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Sánchez y Torra acuerdan que la mesa del diálogo se reúna cada mes pero mantienen posturas muy distanciadas

Pedro Sánchez y Quim Torra encabezan la mesa de diálogo en Moncloa.

Irene Castro / Arturo Puente

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Gobierno y Generalitat han acordado reunirse una vez al mes en el marco de la mesa de diálogo que ha echado a andar este miércoles en una reunión en Moncloa. Las delegaciones que hoy han encabezado Pedro Sánchez y Quim Torra seguirán manteniendo encuentros periódicos en Madrid y Barcelona, pero sin su presencia salvo cuando haya que perfilar acuerdos que, según el comunicado pactado, tendrán que enmarcarse en la “seguridad jurídica”. El encuentro ha dejado buenas sensaciones en ambas partes, aunque las dos han constatado que las posiciones de partida están muy alejadas. Quim Torra ha insistido que, para él, la solución del conflicto se basa en la amnistía y la autodeterminación, que son dos líneas rojas para Sánchez. El Gobierno emplaza a la Generalitat a abandonar “posiciones máximas”.

“Esta primera reunión ha servido para sentar las bases del diálogo, abordando algunos aspectos metodológicos, y para constatar la naturaleza política del conflicto y que este requiere de una solución política. En este sentido, ambas delegaciones coinciden en que la mesa de gobiernos es un instrumento para vehicular una solución y, por ello, se han emplazado a continuar trabajando para impulsar el diálogo, la negociación y el acuerdo”, reza el comunicado conjunto.

Ninguna de las partes esperaba que este miércoles saltara por los aires el arranque del diálogo. “Hemos insistido en que no nos levantaremos de la mesa”, ha dicho Torra quien, para los socialistas, es imprevisible y puede dar cualquier volantazo por el anuncio de elecciones que realizó hace unas semanas. Sin embargo, el presidente catalán no ha puesto siquiera la figura del relator como una condición imprescindible y la mesa seguirá funcionando sin necesidad de un mediador.

A partir de ahora, las dos delegaciones se reunirán de forma alternativa en Barcelona y Madrid mensualmente y no formarán parte de las mismas ni los presidentes ni los vicepresidentes, de acuerdo con la nota consensuada entre las partes. Las riendas de la negociación las llevarán presencialmente los miembros que designen cada una de las partes -aún por definir- y los máximos representantes se unirán “cuando sea necesario ratificar acuerdos políticos”. La portavoz del Gobierno, María Jesús Montero, ha dicho posteriormente que la intención es que al menos el “plenario” se reúna cada seis meses.

Sánchez gana tiempo de legislatura

“Cualquier acuerdo que se adopte en el seno de la mesa se formulará en el marco de la seguridad jurídica”, expresa el comunicado. La referencia a la seguridad jurídica ya figuraba en el documento que Sánchez y Torra firmaron en Pedralbes en diciembre de 2018, y que después volvieron a recuperar el PSOE y ERC en el acuerdo para la investidura de Sánchez. Es una fórmula que al Ejecutivo le permite garantizar que cualquier medida que se adopte estará dentro del ordenamiento jurídico, es decir, en el marco de la Constitución. Para los independentistas, en cambio, la seguridad jurídica no acaba en la Carta Magna.

La voluntad del Ejecutivo de Sánchez es ganar tiempo, mantener a la Generalitat sentada y que eso sirva a ERC para apoyar al Gobierno en cuestiones determinantes como la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado que darían estabilidad a la legislatura. No obstante, ambas partes aseguran que esas cuestiones se han aislado en esa primera reunión. “Esta mesa de diálogo tiene continuidad y todos calculamos que va a durar largo tiempo”, ha expresado Montero. El portavoz de ERC, Gabriel Rufián, advirtió a Sánchez en el debate de investidura de que sin la mesa de diálogo que pactaron socialistas y republicanos no habría legislatura.

Fuentes republicanas mostraban su optimismo tras la reunión. “Es el primer paso en la línea de abrir una vía de diálogo. Estamos satisfechos porque es la apuesta que habíamos hecho desde ERC y hoy pese, a que parecía casi imposible hemos arrancado”, indicaban. Los republicanos aseguran además que de este primer encuentro “no podía esperarse más que eso, arrancar y tener un diálogo sincero”, algo que consideran que han conseguido.

