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De Meloni a los socialistas: Von der Leyen busca votos a izquierda y derecha para seguir al frente de la Comisión Europea

Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, y Giorgia Meloni, primera ministra italiana, en la reunión del Consejo Europeo el 21 de marzo de 2024 en Bruselas.
1 de junio de 2024 23:10 h

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“De Tsipras a Macron”. Era el mantra que repetía el candidato socialista a la Comisión Europea en 2019, Frans Timmermans, para gobernar Europa: desde la izquierda de Syriza hasta los liberales de Renaissance. Pero los números eran endiablados, y el presidente francés decidió pactar con la canciller alemana, Angela Merkel, el reparto de los principales puestos europeos. De resultas de aquellas reuniones a puerta cerrada durante varios días de los líderes de la UE, una ministra conservadora de Defensa alemana, Ursula von der Leyen, se convertía en presidenta de la Comisión Europea.

Cinco años después, el mantra está siendo otro: “De Meloni a los socialistas”. La hegemonía conservadora y ultraconservadora que se vislumbra para las elecciones europeas del 9 de junio, toda vez que los equilibrios en el Consejo Europeo –los 27 líderes– cada vez se inclinan más a la derecha, hace que las cábalas se centren en cómo sumará los votos Von der Leyen, candidata del PPE a repetir al frente de la Comisión Europea –formada por un miembro de cada país–, en tanto que el PPE será el principal partido en el nuevo Parlamento Europeo.

Von der Leyen, después de ser elegida por los 27, ganó la votación de la Eurocámara para presidir el Ejecutivo comunitario por la mínima en julio de 2019. Para ello, necesitó, grosso modo, a las bancadas populares, liberales y socialdemócratas. De los 747 eurodiputados presentes, se registraron 733 votos secretos y en urna. De ellos, nueve por encima de la mayoría necesaria –374– votaron a favor de Von der Leyen: 383.

Ya entonces, socialdemócratas y liberales hicieron sufrir a Von der Leyen: entre las tres principales familias sumaban 444 escaños –182; 154: y 108–, por lo que se perdieron 100 votos por el camino de todos los colores, teniendo en cuenta los 24 síes de los ultraconservadores polacos del PiS –del grupo de los Conservadores y Reformistas Europeos (ECR, por sus siglas en inglés) al que pertenece Vox– y los 14 del M5S –de los No Inscritos– prometidos antes de la votación. Es decir, ya entonces Von der Leyen recibió voto ultraconservador, y el comisario polaco se convirtió en responsable de Agricultura, la cartera relacionada con la poderosa, influyente y multimillonaria Política Agraria Común (PAC).

En 2024 los números se prevén aún más ajustados, en tanto que las encuestas aventuran sendos retrocesos a socialistas y liberales –así como a los Verdes– y subidas a los dos grupos a la derecha del PP europeo, los ultraconservadores de ECR y los ultraderechistas de ID.

Así, una vez gane el PPE las elecciones europeas y quiera presidir la Comisión –algunos, como Macron, apuestan por Mario Draghi, pero su perfil no es tan popular como le cuenta Esteban González Pons a Politico, lo que le podría acercar más a la presidencia del Consejo Europeo–, puede tener dos opciones: mirar solo a su izquierda, buscando la investidura con liberales, socialdemócratas y Verdes. O, por contra, hacer lo que ya está haciendo en cada uno de los países de la Unión Europea y que ha anunciado la propia Von der Leyen: mirar a su derecha y, en concreto, a la ultra Giorgia Meloni, presidenta del Gobierno italiano y líder de la familia ultraconservadora ECR, como ha anunciado la propia Von der Leyen y pedía este viernes la revista británica The Economist, símbolo del liberalismo

Si la persona propuesta para presidir la Comisión Europea por los líderes en la cumbre europea tras las elecciones –que también elegirán presidencia del BCE, del Parlamento Europeo, del propio Consejo Europeo y Alto Representante– no obtiene mayoría absoluta en la Eurocámara, el Consejo debe presentar un nuevo candidato en el plazo de un mes. 

En este caso, se da por descontado el rechazo del grupo de La Izquierda –Francia Insumisa, Die Linke, Podemos, IU, etc–, pero también se descarta a los Verdes, que ya han anunciado que no apoyarán a Ursula von der Leyen para un segundo mandato como presidenta de la Comisión si pacta con los nacionalistas de extrema derecha, según ha declarado su candidata Terry Reintke. La eurodiputada alemana afirmó que su grupo no apoyará “en absoluto” a Von der Leyen si pacta con Meloni: “No vamos a entrar en la coalición ni en la mayoría, por ejemplo, con el ECR. Así que allí, Ursula von der Leyen, o quien quiera construir una mayoría, tendrá que elegir”.

Pero el PP europeo lo tiene claro: para reforzar sus mayorías en la Eurocámara, tanto para aprobar como para bloquear políticas, quiere ir de la mano de la extrema derecha. Así lo dijo Von der Leyen en un debate con el resto de candidatos de las demás familias políticas: “He trabajado muy bien con Meloni en el Consejo Europeo, como con otros primeros ministros, es mi tarea. [Meloni] es pro-europea, ha sido muy clara contra Putin y pro-estado de derecho. Le ofrezco trabajar juntas”.

El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, camina por la misma senda. “No me parece homologable a otros partidos que se consideran de extrema derecha en Europa”, dijo el presidente del PP durante un coloquio organizado por el Cercle d'Economia en Barcelona.

