Espacio de opinión de Canarias Ahora
Solucionar la trampa de la deuda
¿Sabía usted que seis países africanos gastaron más en pagar su deuda externa que en educación en 2022? ¿Y que más del 40% de los países africanos destinó más fondos a esa deuda que al gasto en salud en 2020? ¿Sabía que la deuda externa africana consumió más del 12% de las exportaciones del continente y casi el 15% de los ingresos públicos hace apenas tres años? ¿Y que esa deuda externa en África alcanzó la cifra récord de 685.500 millones de dólares en 2023? ¿Y que eso supuso que solo el coste de los servicios (los pagos para no entrar en quiebra) ascendieron a 89.400 millones de dólares en 2023?
Un informe del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), publicado recientemente, advierte que en el mundo hay 56 países tan ahogados por la deuda externa que el pago de los intereses supera el 10% de su presupuesto público. Y de ellos, hasta 17 países superan el 20%, lo que les acerca al temido default, la suspensión de pagos. Con todos estos datos sobre la mesa, es evidente que el peso de la deuda de muchos países africanos hipoteca sus proyectos de futuro y también deja su huella en el presente de sociedades cada vez más pobres, más vulnerables y más proclives a quedarse atrás, a que queden truncados los proyectos de vida de millones de personas.
Es decir, que este es un tema fundamental. Por muchos planes que los gobiernos de todo el mundo planteen en solidaridad con África, sin soluciones al problema de la deuda, no habrá avances. Y para abordar cómo el mundo puede llegar a los consensos necesarios para abordarlo, hay una cita clave marcada en el calendario: del 30 de junio al 3 de julio próximos. Y una ciudad española, Sevilla, será la gran mesa donde organizaciones multilaterales, Estados, organizaciones no gubernamentales y empresa privada se sentarán juntas en la IV Cumbre de Naciones Unidas para la Financiación para el Desarrollo. Hace diez años que los países del mundo no se sentaban para abordar este problema.
En un contexto tan tenso como el que vivimos hoy, donde los países menos desarrollados tratan de adaptarse a la sacudida de la paralización de ayudas por parte del hasta ahora mayor donante de cooperación al desarrollo, los Estados Unidos, esta Cumbre se presenta como trascendental para sacar adelante medidas que permitan el alivio de la deuda externa. Para que los países se centren en su sanidad, su educación y sus servicios sociales antes de pagar el llamado servicio de la deuda.
La Cumbre de Sevilla buscará, pues, implementar políticas y movilizar los recursos financieros por parte de la comunidad internacional para cumplir los compromisos de la Agenda 2030 y sus Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) a nivel mundial. La conferencia será fundamental para alinear las agendas de desarrollo de las Naciones Unidas, las instituciones financieras internacionales, los bancos de desarrollo y el resto de los actores relevantes en la materia. En la mesa se tratarán temas tan determinantes como la digitalización, la evolución de la economía mundial y los riesgos derivados del cambio climático, así como las pandemias o los conflictos internacionales.
Para África, la reunión de Sevilla es fundamental. Vienen de un año duro: en 2024, el continente enfrentó el mayor costo del servicio de la deuda de su historia, hasta el punto de que han estado gastando, de media, el doble en servicio de la deuda que en salud, desviando recursos de la inversión en los ODS para cumplir con sus obligaciones de pago. No es el único aspecto de la inversión de los Estados que se resiente de esta situación: la salud, la educación e incluso la mitigación del impacto del cambio climático son algunas de las áreas de trabajo de los gobiernos africanos que sufren recortes drásticos de fondos y, por tanto, redundan en que los gobiernos no puedan cumplir sus obligaciones con sus ciudadanos y nos encontremos con millones de personas desprotegidas.
Y ante momentos tan importantes como estos, aunque mediáticamente son poco atractivos y difíciles de explicar a la ciudadanía, es bueno que sepamos en qué posición está nuestro país. España, según recogía ayer mismo el periódico “El País” citando declaraciones del ministro de Economía, Carlos Cuerpo, está proponiendo medidas como la suspensión de pagos en caso de crisis climáticas, sanitarias o naturales, e incluso ha puesto en práctica un modelo que permite intercambiar esa deuda por proyectos de desarrollo. Se han llevado a cabo experiencias, por ejemplo, en Mauritania. Los proyectos de canje de deuda surgieron ya hace décadas, pero España ha sido uno de los países más activos en su aplicación: en la actualidad hay 17 programas activos en 21 países entre África, Latinoamérica y Jordania.
