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En el anterior artículo fui muy dura con la situación de la justicia, la falta de medios y sus consecuencias, escribí sin filtro que hay personas que no hacen su parte del trabajo y que su acomodamiento es maligno para los justiciables. Luego paré y pensé: es una verdad de las que duelen, podría tener consecuencias si opino más de la cuenta. Mejor en el siguiente artículo me relajo. Pero leer la prensa esta semana pasada ha sido surrealista. La justicia no funciona así.

Reconozco que no he querido entrar mucho a conocer los detalles del caso, de hecho, dejé de llevar asuntos penales hace años porque es una materia dura emocionalmente. Admiro profundamente a los compañeros que se dedican en exclusiva al ámbito penal: tienen que sortear con frialdad obstáculos que a mí no me es posible hoy día, yo me implicaría y eso no es bueno para el caso.

La cuestión es que cuando he visto la noticia de que se iba a hacer una junta de fiscales para evaluar si entraban en prisión los mafiosos que han cometido estos crímenes, me he quedado fría. Queridos lectores, la justicia, en un caso normal no funciona así. Dícese normal un caso en el que no hay involucradas personas importantes. Pensaréis: ¿las niñas? No, no son esas las personas importantes para la sociedad, me refiero a empresarios de calado y abogados. Quiero que sepáis que un proceso normal las penas habrían sido superiores incluso con sentencia de conformidad, que el proceso es verdad que tarda mucho, pero una acusación particular (por parte de las víctimas) podría haber hecho mucho al respecto.

Hay algo que me ha sorprendido: la declaración de la madre de una de las víctimas. Sí había víctimas para declarar y esto es vital. Primero porque esto en un juicio tiene un peso increíble y se nos dijo en prensa que no había ninguna víctima localizada para hablar del asunto en el juicio oral, en ese punto entendí que se llegara a una conformidad de bajo impacto y me cabreé por la falta de medios en la justicia. Pero al hablar la madre todo cambia porque la razón está en sus palabras y no en las mías, por muy abogada que yo sea.

Esto es un problema muy grave: de las diez víctimas ninguna ha presentado acusación particular, que es quien da caña en estos asuntos, por decirlo de manera simple. La madre entrevistada no presentó acusación particular porque “no sabía nada”. Esto es un fallo del sistema inadmisible y delirante. La información que se da por escrito en comisaría es una basura inútil si un abogado no te la explica.

En una entrevista que realiza Olaya López para La Opinión la madre relata cómo engañaron a su hija, que se iba a ir a cuidar de un bebé en la tarde y que le apagaron el móvil, que volvió tarde y descompuesta, que no dijo nada porque amenazaron de muerte a su familia. Destrozaron la vida de esa familia, tuvieron que mudarse por miedo, sin apoyo alguno y en situación de vulnerabilidad económica.

Pero podría haber sido peor, cuando pillan la trama iban a sacar a la niña del país. Esa niña iba ser un número más en las cifras de desaparecidas.

Imaginemos por un momento que la trama solo giraba entorno a esta niña, que solo había una menor implicada. Os voy a decir los delitos que hay y las penas que corresponden:

Trata de seres humanos (artículo 177 bis CP): prisión de 5 a 8 años contando con que estamos en una organización criminal, aumentadas si la víctima es menor de edad.

Delito de prostitución y explotación sexual de menores (artículo 187 CP): prisión de 5 a 10 años.

Delito de coacciones (artículo 172 CP): prisión de 6 meses a 3 años, pudiendo aumentarse si hay violencia o intimidación.

Organización criminal (artículo 570 bis CP): si los acusados pertenecen a una red mafiosa o criminal organizada, se podría aplicar este delito al que corresponde prisión de 4 a 8 años para los miembros, y de 5 a 10 años para los líderes.

Las penas podrían acumularse y llegar a los 15 años o más de prisión, dependiendo de las circunstancias agravantes, como el uso de violencia, intimidación o abuso de una posición de autoridad sobre menores. Si hubiera más menores, que son diez, esto aumenta.

Pero hay una sentencia de conformidad ¿verdad? Voy a explicar cómo funciona una conformidad para la sociedad en general, es simple:

Supondría la rebaja de un tercio de la pena, es decir, si la pena inicial es de 9 años, la rebaja por conformidad podría dejarla en 6 años. Después, si aplicamos las dilaciones indebidas, pensando que son las más podríamos bajar la pena en uno o dos grados, esto supone pasar a una horquilla de 2 a 5 años de prisión.

Que es poco, que no es suficiente, que no repara nada, que no protege a las niñas de problemas como el que estamos viviendo. Pero es lo que tenemos en nuestro Derecho. Lo que no cabe en nuestro país son esos cinco miserables meses de prisión y 2.000 euros de calderilla a unas víctimas asustadas. La declaración de la madre en prensa tiene razón en algo tremendo: “Esta gente está suelta y todas las niñas de Murcia están en peligro de que les pase lo mismo que a la mía. Han pasado diez años, pero siguen en peligro.”

Me va a venir muy mal opinar públicamente todo esto, pero es que mi hija también está en peligro y la justicia no es suficiente, aunque mi opinión tampoco lo es, por desgracia.

En el anterior artículo fui muy dura con la situación de la justicia, la falta de medios y sus consecuencias, escribí sin filtro que hay personas que no hacen su parte del trabajo y que su acomodamiento es maligno para los justiciables. Luego paré y pensé: es una verdad de las que duelen, podría tener consecuencias si opino más de la cuenta. Mejor en el siguiente artículo me relajo. Pero leer la prensa esta semana pasada ha sido surrealista. La justicia no funciona así.

Reconozco que no he querido entrar mucho a conocer los detalles del caso, de hecho, dejé de llevar asuntos penales hace años porque es una materia dura emocionalmente. Admiro profundamente a los compañeros que se dedican en exclusiva al ámbito penal: tienen que sortear con frialdad obstáculos que a mí no me es posible hoy día, yo me implicaría y eso no es bueno para el caso.