‘Kabul: Huir para vivir’, el rescate desde Afganistán a España de una familia amenazada por los talibanes

Reyes Calvillo y Fermín Cabanillas, autores de 'Kabul: huir para vivir'

Carmen González

21 de abril de 2022 20:13 h

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Cuando terminas de leer ‘Kabul: Huir para vivir’ (Editorial Pábilo) queda claro que aún existe en España el periodismo comprometido, aquel que apuesta por pelear lo que sea necesario para defender y ayudar al más débil, aunque viva a casi 8.500 kilómetros. Es básicamente la historia que cuentan en este libro los periodistas Fermín Cabanillas y Reyes Calvillo y que comenzó en un bar de la Cuesta del Rosario en Sevilla cuando el traductor afgano, Sliman Shah Mohammadzai (Karwan), pidió desesperado ayuda para sacar a su familia de Afganistán justo en el momento en que las tropas norteamericanas anunciaban la retirada definitiva del país y se registraba el consecuente y peligroso avance de los talibanes.

El 21 de agosto de 2021 comenzó en Sevilla una historia de solidaridad y compromiso que aún no se da por terminada. Sliman Shah Mohammadzai (Karwan), un traductor afgano que había huido de Afganistán en 2013 y que desde entonces trabajaba como camarero en un bar de la capital hispalense, pidió ayuda a Reyes Calvillo para dar a conocer su historia y la de su familia, que en esos momentos estaba amenazada de muerte por los talibanes en su país. 

El abuelo Pepe, una pieza clave

La periodista acompañaba a su abuelo Pepe a ese bar en el que el anciano, a pesar de su demencia senil, siempre reconocía a Karwan por su trato amable y cariñoso. La petición desesperada del afgano caló en un hilo escrito en twitter por Calvillo. El primero en reaccionar a este mensaje fue otro periodista, Fermín Cabanillas, comenzando, en ese momento, no solo la proyección de la historia en los medios de comunicación sino una ayuda que acabaría con final feliz casi dos meses después, el 12 de octubre, con la llegada de 200 personas en un avión Hércules que aterrizaba en el aeropuerto de Torrejón de Ardoz (Madrid); entre ellas los 15 miembros de la familia de Karwan.

Fueron dos meses que se convirtieron en una montaña rusa para la impulsora por vivir momentos tan esperanzadores como “angustiosos”. Reyes Calvillo no quiere revelar mucho de lo que pasó en esos días con el convencimiento de que la curiosidad se alimente con la lectura del libro pero reconoce que el hilo comenzó como “una petición de auxilio y se convirtió en un fenómeno mediático después de que Fermín contara la historia y acudieran muchos periodistas”, reconociendo que “algunos lo usaron sin el debido respeto”. 

El libro se presenta el próximo jueves, 28 de abril, en la Feria del Libro de Huelva, aunque está previsto que pase por otros eventos parecidos en Madrid, Granada, Cortegana o Málaga. En sus 211 páginas, Fermín Cabanillas cuenta la historia de las vicisitudes y peligros del rescate por parte del Gobierno español de los 15 miembros de la familia de Karwan de Afganistán, con parte reales y otras páginas con algo de ficción. Un rescate en el que son parte indispensable las gestiones realizadas por el Ministerio de Defensa, incluso con la implicación personal de la ministra Margarita Robles y el compromiso de los militares que pusieron en riesgo su vida en el momento más crítico del avance talibán en la ocupación de Afganistán.

Una novela que es un diario, y un diario que es una novela

El relato está acompañado por las entradas que Reyes Calvillo hace en su diario personal sobre las gestiones, momentos de esperanza, miedo y desesperación vividos en esos dos meses y las que hace su padre, Jesús Calvillo. Además, está prologado por la ministra de Defensa, Margarita Robles y por dos periodistas. Javier Gutiérrez Nogales, corresponsal de TVE en Oriente Medio y José Enrique Monrosi, de Infolibre. Fue también de un valor inestimable en esta obra la participación de otro periodista, Antonio Pampliega (cuyo último libro es ‘Flores para Ariana’), especializado en cubrir información en zonas de conflicto y amigo de Reyes.

