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La burocracia se come hasta el pastoreo como medida para prevenir incendios en Gran Canaria

Pastoreo en Gran Canaria.

Iván Alejandro Hernández

Las Palmas de Gran Canaria —

En marzo de 2018 el Cabildo de Gran Canaria anunció una iniciativa sin precedentes en el Archipiélago: pagaría entre 20 y 130 euros por hectárea a los pastores por ayudar a mantener el monte limpio y prevenir incendios. 17 meses después, ese incentivo económico aún no llega. “Hay problemas a nivel burócratico”, explica Didac Díaz, técnico forestal de la Corporación Insular, “pero esperamos que salga para octubre”.

La entrada en vigor en 2018 de la Ley de Contratos del Sector Público ha sido la causa de la paralización del acuerdo. “Hay que hacer un concurso público, que ya tenemos preparado, incluso está reservado el presupuesto de 2018, las bases de licitación ya están elaboradas, las superficies a pastorear también, pero necesitamos que se desbloquee un encargo de gestión con la empresa pública Gestión y Planeamiento Territorial y Medioambiental S.A. (Gesplan)”, relata Díaz.

Desde la Corporación aseguran que han puesto todo de su parte para hacer efectivo un acuerdo que trata de retribuir “el servicio ambiental que los pastores realizan a la sociedad”, puesto que ya están acometiendo una labor vital para impedir la propagación del fuego y hacer más fácil su extinción en una Isla que tiene 65.000 hectáreas que son de alto riesgo forestal. Sobretodo durante el verano, época en la que los pastores realizan la trashumancia hacia la Cumbre, una tradición prehispánica que se mantiene viva en Gran Canaria, en la que el pastor se traslada con el ganado en busca de pasto y se muda con él.

“En el incendio de 2017, cuando se quemaron casi 3.000 hectáreas, el fuego se paró en dos zonas gracias al pastoreo: en los Llanos de Constantino, porque estaban transitando las ovejas de Genaro, y en la Caldera de los Marteles, donde pastan las ovejas de Chano Zacarías”, recuerda Díaz, quien tiene claro que lo más efectivo contra los incendios no son más helicópteros, ni más bomberos, sino apostar por el sector primario para que el propio terreno sirva como cortafuegos.

Cristóbal Moreno, que tiene 49 años y lleva más de 25 años dedicándose al pastoreo, asegura que la situación con la administración ha mejorado porque ahora “se están haciendo las cosas correctamente” y se reconoce el valor que su actividad tiene al colaborar contra los incendios, a diferencia de antaño, cuando los pastores veían como las instituciones les complicaban su labor al impedir a su ganado pastar en determinadas zonas para no afectar al medio ambiente.

Aunque reconoce que le hubiera gustado que “lo del pago fuese un poco más rápido”, lo que más reclama, “al igual que el 90% de los pastores”, es vallar correctamente las repoblaciones forestales para que el ganado no las dañe y permitir pastar al ganado por más zonas: “Esa es la mejor solución que pueden darnos”, explica Moreno. En el mismo sentido se pronuncia Natalia Mayor Monzón, quien, junto a su hermana gemela Beatriz, cogieron el negocio familiar a los 21 años y ya llevan cuatro dedicándose al pastoreo. “Nosotras ya hicimos la trashumancia y ahora lo animales están secos, excepto algunas cabras que siguen dando leche. Por eso ahora nos vendría muy bien el dinero que anunciaron”, expresa Natalia Monzón.

Al igual que Moreno, Monzón ha apreciado un cambio “que está favoreciendo el pastoreo, abriendo más zonas a esta actividad”, pero “aún hay muchas trabas porque se compite entre repoblación y pastoreo, en lugar de ir unidos para que vayan en conjunto”. Por ello, reclama que el Cabildo de Gran Canaria siga caminando en esta dirección, que valle más repoblaciones y permita que el ganado paste. “Ahora se han comprendido los beneficios que puede tener el pastoreo para el medio ambiente y se está valorando, porque el ganado no destroza el paisaje, sino que lo mantiene limpio, es como un ciclo. Otra cosa es el sobrepastoreo, que quemaría el paisaje, pero el pastoreo lo favorece”, afirma.

Airam Rivero, de 32 años y con siete años de dedicación al pastoreo junto a su pareja, Esmeralda Santana, tiene claro que, aunque aún no haya recibido el dinero comprometido, el Cabildo de Gran Canaria “irá cumpliendo”. De hecho, resalta que no se trata solamente del dinero y recuerda que la Corporación Insular “ayuda con abrevaderos para agua o facilitan las casas a los pastores”. También afirma que “hace años era más complicado” desarrollar esta actividad, pero “desde hace cinco años se han dado paso de gigantes entre Cabildo y pastores”. Sobre las dificultades de los pastores para acceder a determinadas zonas de repoblación, Rivero entiende que deban existir reforestaciones: “Ellos vallan y nosotros pasamos”.

Una profesión en peligro de extinción

En Gran Canaria existen algo más de 60 pastores, pero por cada “siete que se retiran, solo uno toma el relevo”, explica Didac Díaz, “vamos a contrarreloj para intentar reflotar un poco el sector y que no nos quedemos sin pastores de aquí a diez años”.

Sin embargo, este año se muestra satisfecho porque “al menos hay dos pastores jóvenes que están reemplazando a los que se jubilan e intentaremos ayudarles con el tema del agua, los abrevaderos, sitios donde puedan pernoctar. Lo que pasa es que esto no es sencillo, porque la administración va con otros tiempos”.

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