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Más allá del arte digital: así pueden cambiar los NFT nuestra forma de consumir

Darío Pescador

10 de octubre de 2022 22:39 h

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¿Quieres tener el cuadro de la Gioconda de Leonardo da Vinci en tu salón? Si estamos hablando del original, el museo del Louvre seguramente te lo pondrá difícil, pero si te conformas con una copia, la puedes comprar en Internet por menos de diez euros. Por otro lado, si te sirve con tener el cuadro de da Vinci como fondo de pantalla, no te costará nada.

Es una distinción que todo el mundo puede entender. El valor del original es incalculable, mientras que el valor de una copia digital es prácticamente cero, porque en Internet es posible hacer infinitas copias. Pero ¿qué ocurre cuando no hay un original que puedas tocar?

Hoy en día muchos artistas crean sus obras directamente sobre una pantalla, sin necesidad de pintura ni lienzo. En este caso, la obra original es indistinguible de la copia, y según la lógica anterior, el original tampoco valdría nada. Y sin embargo, la creatividad, el talento, y el esfuerzo del creador sí que tienen valor.

Pero para poder dárselo, sería necesario distinguir el original de la obra de arte de una copia. Para esto precisamente sirven los NFT.

Qué son los NFT

Un token no fungible (non-fungible token, NFT, por sus siglas en inglés) es un un objeto criptográfico, es decir, un registro cifrado en una base de datos. Los NFT utilizan blockchain, la misma tecnología que Bitcoin y las demás criptomonedas. 

Blockchain es parecido a un libro de contabilidad distribuido en miles de ordenadores en el que se registran, por ejemplo, las transacciones con Bitcoin. Como las entradas están cifradas y no se sabe exactamente dónde se almacenan, es casi imposible de falsificar. Usando la misma técnica, es posible certificar qué copia de una imagen es el original, y distinguirla de sus copias posteriores.

Esto se consigue mediante un smart contract o contrato inteligente, un archivo almacenado en blockchain que identifica una de las infinitas copias como el original. Este “original digital” es único, tiene propietario y se puede comprar y vender.

Además, también es posible tener un registro de cada vez que se hace una copia. Esto quiere decir que si eres el autor de un cuadro digital, cada vez que se publica en una página web (lo que equivale a hacer una copia) quedará constancia, y podrías solicitar un pago por su uso. Como los NFT tienen incorporado el contrato, este pago también se puede registrar en blockchain, en criptomonedas, de forma automática.

La burbuja NFT

Es fácil entender por qué esto es revolucionario. De repente, una obra digital, que antes no tenía valor frente a sus copias, se convierte en un activo y una fuente de ingresos para el artista, el coleccionista o el inversor. Lo mismo se aplica al músico, el periodista, el fotógrafo o el creador de videojuegos. Y esto solo es el principio. Ya hay ejemplos de NFT en acción.

En octubre de 2021, un artista llamado Mike Winkelmann, con el pseudónimo Beeple, subastó una obra digital en la famosa Christie's por 69 millones de dólares. Hasta entonces, lo máximo que Winkelmann había conseguido por sus láminas eran 100 dólares.

En 2017, el estudio Larva Labs, fundado por los canadienses Matt Hall y John Watkinson, lanzó una colección de 10.000 “cromos” digitales llamada CryptoPunks. Se trata de imágenes de distintos personajes en baja resolución. Pero el 13 de febrero de este año, el CryptoPunk #5822 se vendió por 8000 ETH, lo que equivale a unos 23,7 millones de dólares en el momento de la venta. El comprador es Deepak Thapliyal, el CEO de una empresa de servicios de blockchain.

Qué quedará después del estallido

¿Por qué se está especulando de este modo con los NFT? Como ocurrió con Bitcoin, la burbuja se forma cuando hay una promesa de algo que puede ser revolucionario y la expectativa de una gran recompensa por ser los primeros en invertir.

Como todas las burbujas, esta locura terminará pasando y solo sobrevivirán los usos razonables de la tecnología, que puede progresar hasta convertirse en una parte habitual en nuestras vidas.

Hay muchas señales de que la fiebre ya está pasando. El primer tuit del fundador de Twitter, Jack Dorsey, se vendió como NFT por 2,9 millones de dólares el año pasado. Este año, su reventa no pasó de los 14.000 dólares. El NFT del rapero Snoop Dogg, subastado en más de 25 millones de dólares, recibió recientemente una oferta de apenas 210 dólares.

Mucha gente interpreta esto como una “limpieza” del mercado, que está eliminando los NFT que no tenían valor para empezar. ¿Qué aplicaciones de los NFT pasarán a nuestra vida cotidiana? Estos son algunos ejemplos:

  • Entradas a eventos y espectáculos: los NFT ya permiten emitir, adquirir y comerciar con entradas virtuales a eventos, sean estos en directo o en Internet. La entrada y su valor están registrados en blockchain y se pueden revender o subastar. 
  • Coleccionables: similares a las colecciones de cromos, pero en formato digital, es muy posible que sigan adelante. El año pasado, una tarjeta NFT de una foto de un mate de LeBron James en NBA Top Shot se vendió por 208.000 dólares.
  • Metaverso y videojuegos: los NFT también pueden utilizarse para representar activos en los videojuegos y en mundos virtuales (como el proyecto Meta de Mark Zuckerberg). Por ejemplo un terreno, un castillo o un arma virtuales, que son propiedad del jugador y que se pueden comprar y vender.
  • Música: esta tecnología permite a los músicos publicar su trabajo como NFT únicos, en ediciones limitadas, como si fueran “vinilos” virtuales, y así monetizar su uso. Los NFT han salvado a muchos músicos durante la pandemia, cuando se suspendieron los conciertos, en la actualidad su principal fuente de ingresos.
  • Deportes: además de las aplicaciones evidentes, como las entradas para los partidos o los coleccionables, los deportistas famosos están usando NFT para obtener más ingresos por su imagen. Por ejemplo, el jugador de la NBA Spencer Dinwiddie ha convertido su contrato en NFT para que los fans puedan invertir en él. 
  • Arte digital: la burbuja actual y su estallido no acabarán con el mercado del arte digital, y es de esperar que muy pronto los artistas puedan usar los NFT para tener un registro del uso de su obra. De ahí a que empiecen a recibir el dinero puede pasar algo más de tiempo. 
  • Elecciones: si se usan NFT como papeletas de voto virtuales sería posible disponer de un sistema electoral en el que el fraude es casi imposible y el recuento es instantáneo. Lo mismo ocurriría con los historiales médicos y otra información personal sensible.

La tecnología para estos usos potenciales de los NFT ya existe, solo es necesaria la adaptación de los sistemas actuales y, sobre todo, la voluntad de que estos cambios se hagan realidad.

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