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Entrevista

Julia Cry, cantante: “En la música urbana tiene que haber muchos chicos que no descubran su sexualidad por miedo”

Para sus oyentes es Julia Cry, pero quien la conoce en las distancias cortas sabe que Julia es Julia y sus perros. Un día antes de la entrevista, pregunta: “Será escrita, ¿no? Es que voy con tres perricos”.

La murciana, de 22 años, ya conoce los escenarios de festivales como el Hermosa Fest o el FMS (Freestyle Master Series), y también cuenta entre sus logros con el primer premio del concurso nacional de música Reyes de La Plaza, donde participaron más de 8.000 candidatos. Bañada por influencias de la música urbana, el afro, el flamenco o el jazz, a principios de 2024 lazó su primer álbum: ‘Insisto’, y hace apenas unas semanas publicó su ultimo single: ‘Noche de damas’. En el conjunto de su obra puede comprobarse cómo la naturalidad y sinceridad más descarnadas son los los rasgos que caracterizan a la artista, algo que, sin duda, atrae al público: varias de sus canciones superan las 450.000 escuchas en plataformas digitales. 

Nos reunimos con Julia en una terraza del barrio murciano de El Infante, donde actualmente reside. Efectivamente, a la entrevista también acuden Nara, Negra y Horus, sus tres perricos. “Si no me dedicara a la música abriría una protectora de animales”, confiesa la artista justo antes de empezar.

En dos años has pasado de componer en casa a actuar en festivales, ¿cómo nació el fenómeno ‘Julia Cry’?

He crecido en una familia y un ambiente muy musical: mi padre toca la guitarra, mi abuela cantaba y bailaba, y yo hago música y escribo desde que soy muy pequeña. Cuando era una niña escribía poemas y cuentos, y siendo adolescente empecé a escribir letras de canciones. También desde pequeña ya cantaba, con muchísima vergüenza y sin imaginar, ni de lejos, la música como una vía laboral.

Al principio escribía sin música de fondo, hasta que descubrí lo que eran los beats de Internet (instrumentales de uso libre), y un día, con dieciséis o diecisiete años, se me cruzaron los cables, empecé a escribir sobre estas instrumentales e hice como diez canciones en una tarde.

¿Quiénes han sido y son tus referentes a nivel musical?

Pfff, he escuchado de todo durante toda la vida. Con unos 12 años me flipaba Meghan Trainor. En mis canciones meto muchísimos coros y creo que aprendí a hacer coros cantando a Meghan Trainor, me parece una artista súper musical y una mezcla de todo lo que a mí me gustaba cuando empecé a tontear con la música. También tenía a mis amigos del barrio, y con ellos escuchaba flamenquillo.

Por otra parte, mi padre siempre ha escuchado mucho blues, mucho jazz, también rock… A él le flipa Queen, Elton John, Norah Jones, Amy Winehouse… aunque esta última creo que me gusta mucho más a mí que a él.

A día de hoy, ¿cómo te planteas tu carrera musical? ¿Qué esperas de la música?

Es verdad que al principio pensé que las cosas iban a ser mucho más fáciles. Al poco de empezar me fichó una distribuidora muy potente, pensé que de ahí despegaba pero no fue así. De hecho, fue una experiencia dura y traumática, llegué a pesar 49 kilos, ahora peso 54 y me parece el mayor ejemplo de lo mal que lo pasé en aquel momento, pero siempre tuve claro mi objetivo, pensaba: “¿Qué voy a hacer si no es música? Ya puedo acabar viviendo debajo de un puente con mis perros, que seguiré haciendo música”. Toda mi vida gira en torno a ella: los vídeos, las producciones, el contenido en redes, las entrevistas… esto es lo que a mí me gusta y me hace feliz.

Cuando me recuperé de aquella etapa empecé a trabajar en lo que salía: camarera, captadora de socios… Hice dinero por mi cuenta y conocí a mi actual manager, Antonio Palazón. Recuerdo que una vez me preguntó: “¿Tú como quién quieres ser?”. Y yo, sin dudarlo, le respondí: “¡Yo no quiero ser como nadie!”. Para mí el éxito no es otra cosa que hacer lo que amo y llegar a mucha gente, creo que estoy bastante capacitada para hacerlo.

Recomiendo a todo el mundo que trabaje de camarero un tiempo porque se aprende mucho: aprendes a controlarte, a ser educado, a ser humilde, a desarrollar la paciencia…

Uno de los rasgos más criticados de la música urbana ha sido la romantización de la calle, el barrio o la precariedad por parte de artistas con posiciones socioeconómicas acomodadas, ¿qué opinas de esto?

Como te digo, yo he sido camarera mucho tiempo, que es un trabajo donde estás explotado, donde cobras poco, donde echas muchas horas, donde acabas reventado… en resumen, donde le echas un par o no lo aguantas. Y cuando me he cruzado con personas que no han tenido que trabajar nunca en algo así, no han sido de las que romantizan la precariedad sino de las que menosprecian este tipo de trabajos, les quitan importancia.

Recomiendo a todo el mundo que trabaje de camarero un tiempo porque se aprende mucho: aprendes a controlarte, a ser educado, a ser humilde, a desarrollar la paciencia… Hay quien no lo ha vivido nunca y habla desde la inexperiencia como si este tipo de trabajos fueran algo sencillo y fácil.

