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En bici por las Bardenas Reales de Navarra: un paisaje desértico extraño pero atractivo

Una bicicleta, con las Bardenas Reales al fondo

Javier Sánchez-Beaskoetxea

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En no pocas ocasiones, cuando pensamos en Navarra, nos imaginamos valles verdes, bosques pirenaicos y montañas nevadas. Pero el sur de Navarra es todo menos verde y el desierto de las Bardenas mucho menos aún. Porque las Bardenas Reales de Navarra son un desierto a nuestros ojos, pese a que, estrictamente hablando, no lo sean, ya que las lluvias sobrepasan los 300 litros por metro cuadrado al año y hay mucho terreno cultivado. Su clima es mediterráneo continental, de pocas precipitaciones irregulares y muchas veces torrenciales. El viento fuerte es muy habitual, lo que no es buena noticia para los ciclistas.

Las Bardenas se sitúan al sur de Navarra, limitando con Aragón y las localidades desde que podemos acceder son principalmente Arguedas y Valtierra. Como curiosidad hay que señalar que dentro del espacio protegido del Parque Natural de las Bardenas Reales de Navarra, que es Reserva de la Biosfera, hay una zona acotada y de acceso prohibido en la que el Ejército del Aire tiene un polígono de tiro. Toda una incongruencia el que, por un lado, se quiera proteger el medio natural y, por otro lado, se permita bombardearlo.

La formación geológica de este paisaje las Bardenas que tanto nos llama la atención empezó con la orogenia alpina hace unos 80 millones de años. Al ir levantándose los Pirineos, la Cordillera Ibérica y la Cordillera Costero-Catalana, hace unos 35 millones de años se formó una cuenca sin salida al mar con un gran lago y zonas húmedas en su interior. En el fondo de ese gran lago se iban depositando los sedimentos hasta que, hace unos nueve millones de años, la erosión y la orogenia propició la salida de este lago hacia el Mar Mediterráneo conformándose lo que es hoy la cuenca del Ebro.

A partir de ahí, la erosión y el clima fueron dibujando lo que hoy vemos en las Bardenas Reales. Es de destacar que este proceso sigue en marcha y por ello, poco a poco, el paisaje va cambiando. Las Bardenas Reales pertenecían al patrimonio de los Reyes de Navarra, que permitían su uso por parte de los habitantes de los pueblos de alrededor para el pastoreo, cultivo de la tierra o para sacar leña. Hoy son 19 los municipios que tienen derecho de aprovechamiento del entorno.

Hasta Carcastillo

Empezamos la ruta en el parking del Centro de Información Turística de las Bardenas Reales, a unos seis kilómetros de Arguedas. Desde allí, tras un primer kilómetro de asfalto y luego ya por pista, llegamos junto al símbolo más característico de las Bardenas, el pináculo de Castildetierra (km 4,5). Este pináculo es una formación geológica puntiaguda con unas rocas planas encima, que se llaman “cabezos” que son más resistentes a la erosión que el sustrato que las sustenta y que se espera se caigan en las próximas décadas por la erosión, como he comentado antes. Este es, sin duda, el lugar más fotografiado de toda la zona.

Desde aquí, seguimos por una pista fácil y buena para rodar disfrutando del paisaje desértico de las Bardenas que tan extraño y atractivo se nos hace. Vamos bordeando la zona del polígono de tiro hasta que cogemos un desvío a la izquierda (km 10,5). Viene ahora una zona de más sube y baja, aunque en ningún momento hay una verdadera dificultad en forma de cuesta dura. El terreno va alternando zonas de cultivo con zonas silvestres, siempre con tonos ocres y atravesando algunas zonas donde se estanca el agua tras las lluvias ocasionales.

Tras otro desvío a la izquierda (km 16) seguimos con el sube y baja y pasamos junto a la balsa de las Bardenas (km 20), que es un pequeño embalsamiento del agua. Enseguida cogemos un desvío a la derecha y seguimos avanzando hasta llegar junto al monumento al pastor bardenero (km 25), que recuerda la trashumancia que pasaba por aquí desde los valles pirenaicos de Roncal y Salazar. Cogemos ahora otra pista a la izquierda que nos conduce hasta Carcastillo (km 34,5), donde podremos reponer nuestra reserva de agua y comer algo.

Monasterio de la Oliva y regreso

Tras la visita a Carcastillo, salimos por la carretera NA-128 en dirección a Caparroso, pero en tan solo un par de kilómetros nos encontramos a la derecha con el monasterio de Santa María la Real de la Oliva (km 36,5), uno de los mejores ejemplos de arte cisterciense navarro y que es el monasterio más antiguo de España. Es conveniente dejar por un momento la bicicleta y atravesar su puerta y pasear por el entorno de la iglesia y de la hospedería que alberga dentro. Si no hay gente, es una verdadera delicia.

Tras este agradable descanso, retomamos nuestra ruta. Dejamos la carretera NA-128 justo junto al desvío para ir al Monasterio, y tomamos una pista que sale al otro lado de la carretera entre campos de labranza. Una recta de más de tres kilómetros nos va acercando a la única subida algo dura de la jornada que nos lleva a una zona de terreno más elevado. Luego vienen otros seis kilómetros también casi en línea recta en ligero descenso hasta llegar a un cruce de pistas (km 47,5). Giramos a la izquierda para llegar en unos kilómetros al borde de esta zona elevada en el Mirador de la Estroza (km 53). Es agradable detenernos aquí para ver a nuestros pies las Bardenas. A la derecha vemos con claridad el cabezo de Casteldetierra y buena parte del recorrido que hemos hecho.

Tras la parada, volvemos un poco sobre nuestros pasos para coger luego otra pista a la izquierda y poco más adelante hacer un giro también a la izquierda (km 56,5). Ya vamos en claro descenso alejándonos de esta zona elevada por una pista que baja uno de los barrancos del lugar. Este es el tramo quizás menos adecuado para la bici de gravel y en algún punto echaremos de menos una bicicleta todo terreno, pero tampoco tendremos mayor problema para avanzar.

Poco más adelante, tras vadear un río con cuidado (en función de lo mojado que esté el terreno será más o menos complicado pasar), llegamos de nuevo a la ruta por la que hemos pasado antes (km 64). Enseguida pasamos junto al Castildetierra y regresamos al punto de inicio.

Consejos

Te dejamos algunos consejos más por si te decides a hacer la ruta:

  • Casi toda la ruta se puede hacer perfectamente en una bici de gravel, aunque hay tramos de la segunda parte en los que rodaríamos mejor con una bici de montaña, pero son cortos.
  • Es mejor hacer la ruta con tiempo seco. Aunque el clima de las Bardenas es árido, las lluvias hacen que se acumule agua.
  • En Carcastillo podemos avituallarnos muy bien, pero si hace calor es recomendable llevar dos bidones de agua y rellenar los dos en el pueblo.
  • No hay que salirse de las pistas y de los senderos, ya que el terreno goza de una protección ambiental especial. En el tramo que bordea el polígono de tiro está prohibido abandonar la pista.

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