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La ola de frío extremo pone en jaque las comunicaciones, la educación y la vacunación contra la COVID en toda España

Máquinas quitanieves, efectivos de la Guardia Civil y de la UME trabajan en el km 58 de la M-40 en las inmediaciones del acceso M607 para liberar de la nieve a varios coches

Daniel Sánchez Caballero / Belén Remacha / Marta Borraz

11 de enero de 2021 22:46 h

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Tras el paso de la borrasca 'Filomena', que ha dejado nevadas históricas en muchos puntos del país, España afronta desde esta madrugada una ola de frío que ha alcanzado hasta los -25.2 °C –temperatura mínima registrada en Molina de Aragón, Guadalajara– y que mantiene a varias provincias en riesgo. Las consecuencias del temporal primero y las heladas después se dejarán notar en todas partes, pero serán especialmente críticas en los lugares ya damnificados por la nieve, que las bajas temperaturas están convirtiendo en hielo. Las educación, la campaña de vacunación contra la COVID-19 y la movilidad ven cómo se les plantea una semana de dificultades logísticas y organizativas con la llegada del frío extremo que caerá sobre los estragos gélidos de Filomena.

“Esto no ha terminado. Tenemos unos días difíciles por delante”, ha advertido este lunes el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska. En cómputo global, unas 600 carreteras permanecen afectadas en distintos puntos de la geografía española, donde las líneas de transporte se han ido recuperando progresivamente, pero no están del todo restablecidas. Los operarios llevan desde el fin de semana trabajando en las tareas de limpieza de la nieve acumulada –según el ministro de Transportes, José Luis Ábalos, se han liberado en 24 horas más de 12.000 kilómetros–, pero esta se está convirtiendo en placas de hielo que complicarán aún más los desplazamientos, tanto peatonales –en varias ciudades hay aceras prácticamente intransitables– como por carretera. De hecho, tanto el Gobierno central, como los de las comunidades autónomas más afectadas han llamado a la prudencia y han pedido a la ciudadanía restringir al máximo el tránsito “por seguridad” y para no entorpecer los trabajos.

“No son condiciones de dar clase”

Varias comunidades han decidido retrasar la 'vuelta al cole' tras Navidad y suspender las clases presenciales: la Comunidad de Madrid hasta el lunes 18 para “garantizar una vuelta segura a las aulas” tras el temporal, ha explicado su presidenta, Isabel Díaz-Ayuso, en un comunicado que ha sorprendido a los profesores al afirmar que “a partir del miércoles” empieza la docencia telemática. “¿Qué he estado haciendo yo hoy?”, se preguntaban los docentes; en Castilla-La Mancha o Aragón no habrá clase presencial al menos hasta el miércoles. El temporal se ha dejado sentir por todo el país, más allá de la suspensión de las clases presenciales, según ha informado Fedadi, la federación de asociaciones de directivos de centros educativos públicos. En Cantabria, el servicio de transporte escolar no ha funcionado en las zonas más altas, lo que ha afectado a un 20% de los institutos. El Gobierno navarro ha aludido a la “absoluta normalidad”, informa Rodrigo Saiz, aunque Fedadi calcula que hasta el 10% del alumnado de esta región está aislado tras las navidades por ser contacto estrecho de un positivo. En Andalucía, UGT denuncia la situación de la climatización, aislamiento y acondicionamiento térmico de muchos centros en Almería: “No existe un caso similar en todo el territorio español”.

No solo el acceso a colegios e institutos se ha complicado tras el paso de 'Filomena', sino que la necesidad de mantener las aulas ventiladas con las ventanas abiertas como medida contra el coronavirus complica el funcionamiento educativo con las gélidas temperaturas que se avecinan. Las consecuencias en los centros que sí han abierto han sido clases a 10 grados o menos, lejos en cualquier caso de los 17ºC que la normativa dicta como el mínimo en el que se debe impartir la docencia. Galicia, la Comunitat Valenciana, Castilla y León o Asturias han sufrido los rigores de la ventilación con bajas temperaturas.

La semana ha arrancado de forma atípica y dispar en la Educación. A las comunidades que han cerrado por completo, se suman otras, como Castilla y León o la Comunitat Valenciana, que han realizado cierres selectivos por municipios. Entre las primeras también ha habido divergencias: Aragón ha suspendido la jornada, que recuperará más adelante; Madrid ha optado por la enseñanza a distancia, que ya este lunes se ha tornado en caos cuando se han caído de buena mañana un tercio de los servidores que alojan la plataforma educativa Educamadrid y los profesores no se podían conectar a las aulas virtuales. Pero en todas, sea cual fuera la situación, solo se hablaba de una cosa: el frío que viene.

