Calakmul, la ciudad maya que resiste en el corazón de la selva

Roberto Ruiz

14 de mayo de 2021 17:37 h

Seguro que si viajas a la península de Yucatán, en México, tienes previsto incluir la visita de alguna ruina maya en tu plan. Hay muchas. Muchísimas. Y aunque posiblemente Chichén Itzá sea la primera que te venga a la cabeza, hay muchas más que deberías incluir en tu viaje si de verdad quieres conocer cómo fue, cómo funcionó y cómo vivió la cultura maya antes de que llegasen los españoles. 

Las sociedades mayas vivieron su verdadero apogeo del 600 al 900 d.C., aunque podríamos remontarnos hasta el 2000 a.C. para empezar a hablar de ellas. Y aunque las ciudades alcanzaron una alta complejidad constructiva en el periodo prehispánico, las que se mantuvieron en pie fueron engullidas por la exuberante vegetación yucateca hasta que volvieron a ser puestas en valor entre los siglos XIX y XX. 

Además de Chichén Itzá hay muchas otras ciudades mayas que puedes visitar hoy en día en Yucatán, como por ejemplo Tulum, Cobá, Ek Balam, Uxmal o Edzná. Pero también una menos conocida y visitada que llama la atención por su ubicación aislada, por su naturaleza salvaje y por sus restos arqueológicos: la ciudad de Calakmul.

Calakmul es Patrimonio Mixto de la Humanidad por la UNESCO pues combina su antigua ciudad maya con bosques tropicales que son Reserva de la Biosfera. Se encuentra alejada de las rutas más turísticas y eso hace que conserve y transmita una sensación especialmente auténtica. Se encuentra en el estado de Campeche, muy cerca de la frontera con Guatemala, y si la observas a vista de satélite verás que está completamente escondida en medio de la jungla. Si llegas temprano o esperas hasta última hora, posiblemente los únicos acompañantes que tengas en tu visita sean los monos araña que saltan de rama en rama y la banda sonora la pongan los monos aulladores desde las copas de los árboles. Así es Calakmul.

'Dos Montículos Adyacentes'

En maya, 'Ca' significa dos, 'Lak' significa adyacentes y 'Mul' significa montículo artificial o pirámide, por lo que Calakmul quiere decir 'Dos Montículos Adyacentes', nombre que hace referencia a las dos grandes estructuras de piedra que sobresalen de la selva. La ciudad fue redescubierta a principios de la década de los años 30 del siglo pasado, pero las investigaciones que hicieron ver que fue una de las ciudades más importantes del Clásico Maya no llegaron hasta los años 80.

Verás que Calakmul presenta un planteamiento urbano único, con grandes plazas ceremoniales y un buen número de conjuntos residenciales que aún puedes apreciar hoy en día a la perfección. Cuenta además con un gran número de estelas, los monolitos tallados con inscripciones glíficas e iconográficas que nos narran la historia maya, y de las más de 120 que se conservan muchas de ellas son del periodo Preclásico Tardío (400 a.C.). 

Calakmul, junto a las ciudades de Tikal y Palenque, encabezó la organización política de las tierras altas, pero alrededor del año 900 d.C. comenzó su decadencia y terminó siendo abandonada. La selva no tardó en engullirla y terminó desapareciendo entre la espesura del bosque tropical, rodeada por una biodiversidad que aún hoy se deja ver en forma de jaguares, pumas, ocelotes, tapires, monos, pecaríes, coatíes e infinidad de aves de todo tipo.

Como exploradores del siglo pasado

Desde que nos desviamos de la carretera general deberemos recorrer 60 kilómetros por una pequeña carreterilla que nos adentra en la selva. Un trayecto que se ha de realizar con cuidado pues no es raro encontrar ya fauna salvaje a nuestro paso. Y cuando lleguemos a los restos de Calakmul, veremos que la ciudad presenta un patrón de asentamiento adaptado a la geografía de su entorno, con un área presidida por cinco conjuntos arquitectónicos conectados mediante plazas. 

Si antes de llegar a Calakmul ya has visto otras ciudades mayas quizá su arquitectura no te sorprenda demasiado, ha sido poco restaurada y su monumentalidad puede quedar a la sombra de Chichén Itzá, Uxmal, Edzná o Tikal. Pero aquí se respira un ambiente diferente. La tímida explotación turística de Calakmul nos hace sentirnos exploradores del siglo pasado. 

Al comienzo del recinto el INAH, el Instituto Nacional de Antropología e Historia, te propone dos rutas, una corta y otra larga. Nuestra recomendación es que vayas con tiempo suficiente para al menos poder perderte por las ruinas durante unas cuatro horas. La Gran Plaza es el núcleo central de Calakmul, un lugar de encuentro y reunión donde también se llevaban a cabo las ceremonias sagradas. A su alrededor se disponen diferentes construcciones que podremos ir recorriendo siguiendo un sendero señalado. La Estructura II es la más importante e imponente de todas con sus 50 metros de altura. Desde lo más alto podrás tener una buena panorámica de lo que te rodea al poder asomar la cabeza por encima de la vegetación, por lo que comprobarás que mires hacia donde mires solo verás jungla a tu alrededor. Su gran escalera es un reto para las piernas bajas de forma.

Un poco más alejada de la Gran Plaza la Estructura I es la segunda más importante de Calakmul, con buenas vistas también desde su cima, y la Estructura VII es la tercera en altura del complejo. Pero también es interesante caminar hasta conocer la Gran Acrópolis, donde vivía la élite de la ciudad, pasar por el Juego de Pelota, un imprescindible de las ciudades mayas, y recorrer la Acrópolis Chik Naab, donde se conservan pinturas murales, y la interesante Área Residencial Chan Chi'ich, un conjunto de pequeñas casas que en pocas otras ciudades mayas podrás visitar. Todo, por supuesto, mientras vamos dejando a nuestro paso numerosas estelas que nos hablan de los avatares políticos y sociales de la que fue una de las ciudades más importantes de la civilización maya. Con todo esto, es incuestionable que Calakmul no puede faltar en la agenda de los viajeros más inquietos.