La Última supone el primer proyecto original español de Disney+, una serie que cuenta con el atractivo del debut interpretativo de la cantante española Aitana Ocaña como actriz, con el aliciente de tener frente a ella a su pareja Miguel Bernardeau.
La serie nos cuenta la historia de Candela y Diego: él, boxeador, y ella, aspirante a cantante, se reencuentran tras muchos años desde coincidir en el instituto en un momento crucial en sus vidas donde ambos están luchando por conseguir sus sueños. Candela no fue muy bien tratada por aquel entonces, y sufrió bullying por parte de sus compañeros. Sin embargo, el destino es caprichoso, y los ha vuelto a unir para protagonizar un romance que ha sido definido como una “historia de superación”, “aspiracional” y “feminista” en su rueda de prensa.
Protagonizada por la mediática pareja, la ficción cuenta con tan solo 5 episodios, de los que se nos han ofrecido 2 para su visualización, por lo que la crítica va más destinada a unas primeras sensaciones de la serie a la espera de ver al completo el primer proyecto español de Disney+. La serie estará disponible en su plenitud el 2 de diciembre en la plataforma de streaming.
La comercialización de Aitana
Sin duda, La Última aprovecha el reclamo de Aitana y todo el movimiento fanático que la cantante genera, para asegurarse de que el primer proyecto nacional de la plataforma de Mickey Mouse sea un éxito. A ello, se le suma su debut como actriz, y el colocar como protagonistas de la ficción a la pareja de la vida real.
Esta supone ser una historia bastante comercial que pisa sobre seguro y que no termina de arriesgar. Estamos ante un producto que, en definitiva, no innova y prefiere asegurarse el apoyo y las visualizaciones del proyecto, antes que ofrecer una nota disonante que pueda resultar fresca en el panorama nacional de ficción.
Con tan solo dos episodios, el espectador será testigo de una fórmula repetida a lo largo del tiempo, y más de un centenar de proyectos parecidos podrían ser citados. Sin embargo, el espectáculo aprovecha en su beneficio el factor Aitana, y para sus seguidores, y para los que no, seguro que disfrutarán de ver cantar en numerosas ocasiones a la barcelonesa.
Esta protagoniza numerosas escenas musicales que podrán resultar un motivo para internarse en la ficción para muchos espectadores que estén en duda. A esto se le une que la serie ha servido de pretexto para realizar un nuevo álbum musical por parte de la cantante, gracias a las diversas y distintas ofertas musicales al estilo Aitana que se han compuesto para la ficción.
Un debut interpretativo cómodo
Aitana se inicia en el mundo actoral, y a pesar de lo que muchos pudieran pensar, la cantante no está nada mal en el rol de Candela. Sin embargo, es cierto que el papel le sienta demasiado bien, casi ha sido tejido a medida para ella. Por lo que no podría hablarse de un gran riesgo interpretativo. Otra vez, el proyecto vuelve a pisar sobre seguro.
No obstante, esto tampoco debería de restar valor a la labor de la extriunfita, que convence en su interpretación, ya que principalmente da muy bien en cámara. Cabe destacar los momentos musicales, de los más disfrutables por el espectador y también por la propia Aitana, donde luce más cómoda con su rol.
A ello, se le suma el trabajo de Bernardeau. El actor se ha trabajado en serio su papel como boxeador, y las escenas de lucha logran resultar realistas, por lo que hay que atribuirle mérito. Quizás haya sido este el reto más novedoso al que se haya tenido que enfrentarse el intérprete aquí, ya que el papel de Diego inicialmente se observan similitudes respecto a otros roles del actor, donde confluyen el tono más macarra y también un aura sensible.
Por otro lado, y como viene siendo costumbre, Luis Zahera sigue haciendo un gran trabajo. Siguiendo la tónica de la serie, el papel se adecua mucho al actor gallego, que vuelve a proponer otro “villano” de carácter “cabroncete”, un estilo en el que le tenemos muy visto, y que lo hace a la perfección.
Una dirección plana que no aprovecha los momentos musicales
Eduard Cortés se lleva el honor de dirigir el primer proyecto español de Disney+. Sin embargo, se centra demasiado en servir de apoyo al trabajo de sus actores protagonistas. Su dirección se ancla a la pareja de intérpretes, y no parece soltarse para ofrecer una experiencia novedosa y renovadora de una historia ya contada demasiadas veces.
Además, se le ofrecen oportunidades creativas para innovar en las escenas más musicales, donde la cámara podría gozar de más libertad y tratar de transmitir sensaciones diferentes a sus espectadores. Sin embargo, cualquier oportunidad del tipo por el momento es rechazada, y las actuaciones musicales no logran realmente diferenciarse las unas de las otras. Si no fuera por la labor interpretativa y capacidad vocal de Aitana estas resultarían banales.
La serie tampoco goza de una gran atractivo visual, y cae en un estilo familiar algo pobre. No obstante, bien es cierto que ayuda a que la historia transmita una sensación de cercanía al espectador, y en parte la beneficia. Aunque resulte un producto bastante comercial y repetitivo, la serie funciona, en parte por los protagonistas, los principales pilares del proyecto.
La última acaba siendo entretenida, y, aunque no goce de demasiado valor por sí misma por su escaso riesgo, satisfará a los espectadores que gusten de esta clase de enredos amorosos, y que busquen algo ligero y que no exija demasiado, a modo de distracción. En resumen, que simplemente quieran pasar un buen rato.
En definitiva, y basándonos en su comienzo, estamos ante una serie que cubrirá la expectativas de sus espectadores potenciales, y que no dejará una sensación de haber perdido el tiempo con ella. No descubre nada nuevo, pero tampoco es lo que pretende.