Julia Cry está donde está también gracias a la hostelería, a cantar en la calle, a trabajar en festivales por cuatro euros la hora, a captar socios para la Asociación Española contra el Cáncer parando gente en la calle…

'Noche de damas' es tu último single, donde muestras una relación sentimental con otra chica y dejas clara tu bisexualidad, ¿por qué crees que dentro de la música urbana los chicos todavía no se atreven a mostrar sexualidades más allá de la heteronorma?

Es cierto que la mayoría de mujeres conocidas dentro del género urbano son abiertamente bisexuales, o al menos no lo esconden. Imagino que, dentro de este género musical, debe de haber muchos chicos que no descubren su sexualidad por miedo al qué dirán, sobre todo si hablamos de rap, donde todavía parece que mejor cuanto más macho y más chulo seas.

En otras ramas de la música urbana que no tienen tanto que ver con el rap sí empiezo a ver chicos que visten con croptop, ¿sabes lo que te digo? Chicos que, a lo mejor no dicen que son gays o que a lo mejor ni lo son, pero que empiezan a romper patrones. Es algo que va muy poco a poco, y que en el rap va a ir más lento todavía.

El rap es un círculo muy pureta todavía. Cuando yo salía en los vídeos de Reyes de Plaza, Batallas de Promesas, Urban Roosters y todas esas plataformas con un montón de oyentes del rap, había gente a la que le molestaba mucho ver a una niña cantando en un ambiente tan rapero, decían que todas cantábamos igual, que era aburrido, que todas decíamos lo mismo, que vestíamos igual… y era mentira. Imagina si de repente un chico se atreve a decir que se acostó con otro. Se lo comen, es que se lo comen. Entonces, me da lástima decirlo así, pero entiendo que si hay alguno al que le gusten los chicos no lo diga y no lo haga, o lo haga a escondidas.

A lo largo de tu trayectoria musical, ¿has notado actitudes discriminatorias por ser una mujer y ser joven?

En cuanto a mi juventud me he encontrado con muchos comentarios del estilo “Aún eres pequeña, ya aprenderás” o “Eres muy joven, deberías hacer esto o lo otro…”, al principio era muy pasiva con todo esto, llegué a pensar que llevaban razón, pero hubo un momento en el que entendí desde dónde se hacían esos comentarios y me planté, ¿están ellos en mi lugar? ¿Viven ellos de la música? ¿Por qué me tiene que importar lo que digan cuatro raperos de Murcia si luego, además, les gusta lo que hago?

Los mismos que me han podido llegar a discriminar por ser mujer son los que condenan el movimiento feminista por cuatro denuncias falsas frente a las miles y miles verdaderas.

Sobre lo de ser mujer… La presencia de la mujer en la música urbana es más o menos reciente. Hace no mucho estaba mal visto que una mujer se divorciara, es decir, no hace tanto que las cosas estaban muy, muy mal. Ahora están mejor, pero siguen estando mal. Los mismos que me han podido llegar a discriminar por ser mujer son los que denuncian el movimiento feminista por cuatro denuncias falsas frente a las miles y miles verdaderas. El movimiento feminista existe y tiene que existir. Todavía hay gente que piensa que montamos dramas por nada, pero es que nos siguen violando, nos siguen insultando, nos siguen agrediendo. O si trabajamos en lo nuestro, por ejemplo yo, que hago música, nos siguen comparando o nos siguen recordando el tío con el que estuvimos.

Cada vez va pasando menos porque cada vez somos más. Cuantas más seamos y más nos impongamos, mejor para todas. Además, imponerse no es ni siquiera enfrentar, imponerse también es decir: me la suda lo que estás diciendo porque no llevas razón.

¿Cuál es la responsabilidad social que crees que debe tener un artista?

Los artistas no somos educadores, ni hemos estudiado pedagogía, pero es verdad que nos ven y escuchan muchos niños y niñas que en ocasiones no tienen el apoyo o la atención suficiente en casa, con padres que no asumen su responsabilidad, y que se refugian en la música. Así que tenemos muchísima responsabilidad nos guste o no, aunque no siempre estemos preparados para hacerlo todo bien.

Entiendo al artista que no quiera ser un ejemplo y que no intente serlo, también hay que confiar en el sentido común de la gente: no porque tu artista favorito cuente que vende droga vas a ponerte a vender droga tú también.

A mí a veces me gustaría no tenerla, pero soy consciente de ello y lo intento aprovechar. Intento cantar cosas que puedan transmitir algo bonito y algo real, que inspire y que motive. Quiero hacer una música que inspire libertad, fuerza y rebeldía, que sirva a la gente para salir de situaciones complicadas de la vida. Mi música está llena de mensajes: críticas a la escuela; apoyo al colectivo trans; denuncia de la violencia machista, visibilidad a la comunidad LGTBIQ+…

Aún así, entiendo al artista que no quiera ser un ejemplo y que no intente serlo, también hay que confiar en el sentido común de la gente: no porque tu artista favorito cuente que vende droga vas a ponerte a vender droga tú también.