La convergencia de luchas en busca de progreso
Como activista LGTBIQ+ y socialista, quiero afirmar con claridad que no hay contradicción en estas identidades. Al contrario, son luchas intrínsecamente conectadas que buscan el progreso y la defensa de los derechos humanos, asegurando que nadie se quede atrás. La interseccionalidad de nuestras luchas es fundamental para entender que la búsqueda de justicia social y la lucha por la igualdad de derechos son dos caras de la misma moneda.
El activismo LGTBIQ+ es, en muchos sentidos, heredero del movimiento feminista. Nos hemos inspirado en sus logros y en su valentía para desafiar las normas establecidas. Es a través de la lucha feminista que hemos aprendido la importancia de cuestionar el patriarcado y sus estructuras opresivas. La defensa de los derechos de todas las orientaciones sexuales, identidades y expresiones de género deben estar alineada con la lucha por la igualdad de género, ya que ambas buscan desmantelar sistemas de opresión que perjudican a todas.
Recientemente, el 41 Congreso del PSOE reveló una realidad inquietante: una minoría transexcluyente ha logrado imponerse sobre una mayoría que parecía confiada en que esto no podría suceder. Este hecho nos debe hacer reflexionar sobre la organización y la movilización. El movimiento TERF (Trans-Exclusionary Radical Feminism) se ha consolidado y está bien organizado, operando dentro de una corriente de negacionismo reaccionario, que entre otras realidades, niega la existencia de identidades no binarias. Este tipo de ideologías no solo son dañinas para la comunidad LGTBIQ+, sino que también frenan los avances democráticos y socavan los derechos humanos.
Es crucial que nos unamos, todas, todes y todos, los defensores de la libertad y el progreso. No podemos permitir que divisiones internas debiliten nuestra lucha. La fuerza que proviene de nuestra diversidad y de nuestras experiencias compartidas debe ser nuestra mayor aliada. Debemos elaborar una estrategia inclusiva que impida que nadie quede atrás, porque el verdadero progreso solo se logra cuando todas las realidades sociales son consideradas y respetadas.
En este sentido, es fundamental que los movimientos progresistas, feministas y LGTBIQ+ se encuentren y fortalezcan. Juntas, podemos construir un futuro inclusivo, donde cada persona tenga el derecho a ser quien es, sin miedo a represalias ni discriminación. La lucha por la igualdad es una lucha colectiva, y es nuestra responsabilidad asegurarnos de que cada voz sea escuchada y valorada.
La historia nos ha enseñado que las luchas se entrelazan, y ahora más que nunca, debemos actuar con determinación y unidad. Es hora de que todas las personas defensoras de la libertad nos levantemos y trabajemos juntas por un futuro donde la inclusión y el respeto sean la norma, no la excepción. Solo así podremos avanzar hacia una sociedad más justa y equitativa para todas.
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