

Decidimos mantener el silencio hasta la constitución de los ayuntamientos el día 15 pero el día 14 en un acto de empresa familiar en Valbuena la periodista de CyLTV me pone la alcachofa. “Mientras no haya acuerdo, no hay nada que comentar”. Más presión.

Una carta y el Eclesiastés

El día 15 se constituyen los ayuntamientos. El espectáculo es dantesco. Mario Simón ha firmado un papel con Vox, le hacen alcalde de Palencia con 3 concejales y tiene que salir protegido por la Policía Municipal. En Burgos es aún peor. Hasta Vox tiene más dignidad que nosotros. Se niegan a votarnos y se monta una trifulca notable. Sale elegido Daniel de La Rosa del PSOE. Será un gran alcalde y un hombre excepcionalmente colaborador durante la pandemia. En general el espectáculo roza el ridículo. En el resto de España todo es muy parecido. En Madrid tampoco logramos hacer alcaldesa a Begoña, que se tiene que tragar un bochornoso apoyo de Vox.

Mi furia es tal en esos momentos que decido escribirle una larga carta a Albert Rivera: “Debemos ofrecer al PSOE no una trinchera sino un acuerdo…Si optamos por el frentismo y aislamos al PSOE puede que debilitemos a Sanchez pero le forzaremos a echarse en manos de los enemigos de la igualdad…” Una larga carta en la que le imploraba que no cediese todo el poder territorial al PP obligando al PSOE a unirse a los nacionalistas. Hay tres personas que tienen una copia: Ruben, mi excelente jefe de prensa, Luis Garicano y Nacho Prendes.

No hay respuesta a mi carta, naturalmente. Todo empieza a desmoronarse, pero nuestro grupo se mantiene muy cohesionado. En Alcalá 253 se encienden todas las alarmas. Puede pasar cualquier cosa y quedan menos de 5 días para constituir las Cortes.

Cito a 'Fort Apache' el día 16 por la mañana en mi casa. Decidimos mantenernos fuertes y en navegación silenciosa. Ese día coloco un post con una de mis citas bíblicas preferidas ; el Eclesiastés “hay un tiempo para cada cosa bajo el sol. Tiempo de nacer, tiempo de morir. Tiempo de bailar y tiempo de hacer duelo”. La publicación es noticia en los periódicos del 17. Todos entienden el mensaje. Mañueco afirma que él es la renovación del PP y quiere ser la renovación de Castilla y León. En los pasillos de la Junta cunde el desánimo y crece la preocupación.

Ese mismo día, desde Alcalá, Hervías y Espejo comienzan a llamar a los procuradores para coaccionarlos. Se muestran desconcertados ante la negativa de muchos a reunirse con ellos, a pesar de sus presiones. David Martín manda literalmente a Espejo a tomar por culo. Después de eso me llama Fran Hervías. Tras más de una hora de conversación quedamos al día siguiente 18 a las 13 horas en la sede de la calle Santiago. Ya sé lo que nos espera. Chemi predice la respuesta de Hervías al reto. Literalmente, lo clava.

“El Gobierno al PSOE se lo damos este y yo”

Allí están. Hervías y Espejo. Hervías y Espeso como les llamaban en el PSOE. Sentados mirándome al rededor de la mesa después de lanzarme el reto que había predicho Chemi. “Mira Paco, tú eres un socialista más. Tú te crees que vas a romper el partido y darle el gobierno a Tudanca. No te equivoques. Si haces eso, el gobierno al PSOE se lo damos este y yo”, dice Hervías dándole un golpecito en el hombro a Espejo.

Ahí estaba. Esta era la decisión. Romper el partido, quedar en no adscritos y renunciar a la política… o tragar. De una parte estaba la frustración de quienes habían luchado para sacar nuestra candidatura. Los vencedores del pucherazo, los auténticos ciudadanos que habían puesto la confianza en nosotros. ¿Habíamos peleado tanto para dejarlo ahora? De otra parte estaban las esperanzas de miles de votantes que querían un cambio.

