Los abusos sexuales en el ámbito familiar: “Fui víctima de mi padre y descubrí que mi hija lo fue de mi expareja”

“Fui víctima de abusos sexuales por parte de mi padre cuando era una niña. Pero lo peor para mí fue descubrir, varios años después, que mi hija pequeña también los sufrió de mi expareja”. Así empieza el relato de Nuria Calero, uno de los tres testimonios que protagonizan la nueva campaña de concienciación contra el abuso sexual infantil de la Fundación Vicki Bernadet.

La campaña, llamada 'Las cartas sobre la mesa', expone a través de testimonios la realidad de un problema que afecta a uno de cada cinco menores, según los cálculos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Durante la presentación de la campaña este viernes, la fundación ha recordado que el 80% de los casos de abuso sexual infantil se producen en el entorno familiar y ha reclamado una mayor concienciación social sobre este problema.

“De la misma manera que para un niño o niña resulta complejo asumir un abuso sexual por parte de un miembro de su núcleo de confianza, es igual de complejo para el resto de los miembros adultos de ese mismo núcleo pensar que el abusador es un integrante del que debería ser el entorno de máxima protección para un menor”, ha asegurado Vicki Bernadet, fundadora de la fundación.

Los vídeos están protagonizados por Nuria Calero, Carles Castells y Mercè Pàmies, tres víctimas de abuso sexual infantil que por primera vez exponen la dura situación que les tocó experimentar y que forman parte de ese 80% de los casos de abusos sexuales sufridos en un entorno de confianza. Sus testimonios ponen sobre la mesa situaciones distintas con un denominador común: la dificultad que surge al tratar de hablar sobre lo experimentado.

Calero sufrió abusos sexuales por parte de su padre cuando era una niña. Al ser madre, descubrió que su hija había sufrido una situación similar en manos de su padrastro. “Me siento culpable por pensar que, como ya me había encontrado con un monstruo, tenía que centrar toda mi atención y preocupación en proteger a mi hija de él”, explica en el vídeo. “Nunca imaginé que fuera posible hallar un segundo monstruo en esta vida igual o peor que el anterior”.

Carles Castells también sufrió abusos sexuales a los 10 años, pero no fue hasta los 47 que se atrevió a hablar de ellos. “Muchos creéis que la mayoría de los abusos se viven lejos de casa, por monstruos desconocidos que podemos llegar a controlar”, narra en su testimonio. “Pero la realidad es que la mayoría se cometen en el entorno de confianza del niño o niña, por familiares y referentes. Un dato escalofriante que, personalmente, me preocupa y que me viene a la mente cada vez que escucho eso de: ‘en mi casa no pasará’”.

“Cambié de repente”, explica Mercè Pàmies, otra de las protagonistas de la campaña. “Después de sufrir el abuso me sentía desconcertada, atrapada, triste, sucia, sola... Y lloraba, lloraba mucho, en silencio. Crecí con miedo. Me sentía vieja, fuera de lugar, examinada, tonta... Todo parecía tan normal, y no lo era”.

“El abuso sexual infantil se caracteriza por el secreto y el silencio impuesto a la víctima. El niño o niña no puede saber que lo que está ocurriendo es algo que debería denunciar. Tiene miedo y confía en su abusador porque es un adulto de su entorno de quien se presupone recibirá atención, afecto y cuidados”, apunta Noemí Pereda, doctora en Psicología y miembro del Patronato de la Fundación Vicki Bernadet.

Para Bernadet, la aparición de tres testimonios reales en la campaña supone “un gesto de generosidad y valentía” que pocas veces es reconocido. “Romper el silencio a nivel colectivo es necesario, pero no menos necesario es recordar y reconocer que es un proceso complejo para cualquier víctima”, ha añadido.

El objetivo de la campaña, más allá de fomentar las donaciones y recaudar fondos para la entidad, -que desde 1997 trabaja en la atención integral de las víctimas de agresiones sexuales y en la prevención de nuevos casos-, es el de ayudar a dar visibilidad al abuso sexual infantil, un tema tabú en la actualidad.