¿Cómo leer las etiquetas de lavado de la ropa?

Cristian Vázquez

29 de septiembre de 2021 22:17 h

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Las etiquetas de la ropa a menudo corren una suerte extraña: mucha gente pone poca o nula atención en ellas, y en muchos casos -sobre todo cuando genera molestias o picores al rozar con la piel- directamente son recortadas y desechadas sin más.

Pero ese etiquetado -de modo parecido a como sucede con el de los alimentos- incluye información útil e incluso fundamental para el correcto cuidado de las prendas. Entre otras cosas, porque señala cómo deben lavarse para garantizar que conserven su forma y su aspecto durante el mayor tiempo posible.

Estas indicaciones para el lavado están formuladas a través de una serie de pictogramas, que representan una buena variedad de significados. Esa es una de las razones por las cuales muchas veces la información de la etiqueta no se valora como corresponde: por desconocer el significado de esos símbolos e iconos.

Sin embargo, no son tan difíciles de interpretar como puede parecer en una primera impresión. Basta con conocer algunos datos claves, sencillos de aprender y que pueden cambiar por completo la forma de tratar la ropa al momento de la colada. Los más importantes se detallan a continuación.

Temperatura, programas y otras características del lavado

La primera serie de símbolos está relacionada con lo más elemental: el lavado. La etiqueta de cualquier prenda siempre incluye el icono de una cubeta, con una línea ondulada que representa el agua.

Sobre el dibujo de la cubeta se introduce la información del tipo de lavado que se puede o se debe efectuar. Lo más sencillo de entender es la temperatura máxima a la cual se puede lavar la prenda: esa información (por ejemplo, 60º) aparece escrita sobre el icono de la cubeta.

En ocasiones, para dar la misma indicación se utiliza un sistema de puntos dentro del mismo dibujo. Un punto significa que la temperatura máxima de lavado es 30 ºC, y cada punto añadido representa un aumento de diez grados (si hay dos puntos la temperatura máxima es 40 ºC, si hay tres puntos es 50 ºC, si hay cuatro puntos es 60 ºC, etc.).

Otro posible añadido es una línea recta que aparece por debajo de la cubeta, una especie de subrayado. Esto informa de que la prenda es delicada, por lo cual se debe programar la lavadora con una opción de agitación media y centrifugado corto. Cuando la prenda es aún más delicada, debajo de la cubeta no aparece una sola raya horizontal sino dos.

Si sobre la cubeta aparece dibujada una mano, quiere decir que esa prenda es tan delicada que no se puede meter en la lavadora: solo debe lavarse de forma manual. Al hacerlo de esta forma, la temperatura no puede exceder los 30ºC, y además hay que tratar la ropa con cuidado, sin retorcer ni estrujar. 

Y en caso de que la cubeta aparezca tachada por una cruz (con forma de X), lo que no se puede es lavar con agua. Lo que necesita es un lavado en seco, procedimiento que tiene a su vez su propio sistema de pictogramas: un círculo con una letra en su interior.

La letra A dentro del círculo indica que se puede emplear cualquier tipo de disolvente. La P, que se puede emplear cualquier producto siempre y cuando no contenga tricloroetileno. El círculo sin ninguna letra y tachado por una cruz significa que no se puede limpiar en seco.

Cómo secar cada prenda

Así como el icono general para referirse al lavado es la figura de una cubeta, el del secado es un cuadrado. Dentro de ese cuadrado suele haber un círculo, que representa (a través de su forma más típica) a una secadora.

Y dentro de ese círculo también se incluyen indicaciones. En algunos casos, puntos para señalar temperaturas: un punto indica que conviene secar a baja temperatura, dos puntos a temperatura normal y tres puntos a temperatura alta.

Igual a como sucede con el lavado, una o dos rayas horizontales por debajo del cuadrado refieren una mayor delicadeza de la prenda, mientras que el cuadrado y el círculo tachados con una X informan de que en ese caso no se debe usar la secadora.

El cuadrado sin un círculo en su interior ofrece las indicaciones para el secado manual (sin secadora). Si en su interior aparecen tres líneas verticales, la prenda es delicada: se debe tender sin escurrir. Si en cambio incluye una única raya horizontal, es que también la prenda se debe dejar secar en posición horizontal.

Una línea curva que une los dos extremos superiores del cuadrado (y que da al dibujo la apariencia de un sobre) señala que la prenda se debe colgar de una cuerda o, mejor aún, de una percha, para que no le queden marcas.

Y cuando hay dos rayas en diagonal junto al extremo superior izquierdo del cuadrado, la recomendación es dejar que la prenda se seque a la sombra y no al sol.

Planchado: indicaciones precisas

La etiqueta de la ropa también brinda información vital acerca de cómo se tiene que planchar. El icono es muy fácil de identificar, porque representa la figura de una plancha. También en este caso se utiliza un sistema de puntos.

Un punto informa de que la plancha debe estar a temperatura baja (unos 110 ºC), por lo general para prendas de tejidos delicados, como seda natural o acrílico. Dos puntos aconsejan una temperatura media (150 ºC), para telas como lana y poliéster. Tres puntos, temperatura alta (200 ºC): algodón, lino o viscosa.

Si el icono de la plancha aparece tachado, tal como en los casos anteriores, la prenda no se debe planchar. Y si la X aparece justo debajo del dibujo de la plancha, lo que quiere decir es que se puede planchar pero sin utilizar vapor.

Existen, por último, una serie de pictogramas relacionados con los blanqueadores: su icono general es un triángulo, que indica que se pueden utilizar esos productos. Si dentro del triángulo aparecen las letras CL, la prenda es apta solo para blanqueadores que incluyan con cloro o lejía. Y si el triángulo está tachado, por supuesto, estas sustancias no se deben utilizar.

Esas son las indicaciones más comunes en el etiquetado de las prendas. Una información que conviene conocer -o al menos tener siempre a mano- para procurar una mayor vida útil para la ropa antes de descartarla. Algo que, en última instancia, también equivale a ahorrar dinero y a un consumo más sostenible.

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