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Cientos de miles de personas rechazan la asfixia de Milei a las universidades públicas de Argentina

“No se vende, la patria no se vende”, cantaron y vibraron cientos de miles de personas que salieron a las calles este martes en Buenos Aires y otras ciudades de Argentina en defensa de la universidad pública y gratuita. La educación es un derecho, no un privilegio, demostró ser el leitmotiv de una movilización histórica que nucleó a estudiantes, docentes, trabajadores, sindicalistas, organismos de derechos humanos y partidos políticos. Una reacción colectiva y masiva ante el ahogo presupuestario que ejerce el gobierno ultraderechista de Javier Milei contra las universidades nacionales. 

La marcha en la ciudad de Buenos Aires desbordó de personas el centro porteño, desde la Plaza de los Dos Congresos hasta el punto cúlmine en la Plaza de Mayo, donde se leyó un documento en el que se denunció la crítica situación que atraviesan las universidades públicas como consecuencia de la motosierra del presidente libertario. Según estimación de los organizadores, se movilizaron unas 800.000 personas. Para el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, a cargo de Jorge Macri, un aliado de Milei, fueron 150.000. Desde el escenario, Piera Fernández de Píccoli, titular de la Federación Universitaria Argentina, leyó el discurso firmado junto al Frente Sindical de Universidades Nacionales y el Consejo Universitario Nacional: “Sin salarios dignos de docentes y no docentes, la universidad pública es inviable (...) Rechazamos la política de ajuste y disciplinamiento”.

Entre los oradores, se destacaron las voces de Taty Almeida, Madre de Plaza de Mayo Línea Fundadora y de Adolfo Pérez Esquivel, Nobel de la Paz. Primero habló Taty: “Repudio la decisión del gobierno de Milei de no querer subsidiar a las universidades públicas. Este presidente dice que es una marcha política, sí es política, pero no partidaria”. A su lado, el Nobel enfatizó: “Defendemos el derecho de un pueblo a vivir dignamente. No hay plata para la educación ni la salud, pero sí hay plata para comprar aviones de combate”.

Es que días atrás el gobierno argentino le compró a Dinamarca 24 aviones F-16 norteamericanos que Ucrania rechazó. Pese a que Milei repite como un mantra que “no hay plata”, las aeronaves construidas hace casi 40 años cuestan 650 millones de dólares.

“Hay que saltar, hay que saltar, más presupuesto para estudiar”, se sumaba al cantito en Plaza de Mayo una chica con un libro grande en su mano que decía de un lado “El futuro”, y del otro “universidad pública y gratuita”. Belén Díaz, estudiante de kinesiología de la Universidad de Hurlingham, dijo al Diario.es cómo se siente en su facultad el ajuste del gobierno. “Se trata de nuestro futuro, de todas de mis compañeras, que venimos hace años estudiando nuestra carrera. Está pasando lo que nunca pasó antes: hoy no prendemos el aire acondicionado, ayudamos con la limpieza, pintura y mantenimiento. Las actividades culturales y deportivas tuvieron que cerrar. Teníamos becas de apuntes y ya no. Y nos recortaron las prácticas en los hospitales”.

La situación de las universidades nacionales es crítica: con el mismo presupuesto que en 2023 y con una inflación interanual que supera el 287 % en el primer trimestre, el dinero disponible es a todas luces insuficiente. Frente al anuncio de esta marcha que prometía ser multitudinaria, el Ministerio de Capital Humano informó la semana pasada que se dispuso un aumento del 70 % en marzo y otro se otorgará en mayo por el mismo porcentaje. Esa tibia respuesta del gobierno no hizo mella en la convocatoria a marchar: este martes ha habido movilizaciones en ciudades de todo Argentina, entre ellas, Córdoba, Rosario y Mar del Plata. Contando estas manifestaciones, la convocatoria llegó al millón de personas.

Débil anuncio

Felipe Vega Terra, director del Ciclo Básico Común en la UBA, afirmó al Diario.es que el anuncio del gobierno es engañoso. “El 70% de marzo y el nuevo 70% de mayo no son retroactivos, entonces en un caso es una actualización de 10 meses y en el otro, de ocho. En realidad es un aumento del 107% contra la inflación anual del 300%. Es insuficiente matemáticamente”. 

Vega Terra destacó la reputación de la universidad pública argentina. “Compite en el top 100 de las mejores universidades del mundo. Hasta el 2022 la UBA estaba arriba de la Universidad Nacional Autónoma de México y de la Universidad de Sao Paulo, y tenemos ocho veces menos presupuesto que México y 15 veces menos que la Universidad de Sao Paulo”. 

