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Dos mujeres (y una empanadilla) contra el monopolio global de los emoticonos

A Yiying Lu, más conocida como la diseñadora de la adorable ballena que hace algún tiempo nadaba por Twitter cuando la plataforma se caía, la inspiración la pilló con gula. Su amiga Jennifer Lee le acababa de mandar la foto de unos 'dumplings' que estaba cocinado cuando barajaban la posibilidad de celebrar una fiesta con esas bolas de harina rellenas como protagonistas.

En ese aceitoso instante, Lu quiso expresar su emoción con una imagen. Sin embargo, se dio cuenta de que, junto a las hamburguesas, la pizza o el sushi, no había ningún 'emoji' en su iPhone que representara ese plato de su tierra natal. Así que se dispuso a solucionarlo. Se sentó en su escritorio y, dos horas después, tenía listo el diseño de un 'dumpling' con corazones por ojos que nos recuerda a nuestras empanadillas de atún, si es que fueran capaces de ponernos ojitos. “Es como si el 'dumpling' dijera 'te quiero', es como si estuviera respondiendo a tu amor”, explica Lu a HojaDeRouter.com con cierto aire poético.

Yiying y Jennifer comenzaron a preguntarse por qué un alimento que las dos consideran universal no tenía su adecuada representación en el lenguaje visual por excelencia del siglo XXI.

Defensoras de que los 'dumplings', los 'pierogi' polacos, los raviolis italianos, los 'gyoza' japoneses, las empanadas argentinas, los 'momos' nepalís y los Kreplach judíos merecen hacerse un hueco en nuestros teclados, se pusieron a estudiar cómo podían conseguir tal hazaña.

“Si no había un 'emoji' de 'dumpling', significaba que el sistema había fallado, así que pensamos que teníamos que arreglarlo”, afirma Lee. Se puso manos a la obra y descubrió que el Consorcio Unicode, una “extraña” organización sin ánimo de lucro, es la encargada de aprobar si un nuevo emoticono se suma a la lista oficial de 1.281 caracteres reconocidos actualmente.

El Comité Técnico de Unicode, la “iglesia” de los 'emojis'

Apple, Google, Microsoft, Yahoo y Facebook, la última en incorporarse, figuran entre las once empresas tecnológicas que abonan 18.000 euros al año (casi 16.500 euros) por ser miembros de pleno derecho de Unicode. Esta posición les permite votar en todos los comités técnicos, en la junta directiva y en las reuniones de plena adhesión. Otras cuatro instituciones, como el gobierno de India o la Universidad de Berkeley, pueden decidir qué 'emojis' sobreviven, aunque tienen menos poderes que los gigantes tecnológicos.

Lee se ha percatado, además, de que la mayoría de miembros del Consorcio implicados en la aprobación de 'emojis' nuevos son “mayoritariamente hombres, americanos e ingenieros”, por lo que a su juicio es necesario que el parlamento de los 'emojis' sea más plural.

Tras concluir que la actual no es la mejor forma de gobernar el idioma visual con el que nos comunicamos cada día, Lee decidió unirse al sistema para cambiarlo desde dentro. Abonó 75 dólares (68 euros) y se convirtió en miembro individual del Consorcio Unicode, miembro individuallo que permite participar en las reuniones del Comité Técnico e intervenir en los grupos de debate.

El pasado noviembre, esta periodista se desplazó a los cuarteles generales de Apple en Cupertino para participar en una de esas juntas trimestrales. Descubrió que los miembros del Consorcio Unicode eran “muy agradables y muy familiares” y se sintió tan observada “como si estuviera yendo a una iglesia por primera vez”, si bien considera que la experiencia fue “divertida”.

Los miembros debatían acaloradamente sobre los futuros 'emojis': discutían cuál era la mejor forma de mostrar un crepe universal, se preguntaban si era demasiado americano que la leche se representara como una caja de cartón y defendían la imposibilidad de crear un único emoticono con forma de judía dada la existencia de múltiples variedades de frutos de esa planta.

Unas contiendas dialécticas “extravagantes y serias al tiempo” en las que, a juicio de Lee, faltaban diseñadores para que los informáticos entendieran cómo debía evolucionar ese lenguaje. Así que ella y Lu decidieron que su tierno 'dumpling' bien podía servir para reclamar esa “revolución alegre”, como la propia Lu la califica.

Un 'crowdfunding' para que propongamos nuevos 'emojis'

No solo los miembros del Consorcio pueden sugerir qué pictogramas deben aprobarse. Todo el que lo desee puede registrar su propuesta para que la Subcomisión de Unicode para los Emoji estudie su viabilidad basándose en criterios como el nivel de uso o el contenido emocional en un proceso que puede llevar dos años. De hecho, hasta mediados de 2016 no se aprobarán definitivamente los 74 candidatos que pasaron la criba el año pasado, entre los que se incluyen un 'cowboy', un payaso, una embarazada, un príncipe, una mano haciendo un 'selfie' o incluso una paella.

