Mercedes-Benz, un viaje de 70 años desde las primeras DKW de Vitoria hasta ser la empresa más grande de Euskadi

Han transcurrido más de setenta años entre el montaje en Vitoria de una primera DKW con piezas llegadas desde la ciudad alemana de Ingolstadt a comienzos de la década de 1950 hasta la fabricación de furgonetas eléctricas y de última generación en la que ahora presume de ser la empresa más grande de Álava y también de Euskadi, con cerca de 30.000 trabajadores que directa o indirectamente dependen de la planta automovilística. La factoría nació como IMOSA, fue creciendo a pasos agigantados al ritmo que macaba una ciudad que también ha dado el salto desde los 55.000 hasta los 260.000 habitantes y ahora es referente de Mercedes-Benz en España.

La historia de la fábrica de Vitoria no se comprende sin antes retrotraerse al año 1950, cuando un grupo de industriales de Euskadi, Navarra y Catalunya amasó un capital de cinco millones de pesetas para fundar con sede en la ciudad de Barcelona Industrias del Motor, S. A., más conocida por las siglas de IMOSA. Un año después, en noviembre, IMOSA aterrizó en Vitoria. La empresa selló un acuerdo con la alemana Auto Union GmbH, que participaba de la mitad de su capital social, para obtener la licencia y poder fabricar la DKW F89 L.

Las piezas de la primera unidad, llegadas desde la ciudad alemana de Ingolstadt, terminaron de montarse el 20 de marzo de 1954. Han transcurrido desde entonces más de 70 años. El nombre de este modelo, la DKW, del que se fabricaron en Vitoria más de 18.000 unidades, cristalizó entre la ciudadanía y llegó a emplearse para designar por antonomasia a cualquier furgoneta. Ya no había furgonetas en las carreteras, habían pasado a ser 'decauves'. Eran todo un símbolo, que se explotaba en la publicidad de entonces, que las retrataba ante los potenciales compradores como “el orgullo de la familia”. “Para cada necesidad, una DKW”, se puede leer en una viñeta. “Pudiendo trabajar con un campeón, ¿por qué hacerlo con un aspirante?”, inquiría otra.

Ya instalada en Vitoria, en 1953 la empresa había comprado unos terrenos de 140.000 metros cuadrados, sitos a caballo entre los pueblos de Ali y Gobeo. 11.300 de esos metros cuadrados se destinaron a la construcción de una nave de montaje, así como de prensas, almacén y dos naves auxiliares. La obra no concluyó hasta el año siguiente, en septiembre, de lo que se cumplen justo ahora siete decenios. “En 1954, Vitoria era una ciudad pequeña y tranquila que comenzaba a expandirse más allá de su casco histórico. Con 55.000 habitantes, tenía aún en aquellos días un ritmo de vida pausado, el Alavés volvía a primera división, apenas había coches en las calles y uno de los pasatiempos favoritos de los niños era darles de comer a los patos en la fuente del mismo nombre. En este contexto se inauguraba nuestra fábrica, que ahora cumple 70 años”, reza uno de los paneles de la exposición que puede visitarse en la Sala Amárica, en la plaza del mismo nombre, hasta el 22 de septiembre.

Mil furgonetas y paga extra

¿A qué ritmo se fabricaba en aquellos meses que siguieron a la fundación de la empresa? El primer gran hito, la milésima furgoneta, estuvo lista el 26 de enero de 1956, cerca de dos años después. La empresa recuerda que el acontecimiento se celebró con la concesión de una paga extra a los trabajadores. A esas alturas, una 'decauve' era ya casi en su totalidad española, con hasta el 90% de los componentes de fabricación nacional.

1958 fue un año clave en el camino que la empresa ha trazado hasta llegar a ser lo que es hoy día, pues fue entonces cuando Daimler-Benz AG, que aporta la mitad del nombre actual, entró en Vitoria con la compra de Auto Union. La fábrica, recuerdan ahora, estaba “a pleno rendimiento” e incluso se quedó pequeña, por lo que hubo de ampliarse hasta casi el doble de superficie. Y cinco años después, ya con 1.800 trabajadores, se inauguró una nueva ampliación, con la que se alcanzaban los 80.000 metros cuadrados. La ceremonia de inauguración, que contó con la visita del ministro de Industria, a la sazón Gregorio López Bravo, se celebró coincidiendo con el día de San Cristóbal, al ser considerado este patrón de los conductores.

