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Dudas sobre el anuncio del chip cerebral implantado por Neuralink, la empresa de Elon Musk

El magnate Elon Musk, en una fotografía de archivo. EFE/EPA/Tolga Akmen/Pool

África Gelardo Arrebola

30 de enero de 2024 09:45 h

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La compañía Neuralink, propiedad del multimillonario Elon Musk, ha asegurado que ya ha implantado el primer chip cerebral en un ser humano, según ha indicado el empresario en su cuenta de la red social X. Pero el anuncio de Musk genera escepticismo y dudas en el campo de la neurociencia, principalmente por la opacidad de las investigaciones: “No sabemos nada porque no publican nada”.

La función de este implante, llamado 'Telepatía', sería “leer” la actividad cerebral para transmitir órdenes que ayuden a restaurar algunas funciones cerebrales dañadas, controlando dispositivos electrónicos como móviles u ordenadores a través del pensamiento. Por el momento, los resultados no se han publicado en ninguna revista científica, ni se conocen datos sobre el paciente o el método utilizado.

“El primer ser humano recibió un implante de Neuralink ayer y se está recuperando bien”, escribió Musk, “los resultados iniciales muestran una prometedora detección de picos neuronales”. Según indica la neurocientífica Conchi Lillo, de la Sociedad Española de Neurociencias (SENC), al no disponer con transparencia de los resultados de las investigaciones de Neuralink y teniendo en cuenta que estos implantes todavía están en pruebas, no se puede conocer con certeza sus consecuencias a medio o largo plazo en el cerebro: “No podemos asegurar la fiabilidad del implante a largo plazo”.

La noticia del primer implante de Neuralink en humanos se da nueve meses después de que la empresa de chips comunicara que había recibido la aprobación de la Administración de Fármacos y Alimentos de Estados Unidos (FDA) para que la empresa comenzara a hacer las primeras pruebas en humanos. Sin embargo, los resultados no han sido publicados por el momento en revistas científicas ni se conocen datos del paciente, más allá de las breves informaciones del empresario o la compañía.

El objetivo, según indican desde la compañía, es crear una interfaz cerebral generalizada para “restaurar la autonomía” de personas con algunas funciones dañadas después de un infarto o una esclerosis lateral amiotrófica. Así, el fin sería “tener toda la información de los registros cerebrales para extrapolarla y conseguir unas interfaces más eficientes”, explica Lillo en conversación con elDiario.es

Los anuncios de Musk se miran con escepticismo desde hace años, pues no hay ninguna evidencia de que los avances de su empresa hayan ido más allá de lo que ya se puede hacer con neuroestimulación y lectura cerebral en este campo. Los dispositivos con los que se trabaja actualmente son “dispositivos puntuales, temporales y con una garantía de seguridad porque ya se han probado”, indica Lillo. “Por lo que sabemos, tener un implante tan profundo en el cerebro durante mucho tiempo no debe ser muy recomendable porque desconocemos cuáles son sus consecuencias”, añade la neurocientífica de la SENC.

Los planes de Musk se vieron frustrados en un principio debido a que los plazos iniciales que se fijó el millonario se han extendido desde la creación de la empresa en 2016. En 2022, la compañía realizó la solicitud de pruebas en humanos a la FDA, y el organismo la rechazó alegando docenas de problemas que debían abordar, según recoge Reuters.

Las principales preocupaciones de la agencia estaban relacionadas con la batería de litio que utilizaba el dispositivo, así como las dudas que generaba sobre la seguridad del chip respecto al tejido cerebral. Finalmente, Neuralink superó las peticiones de la institución y consiguió el visto bueno de la FDA.

Neuralink está desarrollando en paralelo dos tipos de implantes, uno para restaurar la visión “incluso en aquellos que nunca la han tenido” y otro para restablecer las funciones corporales básicas en personas con parálisis por daños en la médula espinal, indica EFE.

Sobre el aparato para la visión, la investigadora asegura que lo que se buscaría es estimular la corteza visual primaria, un área que, si “nunca se ha utilizado para recibir información visual, el cerebro la destina a otras funciones”. Un ejemplo de ello es que se ha comprobado que cuando una persona que va perdiendo la visión aprende braille, utiliza las áreas destinadas inicialmente a la visión, con lo que, al colocar el implante, sería “muy probable que todas esas áreas ya se estén utilizan para otro tipo de procesamiento”.

En cualquier caso, estos son solo datos proporcionados por la compañía, que no ha hecho públicos los resultados para que puedan ser escrutados y analizados por otros científicos. Los trabajos de Neuralink también se han visto enturbiados por las acusaciones de maltrato animal, incluida la denuncia de un grupo de médicos por varios primates que habían muerto durante los experimentos.

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