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Vidarte se va del Guggenheim con “la espinita” de no haber expuesto en Bilbao el ‘Guernica’ de Picasso

El director del Museo Guggenheim Bilbao, Juan Ignacio Vidarte, en una imagen de archivo. EFE/Miguel Toña

Maialen Ferreira

Bilbao —
21 de mayo de 2024 17:04 h

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“Es una decisión tomada con la cabeza, pero el corazón me pedía seguir”. Con estas palabras y la voz a ratos algo entrecortada por la emoción, Juan Ignacio Vidarte ha anunciado este martes su marcha como director del museo Guggenheim de Bilbao. “Aunque me encuentro bien e ilusionado, es lo mejor para el museo. Es la primera vez que hay un relevo en la historia del museo y es importante que se haga bien para marcar una referencia de cara a futuro”, ha reconocido tras confesar que ha dedicado más de su “media vida consciente” al proyecto. Concretamente 33 años, 27 desde que el proyecto nació y los tres anteriores para que pudiera ver la luz. “Este proyecto me ha cambiado porque me ha hecho crecer como persona y como profesional. Nunca hubiera pensado que desarrollaría mi vida en un proyecto como este. Me pidieron que fuera el primer director del museo, me dieron la oportunidad y lo hice con gusto”, ha explicado Vidarte.

A diferencia de muchos otros directores de museos, cuando Vidarte se puso al frente del proyecto, no había desarrollado una trayectoria en el mundo de la cultura. A propuesta del PNV, fue director general de Acción Territorial de la Diputación Foral de Bizkaia en 1988 y un año después director general de Política Fiscal y Financiera de la misma institución. “Nunca he pretendido ser un experto en el mundo del arte. Mi función no era definir con mis gustos o con mis criterios artísticos la línea de la institución. Mi función era ser un director de orquesta y hacer que la orquesta funcionara. Siempre he sido en este mundo un 'outsider'. Cuando llegué imagino que a quienes formaban parte de este mundo entonces les extrañaba que estuviera ahí. Después, las circunstancias me han hecho ser un director de museo y probablemente seré el más veterano de los directores de museos en España”, ha aseverado.

Con una trayectoria que abarca más de 200 exposiciones de los artistas nacionales e internacionales más reconocidos del siglo XX y XXI, a Vidarte le ha quedado una “espinita” en su carrera: no haber expuesto el 'Guernica' de Picasso durante la inauguración del Museo Guggenheim de Bilbao el 18 de octubre de 1997. “Una espinita que siempre he tenido clavada es que en su momento, en la inauguración del museo, no fructificara la idea, que yo consideré extraordinaria, de que el 'Guernica' se hubiera podido exponer de una manera temporal en el museo en el contexto de la exposición inaugural. Yo creo que aquello fue una oportunidad histórica. Se frustró por diferentes motivos y entiendo que ya es algo irrepetible, pero es algo que me habría gustado que hubiera ocurrido y que no ocurrió”, ha confesado.

Su momento más duro, según ha admitido, fue el asesinato de José María Aguirre a manos de ETA. Aguirre fue el agente de la Ertzaintza encargado de custodiar el edificio de titanio diseñado por Frank Gehry que días después acogería la inauguración del Museo Guggenheim de Bilbao. En la misma plaza del museo, un miembro de la banda terrorista disparó al ertzaina. “Fue sin ninguna duda el momento más duro como director del museo, en lo personal”, ha reconocido.

La decisión de marcharse comenzó a gestarse, según ha destacado, tras el 20 aniversario del museo, en 2017. “Empecé a pensar que era algo que había que afrontar de una manera rigurosa y ordenada. Desde entonces lo he venido pensando, aunque han surgido diferentes circunstancias. La pandemia fue la primera. Claramente esos dos años derivados de la pandemia fueron un momento complicado y el museo tuvo que hacer un esfuerzo importante para reinventarse de alguna manera y no era momento de hacer cambios. Después, concurrió la circunstancia de que Richard Armstrong, director de la Fundación Solomon R. Guggenheim de Nueva York, acababa su etapa como director y por tanto tampoco era un buen momento, porque coincidía con otra salida. He ido madurando la idea y parecía que ahora las circunstancias eran las adecuadas”, ha detallado.