La empresa, que hoy día en Vitoria se conoce popularmente como 'la Mercedes', empezó a ser tal en 1972, con el nacimiento de MEVOSA, una amalgama de IMOSA y CISPALSA en la que ya estaban la Companía Hispano Alemana de Productos Mercedes-Benz y también Volkswagen. Tres años después, se completó la tríada de símbolos con los que la entidad se identifica con facilidad: estaban la factoría con sus vehículos, estaban ya todos los integrantes del nombre (Mercedes-Benz) que adoptaría finalmente en 1981 y ahora llegó también el símbolo, pues la furgoneta N 1000, cuyas primeras unidades datan de 1975, empezó a lucir en la parte frontal la estrella de tres puntas. Era, en la práctica, la asunción de una forma de ver el mundo, la de Gottlieb Daimler, socio de Carl Benz, quien aspiraba a motorizar por tierra, mar y aire.

El año 1984 llegó con un importante aldabonazo debajo del brazo. Hasta el momento, Vitoria compartía con Barcelona las tareas de ensamblaje de furgonetas de Mercedes-Benz, pero entonces se decidió que la capital alavesa se encargaría de esa labor en exclusiva. Y, al calor de esa relevancia dentro de la marca, a la fábrica se le dio un lavado de cara, pues había de estar preparada para los nuevos tiempos. “La fabricación es ahora tipo mecano, se han creado nuevas secciones de montaje, soldaduras robotizadas, sistema de imprimación por cataforesis, nuevos procesos de mecanizado...”, se explica en la exposición. Otro punto relevante en la trayectoria de la empresa fue la implementación de un tercer turno en 1997, cuando ya se producían más de 65.000 unidades anuales.

De la F89 L a la millonésima Vito de tercera generación

La lista de modelos que se han fabricado en Vitoria es larga. Todo empezó en 1954 con la furgoneta F89 L, seguida en la década de los sesenta por, entre otras, la 800 S, la 700 P, la F100 L y la F1000 D; los setenta fueron tiempos de la N1000 y la N1300, mientras que en los ochenta siguieron otras como la MB100, la L508 D y la L407 D; la Vito, que honra con el nombre a la ciudad, salió al mercado ya entrados los noventa. En abril de 2022, la fábrica celebró la fabricación de la millonésima Vito de tercera generación.

Y hubo también derivadas. Con la participación de dos empresas italianas que ya trabajaban por entonces con la prestigiosa Fiat, Carrozzeria Fissore y Sicca, IMOSA constituyó una nueva sociedad, Industrias Auxiliares del Automóvil, S. A. (conocida como INAUTO), para vehículos menos ortodoxos, como microbuses, coches-tienda, coches-bar, coches-exposición, furgones-taller y furgones para víveres. Ya en 1957 se habían comenzado a construir unos talleres de hasta 3.000 metros cuadrados en Gamarra para dar cabida a estas carrocerías especiales.

Mercedes-Benz, se asegura en la exposición, tiene ya la vista puesta en el futuro. Han transcurrido ya once años desde que en 2011 la Vito eCell se consagrase como “la primera furgoneta eléctrica fabricada en serie en el mundo”, reseñan. Y abundan: en 2019 arrancó la producción de la eVito, ya 100% eléctrica, mientras que tan solo un año después comenzó a producirse la EQV, que tildan de “primer monovolumen 100% eléctrico”. Ahora, el futuro, según anuncia Mercedes-Benz, se deletrea VAN.EA, una furgoneta que dispondrá de hasta dos motores eléctricos, baterías y ruedas motrices. “Nos permitirá transformar por completo nuestra planta para afrontar el nuevo reto tecnológico del futuro”, se congratulan.

elDiario.es/Euskadi

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