Pero si nos marchábamos renunciábamos a la política. Renunciábamos en favor los Fuentes, los Castaño, los Miguel Ángel, los que habían demostrado que no tenían más criterio que el del partido ¿Dónde quedarían nuestras políticas? ¿Quién implantaría las reformas? Nosotros no solo queríamos el cambio, queríamos “nuestro” cambio, no el del PSOE. Nuestras políticas de transparencia, de sanidad, de ordenación territorial…Queríamos enfrentarnos a los tramposos que habían intentado pararlas, no darles el gustazo. Todo esto.. ¿Quién lo haría? ¿Fuentes? 

No se hacen reformas desde la barra del bar. Es preciso estar dentro si quieres cambiar las cosas. La política siempre es el mal menor. La dignidad es preciosa, te encumbra durante unas horas. Das una multitudinaria rueda de prensa , dices que no has tragado, la gente te admira… y después dejas el terreno a los malos. No lo haríamos. Resistir es vencer. Ese siempre ha sido mi lema. La anticipación de Chemi me había dado tiempo de sobra para tenerlo claro. Nos quedaríamos y pelearíamos.

La reunión fue muy tensa. Hubo gritos , portazos y golpes. Llegue a salir dos veces de la reunión con la intención decidida de hacerles ver que podían verse en un escándalo. Al final logré lo que queríamos. La escenificación funcionó. Mantuvimos el control político del grupo parlamentario. Nombraríamos portavoz y portavoz adjunto y tendríamos el control del gobierno. Les informé de que la decisión de nombrar a Luis Fuentes presidente de las Cortes era un perfecto disparate y que no tardaría en abochornarnos. Ni 24 horas tardo en cumplir la profecía. El mismo día 18 por la tarde se filtró la noticia. La mañana del 19, tan ufano como siempre, bajó a la cafetería de las Cortes y declaró ante los periodistas “no sé si me votarán los míos”. Para la antología del disparate.

Se constituyen las Cortes

El 20 de julio quedó cerrado el acuerdo programático y mantuvimos una tensa reunión de grupo en la que se comunicó definitivamente los puestos de Portavoz para Carlota Amigo y viceportavoz para David Martín. Hubo algunas decepciones y mucha tensión en el sector oficial. David Castaño aprovechó que había prensa fuera para dar unas voces y que se le oyera.

El día 21 se constituyeron las Cortes y sorprendentemente Luis Fuentes fue capaz de leer el discurso con éxito y de un tirón. Sobre la campana, ese mismo día, firmamos el acuerdo programático de 100 puntos en la antesala de la sesión inaugural. La rueda de prensa fue muy larga y tensa. El ínclito Felipe Ramos se relamía “¿No cree que sus votantes estarán decepcionados?”, “Están legítimamente cabreados. Basta con salir a la calle para verlo”.

Aún dejé claro en aquella rueda de prensa que todavía no había acuerdo. Ahora tocaba el reparto de tareas que simbolizase el cambio y la existencia de un gobierno conjunto, no subordinado. Nos quedaba repartir consejerías y aún podría descarrilar. Aún todo era posible. Aún jugaba con la tensión.

La Consejería de Sanidad nos la regalaban y la de Cultura también. Había problemas con Empleo y la persistencia de Suárez-Quiñones. Se negaban en redondo a darnos la portavocía del gobierno y yo no estaba dispuesto a renunciar a ello. Era esencial compartirla imagen visible del gobierno y poder controlar los mensajes. Por ahí no iba a pasar. Pero además aún íbamos a jugar una última partida. Se había convocado ejecutiva para el 24. Todo el país sensato pedía ya a gritos un acuerdo entre Sánchez y Rivera. Albert quería que refrendásemos su decisión. Algunos estábamos dispuestos a intentar evitarlo.

