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¿Por qué tu perro te sigue a todas partes?

Perros junto a sus humanos

Eva San Martín

15 de diciembre de 2021 22:54 h

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Nuestro perro nos sigue. A todos lados. De habitación en habitación. También al baño. Y nos preguntamos el porqué de esta fijación. Aunque queramos a nuestros perros y gatos, y los queremos mucho, no siempre comprendemos qué nos dicen o expresan con sus conductas; o por qué hacen lo que hacen.

El otro día contamos por qué los gatos nos siguen al cuarto de baño. Y hoy hemos lanzado la pregunta en versión perruna: es decir, queremos saber por qué los perros nos siguen a todas partes (también al baño); y cuál es el verdadero motivo que los puede llevar a convertirse en nuestra sombra. 

Para conocer la respuesta, hemos hablado con David Ordóñez, experto en comportamiento perruno, educador canino, entrenador de perros de terapia y fundador de Perruneando. Y, como sospechábamos, no existe una única respuesta, ya que puede haber varios motivos que lleven a nuestro amigo a seguirnos a todas partes.

1. Tu perro te sigue: así te dice cuánto te quiere

“El primero, y más evidente, es que los perros generan un vínculo con las personas; una relación que puede asemejarse a las relaciones de amistad que nosotros creamos con otras personas; es decir: nos identifican como parte de su grupo social, y les gusta estar a nuestro lado”, afirma Ordóñez. 

Dicho de otro modo, cuando nuestro perro o nuestra perrita nos sigue, este comportamiento es un modo de expresar su cariño, su amistad y su afecto por nosotros: “Ya que, normalmente, no siguen a cualquiera”, añade. Es decir, los perros siguen a las personas con las que tienen ese vínculo y conocen; y también, por las que sienten afecto.

2. Tu perro tiene un instinto social, de manada

La domesticación del perro también ha hecho su parte; y, de algún modo, hemos creado al perro, o modelado su comportamiento (incluso sus genes), durante varias decenas de miles de años de convivencia a nuestro lado precisamente para eso: para querernos y sentir esa fascinación y apego por nosotros.

“Una de las características naturales, o etológicas, que hacen que un perro nos siga es que son animales sociales; es decir, son animales que de forma natural viven en grupo; por eso, de forma instintiva, buscan la compañía y la seguridad del grupo; y lo hacen, incluso con animales de especies distintas a ellos, como los humanos”, incide el educador canino. 

Y viceversa: según la ciencia, nosotros también consideramos a nuestros perros (y a nuestros gatos) miembros de nuestra familia, es decir, parte de nuestro grupo social más fuerte. Y liberamos oxitocina, la llamada hormona del amor y que provoca sensaciones de bienestar, cuando estamos en su compañía. 

De hecho, cuando hacemos un test de apego seguro, “los perros responden de un modo similar con sus humanos a como lo haría un niño con sus padres”, explica Ordóñez. Es decir: los perros nos quieren mucho, aunque eso ya lo sabíamos.

Pero, además, según estas investigaciones, tenernos cerca les proporciona una seguridad y confianza similar a la que experimenta un niño o una niña pequeña cerca de sus progenitores. Casi nada.

3. Perro velcro: inseguridad o ansiedad por separación

Ahora bien: si nuestro perro nos sigue a todas partes y, además, expresa comportamientos de ansiedad o de estrés, por ejemplo, se pone a gimotear, a llorar o a ladrar según salimos por la puerta, y es incapaz de quedarse solo sin pasarlo fatal, debemos preocuparnos. El motivo: según diversos estudios, puede que esté aburrido o, peor aún, es muy posible que nuestro perro sufra ansiedad por separación. 

Además, no todos nuestros camaradas peludos son iguales, porque cada uno tiene su propia personalidad (técnicamente, “temperamento”):  igual que ocurre con los humanos, hay perros más nerviosos y ansiosos que otros. Y ese nerviosismo puede transmitirse o proyectarse en las relaciones sociales que crea nuestro perro; en este caso, con nosotros.

Por eso, Ordóñez recomienda que no obviemos el comportamiento; y que, si nuestro perro nos sigue por toda la casa, intentemos, lo primero, entender cuál es el motivo: si lo hace por apego normal, o si puede tratarse de una señal de nerviosismo o ansiedad. 

Si sospechamos que puede tratarse de lo segundo, acudamos a un experto en comportamiento canino acreditado. “A veces ayudan los juegos de olfato o los rompecabezas de comida; pero, sobre todo, es importante identificar qué está ocurriendo para saber cómo ayudar mejor a nuestro perro”, concluye Ordóñez.

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