Hace cuarenta años, poco -relativamente- antes de la caída del muro de Berlín y de la deriva neoliberal en Occidente, el sociólogo norteamericano Daniel Bell escribió su crítica al capitalismo.
En Las contradicciones culturales del capitalismo, el sociólogo apuntaba que el Estado sería demasiado grande para ocuparse de problemas locales y demasiado pequeño para los globales. Por aquel entonces el concepto globalización no llenaba los textos de los académicos, pero Bell supo anticipar la crisis del Estado actual, el Estado-Nación y el Estado del Bienestar.
Esta es la obra que Ana Noguera y Enrique Hernández han escogido como hilo conductor para plantear si existen alternativas para enfrentarnos a la realidad del siglo XXI. En realidad, Bell es solo una excusa para plantear determinadas cuestiones: ¿A qué se debe la crisis institucional, de representación, de los partidos políticos? ¿Se quedará la globalización para siempre? ¿Cuál es el verdadero rostro del poder? ¿cómo luchamos contra la desigualdad? y, quizá una de las más importantes... Si el sistema son las personas, ¿qué hacemos las personas?
Como han explicado los autores en su presentación este martes en el Museo de Bellas Artes -en un salón repleto de oyentes, libro en mano-, Las contradicciones culturales del capitalismo del siglo XXI “es un libro de diagnósticos, no de respuestas”. Una invitación a reflexionar sobre los conflictos diarios en los que estamos sumergidos como individuos y sociedad, con la desigualdad como máximo exponente. “La desigualdad es el fenómeno del siglo XXI”, señalaba Noguera.
Conflictos que deben combatirse, a juicio de los autores, desde la lucha de las ideas. El capitalismo es un sistema hegemónico, pero no solo en cuanto al dominio económico, sino también cultural; los sistemas alternativos deben retomar la batalla del pensamiento para cuestionar el modelo neoliberal.
“Tenemos una sociedad de ganadores y perdedores, pero no de responsables”, “Cómo vamos a tener un Estado de Bienestar basado en el pleno empleo y en los derechos sociales si ya no existe el pleno empleo y los derechos van en retroceso” son algunas de las ideas sobre las que versa el ensayo. Los autores inciden en la deriva conservadora y xenófoba de algunos países (Francia, Holanda, Hungría y recientemente Alemania) de la Unión Europea: “Si Europa quisiera entrar en la UE, hoy se lo denegaría”, apuntaba la autora. En opinión de ambos, suscrita por el catedrático de Geografía Joan Romero y la catedrática de Ética Adela Cortina en la presentación, los muros, físicos y emocionales, se levantan por miedo.
El miedo es pues una de las características de las sociedades del siglo XXI; la incertidumbre, base de la que nace, reina a sus anchas en diferentes ámbitos; no sabemos qué rostro tiene el poder, la posverdad cuestiona la sabiduría y, pese al progreso científico nos posibilita vivir en lo que antaño consideraríamos ficción, aún nos preguntamos cómo ser libres y cómo ser felices.