En Argentina hay 57 universidades públicas. De acuerdo al registro del Ministerio de Educación, 2,16 millones de estudiantes son de universidades nacionales y 551 mil alumnos de casas de estudio privadas. La UBA, con 347 mil estudiantes, es la más grande. 

Ningún adoctrinamiento: diversidad

Paloma Garay, docente en la carrera Geografía de la UBA se mostró conmovida por la cantidad de personas a su alrededor. “Estoy emocionada porque los estudiantes están muy activos defendiendo la universidad pública. Este gobierno dice que adoctrinamos a los pibes. La universidad pública es la que tiene mayor diversidad de voces, y las que adoctrinan son las privadas. Uno va a la Universidad Católica Argentina, que es una excelente universidad, pero tiene una única visión. En la universidad pública hay católicos y judíos, hay quienes se identifican de izquierda y otros de derecha; pobres y ricos. En la diversidad de miradas se hace la calidad”.

Vega Terra también desterró la idea de adoctrinamiento en las aulas. “Es ridículo pensar en el adoctrinamiento ideológico, como lo plantea el gobierno de Milei. Recorriendo la oferta de cátedra es imposible sostener esa afirmación. Por ejemplo, de la Facultad de Ciencias Económicas egresaron, Luis Caputo (actual ministro de Economía), Axel Kisillof (gobernador de la provincia de Buenos Aires), y Carlos Melconian (iba a ser el ministro de Economía de Patricia Bullrich), todos con orientaciones ideológicas diversas. Cuando Milei habla de adoctrinamiento en las aulas es él quien propone que en la universidad se estudien autores que a él le gustan, que son de la escuela austríaca. Lo que está mal es que sólo vean a Rothbard, Hayek, Friedman. También tienen que ver a Marx y Keynes. Afortunadamente el poder político no puede intervenir porque las universidades son autónomas”. 

La marcha mostró diversidad política con la presencia de Kisillof, peronista de izquierda, pasando por representantes de la centrista Unión Cívica Radical, hasta el ex candidato presidencial Sergio Massa, peronista de centro y otras formaciones de izquierda.

Centros de estudiantes de universidades privadas se sumaron a la movilización. Celia Cabrera, enfermera egresada de una casa de estudios privada, aseguró: “Me formé en la universidad privada pero apoyo la educación pública porque tengo mucha familia que salió de la universidad pública y que son docentes de la UBA. Defiendo la escuela pública, que es una gran contención social, es un gran apoyo que tiene que estar garantizado por el Estado”, dijo, agitando un pañuelo azul que decía “educación pública”.

Gabriela Piovano, destacada infectóloga del Hospital Muñiz, participó de la marcha. “Si la educación es privada y la salud es privada entonces no te mueve el interés por el conocimiento sino por el dinero. El Muñiz es un hospital escuela, no depende del presupuesto de la UBA, pero sí depende del presupuesto de la Ciudad de Buenos Aires, gobernada desde hace más de 25 años por el neoliberalismo, que tomó como práctica el achicamiento tanto de la salud como de la formación académica. Ha habido residencias en hospitales públicos que quedaron vacías porque el salario que se les ofrecía era miserable, entonces estos estudiantes han optado por hacer las prácticas en hospitales privados”.

Ajuste y falta de luz en las aulas

El Consejo Superior de la Universidad de Buenos Aires declaró la emergencia y se decidieron algunas medidas como el ahorro de energía. Entre abril de 2023 y marzo de 2024 las tarifas de luz aumentaron un 500 % frente a un presupuesto congelado. El salario de los docentes y no docentes perdió un tercio de su valor en los últimos meses, desde la devaluación de 54,3% decidida por Milei al llegar a la Casa Rosada, el 10 de diciembre.

Sofia Rivas, estudiante de ingeniería informática, de la Facultad de Ingeniería de la UBA, contó cómo viven el ajuste en su lugar de estudio. “Se recortó el uso de ascensores, de seis se usan dos, se redujeron las clases presenciales y el dictado de clases a la noche, para usar la luz natural”.  

La UBA, como el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), representan espacios de prestigio académico y son parte del patrimonio argentino. Victoria García, delegada de ATE -Conicet (Asociación de Trabajadores del Estado del Conicet) señaló, a modo concluyente: “Para nosotros y nosotras como trabajadores del Conicet esta movilización nos toca muy de cerca porque estamos en la misma condición que los docentes, afectados por la crisis presupuestaria enorme que se debe a a la decisión del gobierno nacional de ahogar presupuestariamente a las universidades, en un ataque en general a lo público y en particular a la ciencia y a la cultura”.