¿Nueva mayoría?

La gobernanza de las instituciones europeas ha dependido de la alianza entre democristianos, socialdemócratas y liberales desde la Segunda Guerra Mundial, que acabó con la derrota del nazismo y el fascismo. Frente al bloque soviético y el capitalismo desbocado de EEUU, Europa diseñó un modelo de Estado de Bienestar propio que, tras la caída del Muro y de un modelo alternativo, ha sido cada vez más disputado desde la derecha, que ha ido ganando terreno hasta el punto de que, tras las elecciones de 2024, las fuerzas conservadoras y reaccionarias pueden dirigir el rumbo de la UE.

Y está por ver cómo se cierra el pacto de los líderes en una cumbre tras las europeas, cómo ese pacto compromete a las respectivas familias políticas y cómo se traduce en la votación del pleno del Parlamento Europeo.

En ese sentido, la aprobación del Pacto Migratorio, con un acuerdo desde Meloni hasta la socialdemocracia, es el horizonte de nueva mayoría que persiguen el PP europeo y Von der Leyen. Y ahí entran en juego las geometrías variables, la libertad de voto de los grupos del Parlamento Europeo y las realidades nacionales propias.

Por ejemplo, los Republicanos franceses, del PPE, han anunciado ya que no votarán a Von der Leyen por sus buenas relaciones con Macron. Argumento parecido que ha usado ya Vox: independientemente de la sintonía entre Meloni y Von der Leyen, ellos dicen que votarán en contra a consecuencia de la entente demostrada entre la alemana y Pedro Sánchez durante la legislatura.

Tampoco está claro qué hará el SPD, de Olaf Scholz, que en 2019 votó en contra de Von der Leyen. Pero entonces el SPD estaba en la oposición y en vísperas electorales. Ahora está en el Gobierno, aunque en retroceso electoral, a riesgo de quedar tercero, por detrás de los ultraderechistas de Alternativa por Alemania. Y, a diferencia de 2019, ahora el ultraconservador PiS está en la oposición, no tendrá comisario y el jefe del Gobierno polaco, Donald Tusk, es de la familia política de Von der Leyen, lo que les resta incentivos para votarla.

En efecto, esa clave interna es fundamental. En 2014, el PSOE se abstuvo con Jean-Claude Juncker, por ejemplo, a diferencia del resto de la bancada socialista europea, que participó del pacto europeo a cambio de la presidencia del Parlamento Europeo para el alemán Martin Schulz y la vicepresidencia de la Comisión para Frans Timmermans, entre otras cosas. En aquel momento, el PSOE estaba en la oposición, Pedro Sánchez acababa de llegar a la secretaría general, se había producido la abdicación de Juan Carlos, Podemos irrumpía en el panorama político y el PP mandaba de comisario al controvertido Miguel Arias Cañete.

En la Comisión Europea actual, fruto del pacto de 2019, Von der Leyen tenía tres vicepresidencias, una para cada familia que formaba parte del pacto –populares, liberales y socialistas–, al margen del Alto Representante, Josep Borrell, que también es vicepresidente y el máximo exponente de la familia política socialista en las instituciones europeas.

Y en el próximo reparto que se produzca después de las elecciones europeas liderada por los populares, dada la previsible correlación de fuerzas, puede operar la mano tendida a Meloni por la familia conservadora –quien será una voz relevante en el Consejo Europeo de junio– y la ascendencia de los suyos a la hora de conformar la Comisión Europea.

Italia no deja de ser un país fundador de la UE, miembro del G7 y Meloni es jefa de Gobierno y de una familia política pujante. ¿Y si Von der Leyen ofrece una de las vicepresidencias a Meloni? ¿Y si premia a los ultras de ECR frente a los liberales, de capa caída, o incluso frente a una vicepresidencia de los populares, en función de quién se quede con la jefatura de la diplomacia europea, o crea una vicepresidencia nueva? ¿Podría convivir una previsible vicepresidencia española de la Comisión, principal exponente socialista europeo, en manos de Teresa Ribera, junto a otra de un miembro de Fratelli D'Italia? ¿De qué forma puede Von der Leyen asegurarse el voto a su izquierda y su derecha sin ofrecer vicepresidencias de la Comisión Europea?

Y mientras Von der Leyen y Feijóo cortejan a Meloni en busca de sus votos para una Comisión Europea presidida por el PP europeo, la italiana mira a los ultras y vuelve a expresar su buena disposición hacia la líder de la ultraderecha francesa, Marine Le Pen. “Está haciendo un camino interesante. En esta legislatura, a veces nos hemos encontrado en el mismo bando'”, dijo este miércoles en una entrevista con Il Corriere della Sera. Sus palabras llegan pocos días después de que Le Pen le lanzara una invitación directa a formar un único frente en el nuevo Parlamento europeo. “Es el momento de unirnos, no podemos dejar escapar esta ocasión única”, afirmó Le Pen la semana pasada al margen de un mítin en el norte de Francia. Un acercamiento precedido por la expulsión en la misma semana de sus socios alemanes de AfD del grupo Identidad y Democracia, la otra agrupación de los ultras en la Eurocámara.

¿Repetirá Von der Leyen al frente de la Comisión Europea? ¿Elegirán los líderes a otra persona? ¿Recibirá votos suficientes del Parlamento Europeo? Independientemente de lo que depare el futuro próximo, lo cierto es que la jefa del Ejecutivo comunitario busca votos a izquierda y derecha para seguir al frente de la Comisión Europea.

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