Captadores de ONGs: la profesión del no
La gente que a veces nos hace ir más deprisa cuando andamos por la calle se llaman captadores, y trabajan para organizaciones, como Cruz Roja, Médicos Sin Fronteras o ACNUR. A todos nos parece bien que existan, pero generalmente no encontramos tiempo para detenernos a hablar.
De media, un captador logra conseguir medio socio al día (uno cada dos días). Aunque a veces se ven en racha y llegan a obtener el sí de 4 personas en solo una jornada de trabajo, pero no es lo común. Son muchas horas en la calle en las que se recibe un no detrás de otro. Primero hay que conseguir que se paren, y luego venderles la emoción.
Hablamos con Susana Rivero, captadora de ACNUR, que reconoce que el mensaje que se dice a cualquiera que se detenga es el más emocional, el que apela a los niños, aunque conseguir socios es importante para todos, los padres también comen y necesitan un techo para vivir en los campamentos de refugiados.
Acompañamos a Susana durante un día de trabajo. Ella y sus compañeros mantienen que todo aquel que se para a hablar con ellos cuando les piden atención por la calle, es porque ya de por sí son personas solidarias, que están colaborando con alguna otra ONG o que participan de proyectos sociales de cualquier tipo. Yo no me lo creo, y tiendo a pensar que es una forma de maquillar que quienes no se paran pasan completamente de ellos.
Pero al rato me como mis palabras. Todo aquel que se para a conversar acaba confesando que colabora con otras organizaciones, incluso quienes mantienen explicaciones algo confusas sobre su trabajo en la parroquia de su pueblo.
Junto a Susana también se ve el desdén, las prisas y la mala educación. Y no es difícil verse a uno representado en todo esto.