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Quejas vecinales en el viaje de Ayuso al epicentro de las talas del Metro: “Está así porque es Carabanchel y no el Bernabéu”

La presidenta de la Comunidad de Madrid en la zona que albergará la tuneladora para la L11 por Comillas

Lourdes Barragán

Madrid —
12 de diciembre de 2024 15:20 h

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Hacía un sol de invierno esta mañana en Madrid. En los alrededores del parque de Comillas, ahora sepultado por la arena de la obra para abrir una estación de Metro en la zona por donde pase la línea 11, los operarios trabajan con aparente normalidad. Salvo por una cosa. La visita de Isabel Díaz Ayuso a media mañana se hizo notar, pues fue a presentar la tuneladora que actualmente se fabrica en Alemania y que llegará previsiblemente al fondo subterráneo a finales de 2025. Su nombre será Mayrit, como se nombraba tiempo atrás a la ciudad. El lugar ha sido foco de protestas por las talas de árboles que se llevaron a cabo, y el ambiente aún chispea. La presidenta de la Comunidad de Madrid se ha personado en el área de trabajo cuando se cumple un año desde que iniciaron las actuaciones para este tramo del suburbano, que nace de una reclamación vecinal. Al terminar la visita tocó hablar de la tuneladora.

Según lo que avanza Ayuso, esta maquinaria de grandes dimensiones permitirá perforar unos 15 metros diarios, tres veces más que los cuatro metros –dos por cada lado– que se excavan con los recursos actuales. La idea es concluir las obras “lo antes posible”, en palabras de la líder popular, que ha reconocido en su charla la existencia de quejas vecinales. En la medida de lo posible, promete tratar de subsanarlas. La acompañaba el consejero de Vivienda, Transportes e Infastructuras, Jorge Rodrigo, junto a otros pesos pesados como el concejal del distrito y exconsejero, Carlos Izquierdo, o el director general de Infraestructuras de Transporte Colectivo, Miguel Núñez. “Sabemos que una obra siempre es un fastidio, pero en el futuro los vecinos podrán disfrutar de un parque reconstruido y unas conexiones privilegiadas con el resto de la ciudad”, ha garantizado la presidenta.

No obstante, el camino para lograrlo no termina de convencer entre los residentes. “No están contando la verdad, ¡que lo digan todo!”, espetaban dos vecinas del barrio al grupo de periodistas que, guiados por el equipo de Ayuso, accedía al interior de las obras actualmente valladas. Ambas son madres cuyos hijos estudian en el CEIP Perú, un colegio que colinda directamente con el antiguo parque y que, en lugar de una zona verde, avista ahora desde sus ventanas el ir y venir de camiones o el ruido de las excavadoras. El Gobierno regional ha reiterado en varias ocasiones, también esta misma mañana y ante la presencia de las dos particulares, las medidas de prevención y reducción de impacto que se han tomado desde Sol como los camiones que pasan regularmente para regar el asfalto y eliminar arena o las pantallas antirruido colocadas en las proximidades.

Pero hay quienes no lo ven suficiente, sobre todo después de las talas en unos 139 árboles que se ejecutaron antes de la obra para acondicionar y despejar el espacio. La cifra de ejemplares eliminados iba a ser superior, pero las protestas vecinales lograron un acuerdo para reducirlas. La presidenta, sin embargo, ha deslizado que es necesario hacer sacrificios para un proyecto de envergadura –sin referirse directamente a las talas– y ha felicitado a todo el equipo después de 12 meses de trabajos. El objetivo de esta ampliación en la línea 11 de Metro, ha reiterado, será “descongestionar” la circular, L6, que rodea a la ciudad y es uno de los trayectos más utilizados diariamente por millones de usuarios. Frente a su recorrido en círculos, Ayuso ha destacado que la L11 del futuro será “la gran diagonal de Madrid”, y que se extenderá desde Conde de Casal hasta Atocha o Palos de la Frontera, sumando otras dos conexiones: la que pasará por Madrid Río y esta última, en Comillas.