Torra subraya la distancia

“Hemos tenido un debate abierto y franco, que nos ha servido para poner de manifiesto la distancia que nos separa a las dos partes”, ha expresado Torra, que ha comparecido en la sala de prensa de Moncloa al finalizar la reunión. Se trata de un gesto inusual dado que es un espacio reservado a las ruedas de prensa posteriores al Consejo de Ministros y del presidente con mandatarios extranjeros o al jefe de la oposición cuando mantiene reuniones con el jefe del Ejecutivo. Los presidentes autonómicos suelen hacerlo en una sala anexa, más pequeña. En el caso de los catalanes, normalmente se marchaban a la sede de la Generalitat en Blanquerna.

“La delegación catalana ha insistido mucho en decir que esta era la mesa que debe acordar la solución al conflicto, que para nosotros se basa en la autodeterminación y la amnistía -ha destacado Torra-. Lamentablemente seguimos sin tener una respuesta clara por parte del Gobierno a esta posición y, por tanto, desconocemos la propuesta del Gobierno ante el conflicto político. Para nosotros la voluntad popular es la primera de las instituciones republicanas”, ha asegurado el president en una breve rueda de prensa.

La portavoz del Gobierno ha señalado, sin embargo, que Sánchez ha dejado claro que ni la amnistía ni la autodeterminación son una opción: “No lo comparte”. “Lo cual no es óbice para seguir profundizando en lo que nos puede unir”, ha expresado Montero. La obsesión del Ejecutivo es mantener la negociación, que Torra no se levante, e ir abordando cuestiones concretas en las que se puedan ir alcanzando acuerdos puntuales por mucho que estén en las “antípodas” ideológicamente. Esos asuntos se irán abordando en la comisión bilateral Estado-Generalitat que han convenido que se reúna próximamente. “Este es el primer paso para la normalización de las relaciones institucionales y, si me permiten, afectivas tras años de reproches entre gobiernos”, ha dicho Montero al comenzar su intervención. Para los de Sánchez, el simple hecho de que se mantenga el diálogo es un éxito.

Lo que ha reiterado Montero es que, a partir de ahora, se tendrán que aparcar las “posiciones máximas” para ir encontrando puntos de encuentro y que serán necesarias respuestas y soluciones “imaginativas”. Fuentes socialistas explican que se trata de evitar algunas “etiquetas” que general rechazo en la otra parte, como la apuesta por una reforma del Estatut, es decir, que tendrán que abordarse desde otro prisma semántico.

Encuentro medido al milímetro

La primera reunión de la mesa de diálogo se ha prolongado durante tres horas, incluido un pequeño receso. La duración era relevante para ambas partes antes de sentarse como síntoma de que la situación avanza por el simple hecho de que se produzca la mesa. El Gobierno y la Generalitat habían rebajado el tono en los últimos días para no entorpecer el primer encuentro para el que los equipos han cuidado todos los detalles.

Moncloa ha medido la escenificación de la reunión desde el principio al igual que hizo la Generalitat en el recibimiento que hizo Torra a Sánchez el 6 de febrero. La intencionalidad en este caso era dar una imagen de cercanía: el presidente y los ministros han dado la bienvenida a los miembros de la delegación catalana en los jardines de la Moncloa y han caminado juntos hasta el edificio mientas Sánchez ha esperado al jefe del Ejecutivo catalán y han paseado hasta encontrarse con el resto de miembros en la Sala Tapies. Todo el recorrido ha estado dirigido por el responsable de protocolo de Moncloa.

El interior de la sala, que tenía la ventana abierta y contaba con diez cámaras para grabar las imágenes, estaba presidida por una mesa rectangular de cristal estrecha para dar sensación de cercanía y transparencia, según fuentes gubernamentales. Sánchez y Torra se han sentado en el medio escoltados por sus respectivos vicepresidentes, Carmen Calvo y Pere Aragonès, que también han llegado hasta el edificio juntos cerrando la comitiva.

Antes del encuentro oficial, los ocho miembros de la delegación catalana se habían dado cita en la delegación de la Generalitat en Madrid. Allí el equipo encabezado por Torra y Aragonès se han reunido por última vez para preparar las materias de discusión que tratarían con Sánchez, aunque en la última reunión del Govern, el pasado martes, ya se trató la agenda de la negociación.

Según había indicado el Ejecutivo esta misma semana, más allá de las conocidas reivindicaciones sobre la autodeterminación y la amnistía, el objetivo de Torra sería plantear un calendario que jalonase el itinerario de la negociación en los sucesivos meses. La intención del Govern también es plantear la necesidad de incorporar un mediador a las negociaciones, opción que por parte del Gobierno se rechaza y que tampoco en ERC consideran que deba ser una condición de mínimos.

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