Los docentes que han tenido que ir a clase este lunes se han pasado la mañana tuiteando las temperaturas en los centros o imágenes propias o de su alumnado en clase con gorro, guantes, bufanda e incluso mantas. “Nos dan a elegir entre pulmonía o epidemia, la cosa se va a poner difícil estos días de frío”, lamenta Esteban Álvarez, director de un instituto madrileño y presidente de la asociación de directores Adimad. “Tenemos centros con árboles caídos, tejadillos hundidos, accesos bloqueados... No es seguro acceder al centro ni el traslado de trabajadores y alumnado”, añade sobre la situación en la Comunidad de Madrid, donde las temperaturas pueden caer por debajo de los -10ºC.

En Aragón ya tuvieron oportunidad de experimentar el frío en clase el pasado viernes, cuando volvieron tras el parón navideño. “Fue muy difícil. Tuvimos siete grados en un taller, no son condiciones de dar clase”, explica Eva Bajén, directora de un instituto en Ejea de los Caballeros. “Y eso que habíamos puesto la calefacción un día antes. Pero es que en cuanto abres las ventanas, se va todo”, alude a la necesidad de ventilar. Los protocolos cambian por comunidad autónoma, pero como mínimo hay que abrir 10 minutos cada hora y ventilar las aulas entre clases. Con carácter general, esto implica temperaturas muy bajas.

Incluso en zonas en las que están menos acostumbrados al frío, los termómetros caerán en los próximos días por debajo de los 0 grados, que es la alerta de “riesgo” que la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) prevé para gran parte del país. Es el caso de Murcia, donde este lunes sí ha habido clase. Niños y niñas pertrechados de abrigos, guantes, gorros, bufandas, camisetas térmicas, botas para la nieve y hasta mantas ha sido la estampa generalizada, informa Erena Calvo. Con las ventanas abiertas como exige la crisis sanitaria, “en una Comunidad como esta, en la que la mayor parte del año tenemos sol y un clima cálido, no estábamos preparados para este frío”, cuenta Alba, profesora de apoyo COVID en un instituto de Torre Pacheco, municipio costero.

Vacunas: problemas “puntuales” que se unen a un arranque lento

A los estragos educativos se unen también los del ámbito sanitario, entre los que preocupa especialmente los efectos que pueda tener el temporal para la campaña de vacunación contra el coronavirus en una semana que se esperaba clave para aumentar la velocidad. Aunque el Gobierno ha explicado que el proceso de distribución de las 350.000 dosis de la vacuna de Pfizer correspondientes a esta semana se ha realizado “con total normalidad” este lunes –a pesar de que el avión no ha llegado a Barajas–, los expertos avisan de posibles retrasos y alteraciones, que aunque sean puntuales, ahondan en el problema de haber arrancado la estrategia a cuentagotas y con grandes diferencias entre comunidades.

Cuando la semana pasada se vio que el ritmo de vacunación comenzaba muy lento –Madrid el lunes pasado había utilizado solo el 5% de las dosis que tenía–, Javier Padilla, médico de familia en la capital y coautor del libro Epidemiocracia decía que era relativamente normal dadas las navidades, y que lo “verdaderamente preocupante” será que todo siguiese igual a partir del 11 de enero. Por entonces ni él ni nadie contaba con las consecuencias de Filomena, que “sin lugar a dudas va a retrasar la vacunación y va a suponer un parón. Y creo que no va a ser cosa de dos días, creo que perderemos una semana. ¿Será recuperable? Creo que sí. Pero es un palo”.

Al director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias del Ministerio de Sanidad, Fernando Simón, no le inquieta demasiado la relación entre el temporal de frío y la vacunación, pero sí reconoce que puede provocar “un cierto retraso” e “impacto” en el proceso, también “problemas puntuales” o “en algún sitio concreto” muy afectado por el tiempo, donde “no se cumpla esta semana con el programa deseado, pero se podrá recuperar en los días siguientes”. El impacto espera que sea “no excesivo” y el indicio de que será así, ha explicado, es que en el cómputo nacional del lunes, el ritmo de inmunización respecto al viernes “no se ha resentido”. Según los últimos datos, a nivel nacional se han administrado el 54% de las dosis recibidas, 128.000 más que el viernes. Madrid sigue siendo la que menos proporcionalmente, el 25,2%. Aunque según informa la Consejería, este fin de semana se ha logrado duplicar el número respecto a la semana anterior y se han alcanzado las 28.700 dosis desde el día 27 de diciembre. Para Simón la clave es que actualmente donde se está vacunando principalmente es en residencias, “son sitios a los que los sanitarios ya tienen que trasladarse” de por sí.