Una cena en casa de Garicano y una Ejecutiva histórica 

Día 23 de Junio. Hemos quedado en Madrid en casa de Luis Garicano: Toni Roldán, Nacho Prendes y un servidor. Toni está furioso y deshecho. “No entienden nada”, “No están dispuestos a cambiar de opinión”. Toda España y fundamentalmente la España económica lo veía claro. PSOE y Cs sumábamos 180 diputados. Una mayoría estable para unas reformas imprescindibles. Toni había intentado convencer a Albert y a la permanente, pero todo había sido inútil. Nos comunico su intención de dimitir y no presentarse al día siguiente a la ejecutiva. Después de horas de conversación y una cena frugal parecimos haberle convencido. Yo seguía manteniendo la teoría. No rendirse, no dejar el terreno. Nos fuimos a dormir convencidos de que Toni iría al día siguiente a la ejecutiva.

La nube de fotógrafos y prensa que había en Alcalá era la de las grandes ocasiones. Según llegamos nos enteramos de la noticia. Toni había convocado rueda de prensa. “No me voy porque yo haya cambiado. Me voy porque Ciudadanos ha cambiado ¿Cómo vamos a superar la dinámica de la España de rojos y azules si nos convertimos en azules?”

Entramos dispuestos a la pelea y vaya si la hubo. Luis abrió el fuego criticando la decisión de no intentarlo siquiera. Criticó duramente no haber apoyado a Valls. Ines repitió el argumentario por enésima vez y Luis le espetó “¡Esto no es un plato Inés!” Veladas y no tan veladas alusiones a la “ambición de algunos” por ser ministros. “Yo he venido aquí a hacer presidente a Albert” dijo Juan Carlos Girauta. “Pues yo no”, conteste, “Yo he venido a cambiar mi país”. Nacho también terció con moderación invitando a la reflexión y Javier Nart se sumó a nuestro bando. En un momento dado José Manuel Villegas se percato de nuestra debilidad numérica y planteó una votación. Luis cayó en el error de admitirla inmediatamente. La discusión no estaba aún madura y yo intente evitarla. Sabía que el miedo se impondría y que a mano alzada no íbamos a sumar más de cuatro o seis. Fueron cuatro: Luis Garicano, Fernando Maura, Javier Nart y yo. Nacho Prendes, Marta Martín y Orlena de Miguel se abstuvieron. Aún así continúe insistiendo. Apelé a su sentido del patriotismo para intentar evitar un desastre de gobierno con Podemos y los nacionalistas. Les dijimos que ya habíamos firmado un pacto con Sanchez. El famoso “pacto del abrazo”. Solo había que sacarlo de la papelera. De nada sirvió. Al acabar les dije. “Estoy seguro de que esto que hacéis hoy llegará el día que tendréis que deshacerlo”. Así sería, pero sería tarde.

Salí tremendamente decepcionado y esa misma tarde convoqué rueda de prensa para la mañana siguiente en Valladolid. En mi partido alguno se frotaba las manos: “Paco va a dimitir”. Me consta que prensa nacional preparo un argumentario sobre mi dimisión. Para esa hora de la tarde ya había dimitido Javier Nart y Juan Vázquez , ex rector de Oviedo y candidato a presidir el principado. El espectáculo no era apto para intelectuales.

Aquel día España perdió una oportunidad histórica. El mayor error político desde la Transición. Nosotros quedaríamos marcados como los responsables. Aún tengo pesadillas con eso.

Una rueda de prensa           

Día 25 por la mañana. La sede volvía a estar llena de periodistas. En Madrid casi todos daban por hecho mi despedida. La satisfacción era máxima en algunos lugares de mi partido. Comencé la rueda utilizando de guion parte de la carta a Albert que había escrito pero sin mencionar su origen. “Pactar no es traicionar”, “No creo en las trincheras”, “Lealtad no es sumisión”, defendí nuestra opción y solicité que Ciudadanos hiciera una oferta creíble. De nada serviría.