Para Fermín Cabanillas los periodistas deben tener “una utilidad social” por el poder que supone tener un “micrófono, cámara u ordenador con los que podemos llegar donde nadie llega”. Y reconoce que ninguno de los dos autores habrían dormido “tranquilos sin hacer nada ante la injusticia tan cercana”. El periodista onubense no es la primera historia en la que se implica personalmente, hace solo unos días ha ayudado a traer a España a dos familias ucranianas o aquella vez que ayudó a buscar un lugar decente en el que vivir a una familia de Badajoz que trabajaba en la temporada de la fresa en Lepe y dormía en un coche.

Su intención a la hora de dejar por escrito este relato, cuya lectura resulta por momentos emocionante, era “la necesidad de que algo así no se olvidase”. Cabanillas apunta que en el mundo hay ahora mismo 51 países en guerra, “pero solo lasguerras mediáticas parecen importantes. Afganistán lleva más de 20 años sufriendo a los talibanes, ahora además con el Estado Islámico ganando posiciones. No podemos dejar solos a los afganos”.

“Fue algo que me tocó a nivel personal”

En este sentido, Reyes Calvillo reconoce que “aunque hay muchas historias que contar y no todas tan trágicas”, la de Karwan y su familia le tocó “a nivel personal porque lo conozco desde hace años y ha tratado muy bien a mi abuelo”. Pero reconoce que “cualquier persona, desempeñe el oficio que desempeñe, puede comprometerse en ayudar en todo lo que esté en nuestra mano; no es una obligación pero debería serlo”. Y para ésto, “debemos estar preparados para enfrentarnos a una realidad como la que vivió Karwan por la que pasan miles de personas”.

Ambos periodistas vivieron en primera persona los pasos que se han dado en el rescate, incluso aquellos que no se pueden contar. Para Cabanillas los momentos peores fueron aquellos en los que pensaban que podían “estar muertos, en los que no sabíamos nada de ellos (representados en libros con hojas negras). La incertidumbre era terrible”. Reyes pasó muchos de aquellos días gracias a los ansiolíticos, hasta el punto de que ha dejado constancia de lo necesarios que fueron hasta en los agradecimientos del libro con una mención a los laboratorios VIR.

Pero, a pesar de su contribución al rescate, Fermín asegura que han sido imprescindibles la ministra de Defensa y todo su equipo, “además de muchos nombres anónimos que nunca saldrán a la luz, pero que en el libro están personalizados en Karim, el espía infiltrado en los talibanes”. 

“Mejor no pensar en los que se quedaron”

Ambos autores prefieren no pensar en la gente que se ha quedado allí o que han sido asesinados. “Por eso la dedicatoria del libro es para todos los que se quedaron”, apunta Cabanillas que no quiere dejar atrás la “importante labor de periodistas como Javier Gutiérrez, corresponsal de TVE en Oriente Medio, que hace unas crónicas espectaculares a diario. Ha sido un honor que haya hecho el prólogo del libro”.

El periodista onubense sí vivió el momento del reencuentro de la familia de Karwan y lo describe como “agridulce porque hubo un compañero, o mejor dicho alguien que comparte profesión con nosotros, que quiso tomarse algo humanitario como una primicia periodística, pero todos los demás que estábamos allí supimos cómo trabajar aquella noche. Fue un momento de muchas lágrimas de alegría, sobre todo de la madre de Karwan, que no paraba de dar las gracias”.

Tanto Fermín como Reyes siguen en contacto con la familia del traductor y por eso recuerdan que todavía necesitan ayuda porque en poco tiempo deben salir del centro de refugiados de Sevilla en el que están desde que llegaron a España. “Si alguien dispone de un lugar donde quedarse y un trabajo... Hay muchos pueblos que necesitan habitantes y estaremos encantados de que haya personas que los puedan acoger”, pide Calvillo.

Y, además, reciben a menudo vídeos e información de cómo están las gemelas o el niño de 7 años, sobrinos de Karwan, que ya habla español tan solo 6 meses después de aterrizar en el país que lo ha acogido a él y a su familia después de una operación de rescate del Gobierno de España.

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