Para conseguir un nuevo perfil que le sustituya, el Patronato del museo ha acordado iniciar un proceso de selección que llevará a cabo Antonia Josten, una empresa con sede en Berlín que cuenta con amplía experiencia internacional en la captación de personal directivo del sector artístico y cultural. El proceso, según han explicado, se finalizará en octubre y comenzará a partir del 3 de junio. “Buscamos a una persona con un nivel de cualificación y experiencia personal elevado. Una carrera ya desarrollada, pero que pueda tener por delante un periodo de tiempo lo suficientemente largo como para desarrollar un proyecto aquí. No se busca un relevo para 3 o 4 años, sino una trayectoria de 10 o 15 años por delante”, ha explicado.

“No solo estamos buscando a una persona que se profesionalmente excelente, sino que sea una persona que sintonice con los valores de la institución. Que sea un profesional que encaje y empatice con los valores de la institución, como el trabajo en equipo, el liderazgo, el compromiso o la empatía. Esto es un museo, pero además es una institución muy relevante, un referente y embajador de la ciudad y el país en el mundo. Por eso, la persona que venga deberá tener unas condiciones y para quien el contexto y la arquitectura de este país no sea desconocido”, ha señalado, para después aclarar, en este sentido, que se valorará el conocimiento del euskera de la persona, al igual que de inglés y de castellano, pero no cree que el no saberlo será una “condición imprescindible ni excluyente”.

Vidarte no descarta que la persona seleccionada para ser directora del museo Guggenheim de Bilbao sea una mujer. “Lo que se va a buscar es una persona que cumpla en la mayor medida posible con esos requisitos tanto profesionales como personales. No hay un plan determinado para que mi sustituto sea mujer. Evidentemente eso no es descartable por lógica y porque dentro de las cualidades y requisitos que se van a pedir seguro que hay muchas mujeres que los pueden cumplir, pero esa no está considerada como una cuestión imprescindible”, ha indicado.

Sobre el hecho de que desde la nueva dirección se seguirá impulsando o no la creación de un segundo Guggenheim en Urdaibai, proyecto que por el momento se encuentra paralizado por las instituciones vascas, Vidarte ha reconocido que “es un proyecto estratégico y que continúa vigente, pero al que no le han dado la luz verde”. “Se requiere un consenso institucional al que todavía no existe. Es un proyecto posible, pero no seguro, por lo que no va a condicionar a la persona que me venga a sustituir a mí”, ha detallado, para después aclarar que “no ha habido ningún avance” específico sobre la resolución o la definición del consenso institucional sobre este proyecto. “Hay que tener un respeto escrupuloso para las dos instituciones que son fundadoras del museo y son fundamentales para el desarrollo del Guggenheim Urdaibai: la Diputación de Bizkaia y el Gobierno vasco. Cada institución tiene sus propios ritmos y prioridades”, ha aseverado.

Vidarte, nuevo director emérito

A pesar de dejar la dirección, Juan Ignacio Vidarte continuará vinculado al Museo Guggenheim de Bilbao como director emérito con funciones consultivas y no ejecutivas y participando en las reuniones del Patronato. También seguirá formando parte de la Fundación Guggenheim en las iniciativas internacionales de carácter estratégico. “No es una despedida, me seguiréis viendo por aquí”, ha indicado a los medios de comunicación tras un discurso en el que ha agradecido “el respaldo y el respeto” que ha recibido a lo largo de su carrera.

Vidarte cierra su etapa como director del Museo Guggenheim dejando el año pasado un récord anual de visitantes con un total de 1.324.000, lo que supuso un impacto económico de 760 millones de euros. Se trató de un año que abarcó exposiciones sobre la etapa parisina de Miró, la escultura de Picasso en una muestra con 50 obras creadas con utensilios de cocina y compuestas también por esculturas de sus amantes realizadas entre 1909 y 1962, la exposición dedicada a Oskar Kokoscha, el pintor que se enfrentó al nazismo y pidió ayuda para los niños vascos en el bombardeo de Gernika y la muestra 'Yayoi Kusama: desde 1945 hasta hoy', con más de 200 obras de la artista japonesa que a sus 94 años convierte su enfermedad mental en arte.

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