Muere Jacques Rivette, maestro de la Nouvelle Vague

Jacques Rivette, uno de los directores más emblemáticos de la Nouvelle Vague junto a Jean-Luc Godard, ha fallecido este viernes a los 87 años, según informa su productora, Martine Marignac. En su haber se encuentran obras maestras de esa corriente cinematográfica, como Paris nous appartient, L’Amour fou o La Belle Noiseuse.

El más misterioso de esa generación de directores que revolucionaron el séptimo arte en Francia murió pocas semanas después de que las pantallas francesas volvieran a proyectar Out one, una de sus obras maestras, de más de 12 horas de duración repartidas en ocho episodios.

Nació en Rouen en 1928. Comenzó como crítico de cine en la mítica Cahiers de Cinema. Muchas de sus cintas destacan por su larga duración. Concretamente Out 1, de 1971, dura 13 horas. Su último filme, 36 vues du Pic Saint-Loup. data de 2009. Su carácter rompedor, el más revolucionario de la “nouvelle vague”, introdujo técnicas nuevas, como la de pedir a sus actores que improvisaran.

Entre su producción se pueden contar una treintena de filmes dirigidos entre 1949 y 2009, además de una serie de críticas en los años en los que trabajó en la revista “Cahiers du cinéma”, entre 1952 y 1965.

Durante su carrera tras las cámaras fue fiel a una serie de actrices, como Bulle Ogier, Juliet Berto, Jane Birkin, Géraldine Chaplin, Sandrine Bonnaire, Emmanuelle Béart o Jeanne Balibar. Pero también a los guionistas Jean Gruault, Suzanne Schiffman, Pascal Bonitzer y Christine Laurent.

Su cortometraje Le coup du berger, rodado en 35 milímetros en el apartamento de Chabrol en 1956, es considerado el detonante de la Nouvelle Vague; un movimiento al que se mantuvo fiel durante medio siglo con su espíritu de libertad, que en su caso se tradujo en una permanente búsqueda de la trasgresión de las reglas.

Cuando en 1949 desembarca en París se encuentra en la cinemateca a Truffaut, Chabrol y Godard, con quienes funda “La Gazette du cinéma”, donde para muchos se establecen los fundamentos de la “nouvelle vague”.

En los años siguientes trabajó como auxiliar técnico para Jean Renoir, Truffaut y Rohmer, hasta que tras rodar varios cortos lanzó su primer largometraje, “Paris nous appartient”, tras superar problemas de financiación.