El mejor patriota que el dinero pueda comprar
Confieso que fui uno de los pocos que no se tiró de los pelos cuando Mazón anunció el fichaje del teniente general Gan Pampols. Teniendo en cuenta las luminarias que se sientan en el Consell, todo lo que no fuera Pepe Gotera y Otilio debía interpretarse como un rayo de esperanza. Estoy seguro que el nombre de Arévalo se barajó en algún momento para el puesto de vicepresidente segundo y conseller para la Recuperación Económica y Social, pero como nos dejó en enero, su nombre se debió caer de la lista. Visto lo visto con este Consell, del que Mazón alardeó de estar formado por «los mejores», no hubiera desentonado ni de cuerpo presente.
Ahí está, por ejemplo, Emilio Argüeso, secretario autonómico de Emergencias, de cuerpo presente en sentido literal, pero que es como si no estuviera. Ingenuo de mí, predije su defenestración hace unas semanas, pero ni se va ni lo echan. No sé si el culo le ha hecho ventosa en la poltrona o que se han olvidado de él. Carles Recio consiguió estar diez años sin ir a trabajar a la Diputación pero cobrando, y no pasó nada. Vaya si tiene margen. Lo curioso es que Argüeso es, con toda probabilidad, el único alto cargo del Consell que podrá ir a la manifestación de sábado sin que nadie se meta con él. Básicamente, porque nadie sabe quién es y como no ha hecho nada, pues nada se le puede reprochar.
Pero volvamos a Gan Pampols. Cuando Mazón se sacó de la chistera el nombramiento de un militar pensé que, al menos, habría uno que supiera leer un mapa, coordinar distintas actuaciones, priorizar… De él tenía excelentes referencias gracias a un amigo que sirvió a sus órdenes en Sarajevo. Si su presencia iba a servir para intentar poner orden —aunque sé que los uniformados no le dan el mismo significado que los civiles a este concepto—, pues bienvenido sea.
En cambio, lo de la reconstrucción de Afganistán, un hito en su currículo, me sonaba a fuegos artificiales. Allí lo que de verdad se hizo bien fue la deconstrucción. Pero él se encargó de recuperar Qal'eh-ye Now, una pequeña localidad de apenas mil habitantes, dice la Wikipedia. Es conocida por sus bosques de alfóncigos o pistachos, eso también lo dice la Wikipedia. Nueva York no es; en Qal'eh-ye Now, a las casas con altillo las llaman rascacielos. Reconstruir un pueblo de adobe para garantizar que el aeropuerto (que es lo que interesaba) siguiera funcionando, tampoco parece tarea hercúlea, y más cuando nadie va a revisar el resultado. Lo que ha pasado en la Comunidad Valenciana es mucho más serio: 79 localidades, 4.000 edificios, 1.500 kilómetros de carretera, 1,8 millones de habitantes… No sé, no es lo mismo.
El militar tiene sus cositas, es verdad, como reservar su más alto concepto para el General Galindo, que lo mismo cobraba del narcotráfico que te convertía Intxaurrodo en el Castillo de los Horrores. Por esto último, le cayeron 75 años de cárcel. Pero para el nuevo vicepresidente eso es agua pasada y ni mueve molino, ni sirve para hacer ‘la bañera’ a los detenidos. Considerará, sin duda, que Galindo era un hombre de orden que, como ya he dicho, no significa lo mismo para un militar de la vieja escuela —que es casi como la mitad de la nueva, pero sin filtros— que para un civil.
De momento, no sabemos cómo le van las finanzas a Gan Pampols porque el trámite de revisión hasta que llega la información al Portal de Transparencia puede durar un tiempo. Pero antes de firmar —fue condición sine qua non— hubo que cambiar la ley para que pudiera cobrar más que el president, que se embolsa 80.173 euros anuales (más 11.224,32 de indemnización por residencia, porque los alquileres están por las nubes). Mazón, pionero en la materia, ya se subió el sueldo en agosto. En concreto, el militar podrá percibir hasta un 15% más que el Molt Honorable, es decir unos 12.000 euros anuales extra. Viendo el vaso medio lleno, hay que reconocer que se ha adaptado a la mentalidad del equipo popular con una celeridad asombrosa. De ahí a adjudicar a dedo contratas a empresas de la Gürtel hay un pasito.
El problema es que los números no salen. Mazón explicó que la idea es fichar talento, y que es difícil atraer a nadie a la política si, además, pierde dinero. Ahora le toca a Gan Pampols demostrar si eso es cierto o es un simple patriota de alquiler. La pensión máxima para un teniente general en España es de 44.450,56 euros anuales y puede sumar otros 3.000 en complementos. No te haces rico, pero tampoco está mal. Un conseller cobra entre 68.297,40 y 66.818,70 euros (sin contar otros conceptos como trienios o ayudas al alquiler). Las cuentas no salen, habrá que esperar a que se aclaren.
Durante su etapa en activo se llevaba unos 5.430 euros al mes, a los que cabe sumarle otros conceptos como trienios, complementos por dedicación especial, complemento específico por puesto en el extranjero (1.849,38 euros al mes), indemnización por residencia… El total podría doblar la cifra inicial. Como el nuevo miembro del Consell ha dado más vueltas que un Erasmus, no se puede decir que le haya ido mal. En todo caso, al estar en la reserva, sus emolumentos serían el 80% de sueldo y otro tanto del complemento específico. No digo que no haya perdido algo de dinero al aceptar el puesto, pero no parece que la diferencia sea tanta como para pasar el plato antes de aceptar «la tarea más importante que me han ofrecido en mi vida», según aseguró en Les Notícies del Matí de À Punt.
Si es verdad, como dijo en el programa, que cuando le ofrecieron «la posibilidad de ayudar ante una tragedia» se le «presentó la oportunidad de colaborar en la tarea más importante que me han ofrecido en mi vida y no pude decir que no, evidentemente», no queda bien esconder que la prioridad era la pasta, por mucho que se oculte detrás del consabido ‘el deber me llama’. Cuando no te llama el deber sino la solidaridad y la empatía, como le pasó a miles y miles de voluntarios de toda España, te toca pagarte hasta los bocadillos.
Si los empresarios tienen mal visto que los aspirantes a un puesto pregunten por su sueldo antes de firmar un contrato, qué desencanto no se habrán llevado con él. El resto de patriotas, seguro que ni han arqueado la ceja ante esta actitud tan propia de los que se llena la boca de España, y cuando pueden se llevan el dinero a Suiza. Habrá que esperar a saber lo que cobraba antes de ofrecerse desinteresadamente (que no gratuitamente) a salvarnos, para poder valorar si tiene sentido lo que cobra después. También si ese tope salarial es una excepción por ser vos quien sois o se acabará generalizando. El final de esta historia, creo, nos lo tememos todos. Por si acaso, no le quitemos ojo a la cubertería.
0