Todo esto que les relato hoy me sirve también para explicarles que Canarias, concretamente Casa África, acogerá este lunes y martes dos reuniones preparatorias con las que nuestro Gobierno colabora en allanar el camino a la Cumbre de Sevilla. Y está siendo apasionante constatar cómo estos objetivos se pueden abordar desde perspectivas y acciones muy diferentes.
Por un lado, el lunes, y en colaboración con el Ministerio de Asuntos Exteriores, acogemos una reunión con organizaciones internacionales, africanas, empresas e instituciones (cerca de un centenar de personas) para trabajar con el sector privado en la generación de oportunidades económicas en África para todos. Esta actividad tiene como objetivos, entre otras cuestiones, aumentar la inversión del sector privado en el desarrollo sostenible, identificar buenas prácticas para movilizar la inversión privada en apoyo a iniciativas empresariales emergentes y promover datos e información basados en evidencias sobre oportunidades de inversión. Hablando en plata, interesar a los empresarios de todo el mundo en una posible colaboración con gobiernos e instituciones del continente africano y en participar, así, en el desarrollo de algunos de los países más necesitados y empobrecidos del mundo.
Al día siguiente, el próximo martes, y también en la sede de Casa África, acogeremos una Mesa Redonda sobre Canje de Deuda organizada conjuntamente entre el Ministerio de Economía y el Programa Mundial de Alimentos (PMA), que pretende fomentar el diálogo y galvanizar el apoyo internacional para expandir el uso de canjes de deuda como un mecanismo flexible dentro del conjunto de herramientas de financiación para el desarrollo global.
Entre los objetivos de esta segunda mesa está el examinar las buenas prácticas de conversión de deuda que pueden contribuir a avanzar en otros objetivos de desarrollo, particularmente aquellos vinculados a la seguridad alimentaria, la nutrición y el cambio climático. Aquí se analizarán estos canjes bilaterales, como los que está poniendo en práctica España con Mauritania, por ejemplo, para animar a otros países a explorar estas formas de aligerar la carga de los países africanos.
Concluiré este artículo señalando que, según el FMI, la relación entre la deuda pública total y el PIB en África alcanzó el 68% en 2023 y que las agencias internacionales de calificación crediticia, que facilitan (o no) el acceso a préstamos con sus recomendaciones, han rebajado la calificación de veinte países africanos tras el inicio de la pandemia, provocando que lo tengan mucho más difícil para conseguir esos préstamos, a intereses mucho más elevados y en condiciones mucho peores.
De hecho, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) calcula que África ha perdido más de 74.500 millones de dólares debido al exceso de intereses y a la pérdida de financiación causados por calificaciones crediticias injustas. Algo que les recuerdo que tiene su expresión visible en los recortes en todos los servicios del Estado a sus ciudadanos y en el declive de todo lo público y la indefensión de las personas.
Por tanto, me gustaría cerrar este texto con la reflexión (que ya sobre este tema he hecho en diversos artículos precedentes) de que Canarias y España están en el centro de las iniciativas que pretenden mejorar la vida de los ciudadanos africanos y celebrar que nos situemos, desde nuestra periferia, en donde se trabaja por un futuro mejor para todos. Es un orgullo participar desde Casa África en estas iniciativas, muestra de que la Estrategia África que ha puesto en marcha nuestro país ya camina con frutos visibles, con realidades. Todo, con la mente puesta en colaborar para que nuestros vecinos y amigos africanos puedan tener más opciones y algo de esperanza en un entorno en que parece que opciones y esperanza escasean.
¿Sabía usted que seis países africanos gastaron más en pagar su deuda externa que en educación en 2022? ¿Y que más del 40% de los países africanos destinó más fondos a esa deuda que al gasto en salud en 2020? ¿Sabía que la deuda externa africana consumió más del 12% de las exportaciones del continente y casi el 15% de los ingresos públicos hace apenas tres años? ¿Y que esa deuda externa en África alcanzó la cifra récord de 685.500 millones de dólares en 2023? ¿Y que eso supuso que solo el coste de los servicios (los pagos para no entrar en quiebra) ascendieron a 89.400 millones de dólares en 2023?
Un informe del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), publicado recientemente, advierte que en el mundo hay 56 países tan ahogados por la deuda externa que el pago de los intereses supera el 10% de su presupuesto público. Y de ellos, hasta 17 países superan el 20%, lo que les acerca al temido default, la suspensión de pagos. Con todos estos datos sobre la mesa, es evidente que el peso de la deuda de muchos países africanos hipoteca sus proyectos de futuro y también deja su huella en el presente de sociedades cada vez más pobres, más vulnerables y más proclives a quedarse atrás, a que queden truncados los proyectos de vida de millones de personas.