Además de elaborar su candidatura oficial para que un “revestimiento de masa que envuelva a un relleno” con o sin sentido de la vista entre a formar parte del menú de WhatsApp, decidieron buscar mecenas en KickstarterKickstarter que apoyaran públicamente a sus rebeldes 'dumplings' para reclamar un nuevo catálogo de 'emojis' más inclusivo.

A falta de 21 días para que finalice la campaña, ya han conseguido recaudar 9.951 dólares (unos 9.000 euros) de más de 200 patrocinadores, el triple del objetivo que se habían marcado. A cambio, los mecenas podrán participar en talleres de elaboración de ese apetitoso alimento destinados tanto a vegetarianos como a amantes de la carne en Los Ángeles, Nueva York o California o unirse a celebraciones en las que se festejará la comida y la cultura.

Con el dinero recaudado, planean que la asociación que están constituyendo para “dar voz a los ciudadanos” sobre los 'emojis', Emojination, pase a ser miembro asociado del Consorcio Unicode e incluso abone una cuota superior (7.500 dólares, 6.800 euros) y consiga medio voto en las comisiones técnicas. “'Emoji' por la gente, para la gente” es el lema de su organización, que se encargará de escuchar las propuestas iconográficas de cualquier usuario y luchar para que todos podamos teclearlas.

Dalí, la inspiración para crear iconos de la Red

Jennifer Lee ya tiene algunas ideas en mente para crear nuevos emoticonos. Además de otros alimentos, pretende que las jirafas, mamíferos ignorados por Unicode, que optó por sobrerrepresentar a las ballenas, o los objetos domésticos, como escobas, plumeros o aspiradoras, estén disponibles próximamente en nuestras pantallas.

A Yiying Lu también le gustaría seguir diseñando emoticonos que apelen a nuestros sentimientos. Hace un lustro logró conquistar a Twitter con su ilustración de una ballena sostenida por pajaritos ballena sostenida por pajaritosque ella dibujó como símbolo de amistad. Aunque el vicepresidente de ingeniería de la popular red social asesinó a aquel cetáceo hace dos años (recuerda que anteayer te desquiciaste contemplando a un robot averiado), Lu confiesa que el diseño la abrió muchas puertas.

Camisetas, zapatillas, tartas e incluso tatuajes utilizaron a aquella ligera ballena como símboloaquella ligera ballena como símbolo, e incluso el popular presentador de la NBC Conan O'Brien pidió que Lu lo dibujara montado en aquel animal marino. Además de dar clases de comunicación visual en la Universidad Tecnológica de Sidney, Lu ha realizado desde entonces diferentes ilustraciones para Disneyland Shanghái, el parque temático que abrirá sus puertas próximamente en China, y actualmente es directora creativa en una aceleradora de 'startups'.

El diseño de los envoltorios de Japónenvoltorios de Japón, cuna de los 'emojis', además del surrealismo del pintor belga René Magritte y especialmente del genio Salvador Dalí son las grandes inspiraciones de esta diseñadora. Estos dos artistas la han enseñado a utilizar su imaginación y a mirar “más allá de la realidad”.

“Creo que los 'emojis' son una nueva forma no solo de comunicación, sino también de manifestación artística que usamos y con la que nos comunicamos. Es arte aplicado”, defiende. Al fin y al cabo, no se puede negar la originalidad de una entrañable bola de harina.

Lu nos confiesa que la encantaría que Dalí o Picasso se convirtieran en emoticonos, y ya tiene algunos bocetos preparados. Eso sí, al menos de momento no va a conseguir que los utilicemos en nuestros 'smartphones'. Por mucho que el señor con bigote se parezca razonablemente a Freddie Mercury, lo cierto es que Unicode excluye a los iconos de marcas, personas específicas o deidades.

Lee y Lu van a presentar su simpático 'dumpling' en la junta del Subcomité Técnico de Unicode junta del Subcomité Técnico de Unicodeque se celebrará a partir del próximo lunes en las oficinas de IBM en San José. Además, pedirán la inclusión de otros tres iconos gastronómicos de los que por el momento no nos han dado más detalles. Si todo va bien, podríamos disponer de un emoticono para expresar que estamos friendo empanadillas congeladas a partir de junio de 2017.

“Si [a la gente] le encanta la comida en sí misma, se alegrarán de unirse al movimiento”, concluye Yiying Lu. La comida ayuda a que las personas de todo el mundo confraternicen, según esta diseñadora. Por eso, cuando su estómago dio un vuelco al ver una de sus comidas favoritas, creó una ilustración por la que es imposible que un amante de los 'emojis' en particular y cualquier ser humano en general no sienta ternura.

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Las imágenes son propiedad de Yiying Lu y Gaelx