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No solo de agua viven las plantas: nociones básicas para alimentarlas con fertilizante, humus o abono

Diego Olivares

23 de junio de 2023 22:37 h

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Un techo bajo el que vivir, relaciones sociales o dinero. Estos son factores con los que contamos para vivir dignamente y sentirnos bien en nuestro día a día, pero hay otros sin lo que, directamente, no podríamos sobrevivir: agua y comida. La alimentación es uno de los pilares de nuestra salud y nuestro bienestar. Si comemos regular, a la larga pueden surgir problemas. Resulta que en el mundo vegetal pasa lo mismo: no solo del agua vive la planta. Y aunque más del 90% del peso de una planta es agua, el porcentaje restante (la parte seca) es súper importante y tendremos que tenerla en cuenta para que nuestras plantas sigan creciendo.

Humus, fertilizante, abono…Veamos de qué va la cosa de la nutrición.

Para empezar, revisemos de qué se compone esta parte seca que no es agua. Al fin y al cabo, si queremos alimentar a la planta tendremos que entenderla un poco. Principalmente, se compone de carbono (C), oxígeno (O) e hidrógeno (H) que son los protagonistas de la parte orgánica que forman el cuerpo vegetal, pero también existe una parte fundamental sin la que las plantas no podrían hacer sus cosas de plantas: los nutrientes.

¿Qué son los nutrientes?

En la naturaleza, las plantas los encuentran en el suelo a partir de la descomposición de restos de plantas, animales, excrementos, frutos de otras plantas o lo que es lo mismo: a través de la materia orgánica.

¿Y si nuestras plantas de casa no tienen acceso a esta materia orgánica natural y nutrientes? Pues tendremos que ser nosotros quienes dotemos a la tierra de este suministro, así de sencillo.

A esos nutrientes (la comida de las plantas) que necesitan en mayor cantidad los llamaremos macronutrientes: nitrógeno (N), fósforo (P), potasio (K), magnesio (Mg), calcio (Ca) y azufre (S). Los micronutrientes, como deducimos del nombre, son los que se encuentran en cantidades mucho menores: hierro (Fe), cobre (Co), zinc (Zn), molibdeno (Mb), manganeso (Mn), boro (B) y cloro (Cl). No te preocupes ahora por la función que hacen cada uno de ellos, con que te quede claro que todos ellos son importantes para que la planta tenga una vida de calidad es más que suficiente.

En la naturaleza, las plantas encuentran los nutrientes en el suelo a partir de la descomposición de restos de plantas, animales, excrementos o frutos de otras plantas

¿De qué va el tema de fertilizar?

Abonar, fertilizar, añadir nutrientes... En la práctica, todo tiene el mismo objetivo que es nutrir tus plantas. Aun así, te daré algunas nociones básicas de este importante capítulo de la jardinería:

Fertilizantes: tienen un origen químico y actúan de forma rápida sobre tus plantas. Digamos que son el batido energizante vegetal. Generalmente, se encuentran en el mercado en forma líquida y contienen una mezcla diseñada para cada tipo de planta según sus necesidades específicas.

¡Cuidado! Todo lo rápido tiene sus inconvenientes. Si nos pasamos de dosis o si a la planta no le da tiempo a asimilarlos del todo, es muy probable que se intoxique.

Los fertilizantes, de origen químico, actúan de forma rápida. Son el batido energizante vegetal. Pero cuidado con pasarte con la dosis

Abonos: serían lo más parecido a lo que encontraríamos en la naturaleza, como hablábamos antes. Se trata de un producto que dispensa los nutrientes de una forma más lenta, con lo que el peligro de intoxicarse la planta es menor. Lo podemos encontrar de forma orgánica (compost, mantillo, humus, etc.) o en minerales (preparados granulados, polvos, bastoncillos...).

Además, la materia orgánica tiene otras ventajas:

- Fomenta el desarrollo de microorganismos beneficiosos.

- Mejora la estructura del suelo y evita así que se apelmace.

- Regula las fluctuaciones de temperatura del suelo.

- Favorece la retención de agua.

- Permite que las plantas absorban los nutrientes de forma óptima.

El más famoso en este equipo es el humus de lombriz (también conocido por vermicompost). Es el producto resultante de la descomposición de materia orgánica por la acción de las lombrices de tierra (especialmente de la especie Eisenia fetida, también conocida como lombriz roja californiana). Lo solemos encontrar ya preparado para su uso doméstico y suele tener una composición N-P-K alrededor del 3-2-3. Lo más interesante del humus es su importante papel en la vida del suelo, ya que su aporte de materia orgánica y ácidos húmicos y fúlvicos ayuda de forma considerable en todos los procesos que ocurren ahí abajo. En horticultura casera, entre 100 y 300 gramos por planta será más que suficiente.

Lo más interesante del humus de lombriz es su importante papel en la vida del suelo. En horticultura casera, entre 100 y 300 g por planta será suficiente

Unos consejos finales

Si no abonas (o fertilizas) y la planta lo necesita, esta puede sufrir una deficiencia nutricional que puede manifestarse y te lo dirá en forma de manchas, hojas con un verde amarillo extraño u otras señales como, por ejemplo, crecimiento irregular. Cada planta lo expresa de una forma, pero quédate con la idea de que nos hablará raro, y no queremos eso.

Hazlo bien y no cometas estos errores:

- No sigas calendarios estrictos: las recomendaciones estilo “cada 15 días” son peligrosas. Utiliza la intuición y el sentido común y diferencia la frecuencia según lo necesite: tamaño de la planta, maceta o suelo, interior o exterior, tipo de planta…

- Ojo con las cantidades: más no es mejor, cíñete a las recomendaciones del fabricante. Te aconsejo que sigas las instrucciones y que vayas poco a poco, tu planta te irá mostrando si vas por buen camino.

- Si el 'alimento' es de tipo sólido y de origen orgánico, mezcla un puñado con la tierra que uses para el trasplante o añade un puñado al sustrato y la planta lo usará según lo vaya necesitando.

- Las estaciones importan: la periodicidad con la que abonar o fertilizar depende de en qué fase se encuentre la planta, así como de en qué época del año estemos. Por ejemplo, si está en fase 'de reposo' no lo necesitará tanto como en su fase más florífera.

¡Ah! Si te olvidas de fertilizar no pasa nada. En la naturaleza no hay reglas tan estrictas, pero una buena rutina o avisos en el calendario pueden ayudarte a que la planta tenga su aporte nutricional y no pase muchos meses sin gota de ese alimento que tanto necesita.