Esa misma tarde Inés Arrimadas despreció públicamente nuestra propuesta como solo ella sabía hacerlo: “Porque Igea y otros tres quieran hacer presidente a Sanchez nosotros no vamos a cambiar de opinión…Nosotros seguimos en el sí a España y no a Sánchez…Nosotros no cedemos a las presiones”. Resumiendo, éramos unos veletas, traidores a España y unos cobardes que cedían a las presiones. Ines en estado puro. Nunca nos perdonarían nuestra osadía.

Lo hacía en una rueda de prensa en el congreso en la que también daba la bienvenida a nuestros nuevos y flamantes diputados : Marcos de Quinto y Edmundo Bal. 

Cuando pienso en aquellos días sigo pensando que hicimos lo correcto. A Pedro Sanchez le hubiera dado igual gobernar con ellos o con nosotros. Él sólo quería ser presidente. Todos estos años ha demostrado que “su opinión” sobre las cosas se “adapta” perfectamente a las circunstancias. Habríamos evitado la deriva disgregadora y populista de nuestro país. Habríamos podido emprender reformas imprescindibles. España no nos perdonó nuestro fracaso y Ciudadanos firmó su defunción ese día.

Meses después nos derrumbaríamos. Albert dimitió y todos los que avalaron aquella estrategia soberbia y suicida respaldaron después a Ines Arrimadas, que demostró en apenas un año su absoluta incapacidad para la política. Hoy, los responsables del fracaso, están todos en su casa, y los palmeros en el PP. 

Últimos intentos desesperados

A nosotros ya solo nos quedaba forzar para mantener el control en el futuro gobierno de la Junta de Castilla y León. Aún pedí en aquella rueda de prensa un gesto valiente a Luis Tudanca, criticando a Sanchez y su estrategia. Sabía que eso era imposible. Los disciplinados cargos del PSOE acabarían quejándose de que nuestra indisciplina era insuficiente.

Las reuniones finales del 26 y 27 se volvieron muy tensas. El PP se sentía muy reforzado por la actitud de nuestra ejecutiva. Nos veía tocados y estaba dispuesto a no dejarse ni un pelo más en la gatera. No obtendríamos la portavocía de gobierno.

Raúl de la Hoz fue él encargado, con sus habituales maneras de portero de discoteca, de comunicarnos su decisión. “No hay proporción. Vosotros sois doce y nosotros 29”. Alfonso lo remató dejando traslucir sus peores pesadillas: “No serás el nuevo Pica”, José Antonio De Santiago Juarez, de largo, su peor enemigo. Yo ya estaba harto. “Mira Raul: todo necio confunde valor y precio ¿Sabes lo que cuesta un tubo de intubación orotraqueal? No llega seis euros. Pero para el que está en parada respiratoria es su puta vida. Esta es la situación: vosotros estáis en parada y nosotros somos el tubo. Y ahora si quieres llamas a Espejo o a su puta madre, pero de aquí no me vais a mover”. Mis compañeros de negociación estaban alucinados, pero a mí ya me empezaba a dar todo igual. O teníamos un mínimo control o lo mandábamos al carajo. Cedieron finalmente.

El 27 de junio cedían finalmente a nuestra exigencia de eliminar a Jesús Julio Carnero de la Diputación de Valladolid. Yo me tuve que comer a Suárez-Quiñones. No había imputación alguna a la que agarrarse. Todo estaba escrito. El mismo día 28 de junio, fecha de la firma definitiva , Luis Tudanca nos enviaba una propuesta de pacto absolutamente genérica e inconcreta. No llegaba a 8 folios. En un último gesto afirmaba “yo no seré el problema”, dando a entender que renunciaría incluso a presidirlo. Pero era tarde y él lo sabía. Le había informado en una última reunión paseando a orillas del Pisuerga.

“Las cosas podían haber sucedido de cualquier otra manera. Sin embargo sucedieron así”, con esta frase, de 'El Camino' de Delibes , comencé mi discurso el día de la investidura. Mire a Luis Tudanca estaba legítimamente cabreado. Alfonso Fernández Mañueco sonreía.

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