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Justicia social en la lucha contra el cáncer
Europa representa una décima parte de la población mundial, pero cuenta con un cuarto de los casos mundiales de cáncer, que se cobra la vida de 1,3 millones de europeos al año, entre ellos 6.000 niños. Por ello, urge actuar, con la prioridad en dos frentes: prevención y lucha contra la desigualdad. No podemos permitirnos quedarnos quietos cuando el 40% de los casos de cáncer son prevenibles. No podemos seguir aceptando diferencias en las ratios de supervivencia superiores al 25% entre los Estados miembros.
Europa está determinada a enfrentar el desafío, con políticas y con recursos, para abordar el cáncer desde todos los frentes: prevención, detección precoz, diagnóstico, tratamiento y calidad de vida de los pacientes y los supervivientes. Porque de no hacer nada, corremos el riesgo de incrementar hasta un 21% en 2040 el peaje de los nuevos diagnósticos.
A lo largo del último año en el Parlamento Europeo, donde he tenido el orgullo de ejercer como ponente socialista, hemos trabajado a fondo con expertos, profesionales, investigadores y asociaciones de pacientes para dar brío a un plan europeo que tenga un impacto significativo en la lucha contra esta enfermedad. Y hemos ido a las raíces, porque no hay mejor forma de combatir una enfermedad que acentuando los esfuerzos en su prevención.
Esto exige, en primer lugar, una lucha decidida contra los factores de riesgo de cáncer: el consumo de tabaco y de alcohol, una dieta poco saludable, la falta de actividad física, la exposición a radiaciones ultravioletas e ionizantes, la exposición a agentes carcinógenos y alteradores del sistema endocrino o la contaminación del aire son factores de riesgo sobre los que debemos actuar decididamente, también en el ámbito laboral. Pero también una adecuada vacunación de la población para prevenir cánceres causados por infecciones, como el virus del papiloma humano o la hepatitis B. Y un apoyo decidido a la investigación en genética, con el fin de encontrar genotipos con mayor susceptibilidad a desarrollar determinados cánceres, incluidos los infantiles.
Y exige, igualmente, impulsar la puesta en común de la ingente cantidad de datos desperdigados a lo largo de los Estados miembros, a través de un Centro de Conocimiento del Cáncer que debe no solo difundir conocimiento y mejores prácticas, sino explotar el potencial de los datos acumulados en los servicios sanitarios para combatir mejor la enfermedad.
Pero no seremos exitosos si no atajamos la lacerante desigualdad que divide a los ciudadanos en función del lugar donde habitan. Como hemos logrado incluir en la resolución de esta comisión, la justicia social debe ser el principio rector en la lucha contra la enfermedad.
De justicia es superar las barreras que limitan la detección temprana y el diagnóstico precoz en la Unión. De justicia es que un ciudadano pueda acceder a un tratamiento en cualquier Estado de la UE, financiado todos los costes antes de su inicio. De justicia es garantizar el suministro de medicamentos oncológicos, los precios justos y la accesibilidad a los tratamientos. De justicia es mejorar la dotación de equipos humanos y tecnológicos. De justicia es que los más vulnerables, los niños, reciban la atención debida, dedicando los esfuerzos necesarios para desarrollar tratamientos efectivos específicos para ellos.
Las acciones están marcadas. Es hora de acelerar su ejecución.
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