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Arqueología en el Sáhara: alineaciones de piedras hincadas y estelas

Felipe Jorge Pais Pais

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Tal y como vimos en el capítulo anterior de “Arqueología en el Sahara”, en la campaña realizada entre el 26 de octubre y el 2 de noviembre de 2019, la gran estrella fueron los cientos de túmulos que tuvimos la oportunidad de ver y estudiar, aunque también existen otro tipo de yacimientos como son las alineaciones de piedras hincadas, generalmente asociadas a túmulos, y enormes estelas que, en la gran mayoría delos casos están recubiertas de grabados rupestres alfabetiformes, zoomorfos y antropomorfos. Son característicos de la zona meridional, conforme nos acercamos a Mauritania

Entre los yacimientos más espectaculares están, sin ningún género de dudas, las alineaciones de piedras hincadas que suelen formar parte de algún túmulo, aunque éste aparece aislado con lo cual, cabe suponer, que esta construcción tendría un sentido especial. Las rocas utilizadas son estrechas, bastante regulares, en forma de lámina y parecen naturales, es decir, que en ningún momento fueron tallados para adquirir su forma. Recuerdan a lo que en Canarias denominamos lajas, si bien llama la atención su uniformidad. El tamaño es variable, puesto que mientras algunas, generalmente situadas a ambos extremos, apenas si levantan 30-40 centímetros del suelo, otras sobresalen 3 metros del terreno, situadas en el centro de la estructura. La alineación puede ser rectilínea o en forma de semicírculo poco pronunciado. Y, aunque su estado de conservación no es bueno, ya que muchas piedras hincadas están caídas, inclinadas o partidas, siguen siendo impresionantes por su estructura y altura. La parte enterrada debe tener un tamaño considerable para soportar seguir enhiestas soportando vendavales y tormentas a lo largo de miles de años.

Otro dato sumamente interesante de estas alineaciones de piedras hincadas es que suelen aparecer grabados rupestres. La técnica de ejecución fue el picado de anchura y profundidad diferentes. En la mayoría de los casos, especialmente en los mejor conservados al estar colocados boca abajo, se aprecian claramente los puntos de percusión. La temática es variada y nos encontramos con algunos motivos geométricos, zoomorfos, antropomorfos y símbolos alfabetiformes que, generalmente, ocupan las caras de las piedras de mayores dimensiones. Muchas veces aparecen entremezclados entre sí, dando la sensación de que los paneles han sido reutilizados en diferentes momentos y épocas. Desgraciadamente, muchos de ellos presentan un lamentable estado de conservación debido al desgaste sufrido por las inclemencias del tiempo, especialmente el viento constante que arrastra arena y polvo que golpea los paneles. Y, con toda probabilidad, un buen número de petroglifos, nunca sabremos cuántos, habrán desaparecido a manos de expoliadores.

También nos encontramos con enormes piedras hincadas (estelas) de las que nos vamos a referir a dos yacimientos muy concretos. Una de ellas se sitúa dentro de una gran depresión natural dentro del cauce de un oued (río seco), cuyo cauce ha sido cerrado por un gran dique artificial, de tal forma que cuando llueve en verano se forma una especie de lago, más bien charca, cuyo tamaño va a depender de las lluvias estacionales. La zona se conoce como la Presa de Bu Lerllah y, mientras este año estaba completamente seco, si bien el suelo aún conservaba la humedad, en el año 2018 la hondonada estaba completamente llena de agua. Este sitio es sumamente interesante porque, aparte de estas estelas, existe una enorme cantidad de túmulos y varias estaciones de grabados rupestres geométricos, zoomorfos, antropomorfos y alfabetiformes que veremos en otro capítulo. Esta estela es curiosa porque, a diferencia de las demás que vimos, no es recta sino en ángulo, superando los 2 metros de altura. Es la única piedra que permanece enhiesta, ya que las demás se han caído o las han arrancado. Seguramente se trataba de una alineación de piedras hincadas, aunque más pequeña que los otros conjuntos que describimos en los párrafos anteriores.

Pero, sin ningún género de dudas, la estela más interesante y espectacular que vimos se encuentra fue la de Achayde Ouldatiya situada en medio de una llanura inmensa en los alrededores de Aousserd. Ha sufrido infinidad de manipulaciones, hasta el punto de que los militares españoles la trasladaron a Dakla y la colocaron a la entrada de los cuarteles. Este traslado de ida y vuelta en camiones, durante más de 500 kilómetros, provocó grandes daños, especialmente en los numerosos petroglifos que cubrían sus cuatro caras. Está hincada y, actualmente, sobresale del suelo unos tres metros, si bien nuestros anfitriones nos indicaron que era mucho más alta en su origen, hasta el punto de que tenía el tamaño de una persona puesta en pie sobre el lomo de un camello. En sus inmediaciones también se encuentran los omnipresentes túmulos de diferentes formas, tamaños y antigüedad. Los grabados rupestres, fundamentalmente alfabetiformes, son numerosos y recorren a todo lo largo la estela, desde la base al extremo más alto. La técnica de ejecución fue el picado.

Felipe Jorge Pais Pais

(Doctor en Arqueología)

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