La ampliación, asimismo, conectará la línea con otros siete intercambiadores, cinco de ellos ya en vigor según los datos que aportó Ayuso. “Es una obra que hacemos en tramos, precisamente, por su magnitud: la prolongación es de 6,5 kilómetros”, ha indicado ante los medios, en una comparecencia sin preguntas. “Queremos que abra a finales de 2027”, marcó en el horizonte. La presidenta ha mencionado en su discurso el encuentro con las dos vecinas y madres de escolares en el CEIP Perú, y ha validado su preocupación a la vez que exponía que su equipo “hace todo lo posible por reducir daños”.

En este sentido, puso ejemplos como las “nuevas ventanas de protección contra el ruido” o la limpieza que ejercen en las que ya tiene el centro educativo, así como “unas horas de funcionamiento estipuladas” para que las obras no colapsen el barrio. No obstante, ha recordado que fueron los propios vecinos quienes solicitaron abrir la parada. Una de las madres que habló con la presidenta, llamada Nuria Salobral, charló con Somos Madrid al término de la visita y mostró la cercanía de la escuela con el perímetro del parque vallado, a escasos metros de distancia.

¿Por qué se quejan los vecinos?

“Llevamos un año protestando e incluso hemos llegado a hacerlo ante la Unión Europea [se refiere al viaje que tres familiares del CEIP Perú hicieron hace un año a Bruselas para ampliar su petición], pero siguen sin explicarnos nada. De la visita de hoy, por ejemplo, nos hemos enterado por los medios”, reseña, visiblemente molesta. La “excusa” que, a su parecer, exponen siempre desde la Comunidad es que fueron ellos quienes pidieron una estación de la L11 en Comillas. “De ese punto de partida han ido haciendo una bola gigante”, considera. Hace muy poco enviaron sus alegaciones al proyecto para reconstruir el parque, pues el Gobierno regional sí les envió una misiva explicando su idea para que pudieran valorarla.

Esta información les llegó hace cosa de un mes, según esta vecina, y ahora se hallan a la espera de conocer si sus respuestas serán tenidas en consideración. “Nos enviaron un proyecto farragoso de regeneración del parque de Comillas con hasta cuatro propuestas, pero sin concretar la elegida. Predominaban grandes extensiones de caminos pavimentados, una gran pista de asfalto con gradas, un kiosco, zonas de pradera valladas o bancos sin respaldo”, se quejaron este mismo jueves desde la Asociación de Vecinos Parque de Comillas y el AFA del colegio Perú, que reúne a padres y madres del centro.

Estas iniciativas “nada tienen que ver con lo que el barrio desea y necesita para hacer frente a los retos de la crisis climática”, uno de los contras que se impusieron a la obra además del ruido o la suciedad. “Lamentamos esta falta de transparencia y comunicación en unas obras de calado como estas que han arrasado las cinco hectáreas del único pulmón verde del barrio”, concluyen las entidades vecinales en un comunicado conjunto, enviado al conocerse la visita de la presidenta. “Si estamos así es porque somos Carabanchel y no el Bernabéu. Tenemos miedo de convertirnos en San Fernando de Henares”, lamenta Nuria.

Historia del barrio y un parque en obras

Hasta 1971, el barrio pertenecía a Arganzuela-Villaverde, y es entonces cuando se integra definitivamente en Carabanchel. La zona de Comillas se encuentra sobre el viejo barrio de barracones de la posguerra, pero la lucha vecinal consiguió mejorar las casas: el lugar que ocuparon las infraviviendas pasaron a convertirse en un parque. El mismo que ahora queda bajo los escombros de la obra hasta su reconstrucción. Como en otras zonas de Madrid, el crecimiento desbordante de la ciudad creó en el sur suburbios al otro lado del río Manzanares y en la salida hacia Toledo.

Una urbanización incipiente y mísera que antecede a la creación definitiva de Comillas en terrenos que pertenecían a Carabanchel Bajo (entones un municipio separado de Madrid) después de la guerra. En un primer momento, en enero de este año, los vecinos aseguraron que los trabajos de arqueología realizados durante la obra encontraron dos restos óseos, entre ellos un fémur. La Consejería de Transportes confirmó solamente el hallazgo de solados “de escaso valor”, un suelo antiguo, y continuó sus labores. Pero finalmente se constató el origen de esos restos, dando la razón a la teoría de los residentes.

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