Mensaje en una botella, de Japón a Hawái en 37 años
Una botella de cristal lanzada al mar en 1984 por estudiantes de un instituto de Japón ha sido localizada hace unos meses en la isla de Hawái, a unos 6.000 kilómetros de distancia.
Los alumnos del club de ciencias naturales del instituto de Choshi, en la prefectura de Chiba, al este, la arrojaron como parte de un proyecto para investigar las corrientes oceánicas, según ha informado el periódico japonés The Mainichi.
En total, los estudiantes soltaron 750 botellas en el océano cerca de la isla Miyakejima de Tokio en 1984 y 1985. Según informa el medio japonés, desde entonces, se hallaron algunas de ellas en 17 lugares, entre ellos Kioto, Filipinas, China y la costa oeste de Estados Unidos. “Nunca imaginamos que se encontraría otra 37 años después”, ha dicho Jun Hayashi, vicedirector del instituto.
La última se encontró en 2002 en la isla de Kikaijima, al suroeste de Japón. “Pensábamos que la última se había encontrado en Kikaijima”, dice Hayashi.
“Pensé que era basura”
Desde entonces, no había habido más contacto con las botellas arrojadas por los estudiantes de Choshi. Hasta este junio, cuando Abbie Graham, de nueve años, halló una de ellas durante una excursión familiar en una playa rocosa de Hawaiian Paradise Park.
Cuando la niña encontró la botella de cristal transparente, de forma peculiar y tapón oxidado, sus padres se mostraron escépticos. “Lo primero que dijo Abbie fue: 'Hemos encontrado un mensaje en una botella”, contó su madre al Hawaii Tribune-Herald en julio. “Yo pensé que era basura, y ella pensó que era un tesoro”, añadió su padre.
En su interior había formularios de contacto, escritos a máquina en japonés, inglés y español, en los que se puede leer: “Esta botella fue arrojada en el mar cerca de la costa de Choshi”. A continuación, pide a quien la encontrara que “tenga la bondad” de ponerse en contacto con la escuela, seguido de varios campos para rellenar, como la fecha y el sitio de recogida.
A principios de septiembre, Abbie envió los formularios al instituto de Choshi, junto con un dibujo de ella y su hermana comiendo sushi, según informa The Guardian. Nozomi Hakkaku y Asuka Yamaguchi, dos estudiantes de segundo año, han escrito, en nombre de sus compañeros, cartas de agradecimiento en inglés a la niña que localizó la botella. “Quiero conservar la conexión que la botella nos ha traído a través de las fronteras y el espacio-tiempo”, dice una de ellas.
“Me ha sorprendido, ha revivido recuerdos nostálgicos de mis días de instituto. Doy las gracias a los implicados”, dice Mayumi Kanda, de 54 años, miembro del club de ciencias naturales en 1984. El club cesó sus actividades en 2007. Las medidas de prevención de daños medioambientales hacen que ya no sea posible hacer experimentos de este tipo, recoge The Mainichi.
Y Abbie Graham parece motivada tras saber que hay casi 700 botellas del estudio a la deriva, sin localizar aún. “Quiero ir a buscar otra”, dijo la niña al medio local.
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