En este último punto coincide Padilla, que confía en que en estos lugares, las consecuencias del frío, la nieve y el hielo afecten “lo menos posible, porque se les den prioridad” una vez se restaure la normalidad. Y menciona dos aspectos a los que sí puede afectar: uno es en la vacunación de los profesionales de Atención Primaria que se tienen que desplazar fuera de su centro para ponérsela, para los que la Comunidad de Madrid ya ha suspendido las citas a los que la tenían para esta semana; y el otro es la distribución de la vacuna, que tiene una logística complicada por su necesidad de conservarse en ultracongelación. Tras la llegada de las dosis semanales, ahora deben repartirse por carretera a todos los puntos del país.

“Evidentemente, cuanto más se compliquen las condiciones, más difícil es”, comenta José Antonio Forcada, presidente de la Asociación Nacional de Enfermería y Vacunas, ANENVAC, “pero la nieve no puede ser una excusa. El problema es otro. La nieve puede retrasar unos días la vacunación, pero si tienes personas preparadas y formadas, se para dos días y luego lo retomas con más fuerza. No es el caso”. En Madrid (uno de los puntos con un ritmo más lento en la administración de sueros, según los datos aportados por las comunidades a Sanidad), prosigue, “el problema es que tienen a muy poca gente, que se ha hecho un llamamiento para enfermeras voluntarias, que no se ha preparado a los profesionales… y esto es solo la consecuencia final”. Aunque Forcada pide que las críticas no solo se centren en Madrid, “en Valencia a varios centros las vacunas han llegado tarde. El problema está en Madrid, pero en más comunidades hay un auténtico caos”.

Juan Navarro, presidente de la Sociedad Valenciana de Medicina Preventiva y miembro de la junta directiva de la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública e Higiene apunta a que “todo tiene una relación de causas y efectos, en este caso en las cadenas de abastecimiento y en las cancelaciones de citas”. Pero lo que le preocupa especialmente es que se hayan juntado “dos tormentas, hasta hacer la tormenta perfecta”. Una, “la metereológica, Filomena, algo nunca visto”. La otra, “la tercera ola de la pandemia, que llevamos viendo llegar mucho tiempo, fruto de las Navidades y de un control deficiente”. “Se han juntado las complicaciones con lo que supone vacunar con una transmisión tan alta: que la gente dé positivo tres días después de ponerse la primera dosis; que las residencias en las que hay brotes no se pueda, por protocolo, vacunar; que los sanitarios no puedan atender… Nos pilla una situación terrible”, sigue.

Las dificultades de transporte afectan al resto

La medida en que todo ello se vea afectado pende en buena parte de los problemas de movilidad que se iniciaron con 'Filomena' y que es previsible que la ola de frío agrave en varias zonas del país. Las líneas de transporte se van recuperando progresivamente, pero a los cientos de carreteras que permanecen afectadas –138 están cortadas–, se unen los servicios que aún funcionan a medio gas. En la Comunidad de Madrid, solo lo hace completamente el Metro, donde este lunes ya se han dado aglomeraciones y retrasos. Los autobuses de la EMT han suspendido su actividad en la capital y los servicios de Cercanías se han activado ya, aunque con alguna limitación. Por su parte, el aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas, que paralizó su actividad el sábado, está iniciando sus operaciones desde este lunes de manera “muy gradual”.

Renfe está restableciendo servicios cancelados, pero aún hay líneas afectadas y las consecuencias del temporal “persisten”, advierte la empresa, que ha activado una página web en la que va actualizando los recorridos. Las consecuencias se centran en las líneas de alta velocidad y convencionales que atraviesan Catalunya y Aragón. En esta última, además, el tráfico ferroviario dentro de la comunidad no se recuperará por completo hasta el miércoles. También persisten las acumulaciones de nieve y de hielo y los problemas en otros puntos de la red, fundamentalmente en Madrid y Castilla-La Mancha, informa Renfe. Los servicios de recogida de basura en algunas ciudades muy afectadas como Madrid o Toledo se han ido reactivando, pero no al 100%, mientras que la Unidad Militar de Emergencias (UME) interviene con 213 efectivos y 87 vehículos en Teruel y Zaragoza para habilitar los accesos a poblaciones incomunicadas.

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