“La tasa de suicidio en La Palma es similar a la que había antes del volcán y no es muy diferente en las zonas más afectadas”

13 de diciembre de 2021 18:07 h

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El pasado viernes se llevó a cabo la presentación de los datos obtenidos en el Estudio IPSI-VOLCANarias (Impacto Psíquico del Volcán). La exposición de los resultados estuvo a cargo del Dr. Julio Bobes, catedrático de Psiquiatría y jefe del equipo investigador, acompañado por Laura Ferrando, quien preside la Asociación Nacional de Psiquiatría (ASEPP) que ha promovido el estudio, y Félix González, jefe del Servicio de Psiquiatría del Hospital General de La Palma. Por parte del Cabildo Insular, estuvieron presentes el presidente de la Corporación Insular, Mariano Zapata; el vicepresidente, Borja Perdomo, y la consejera de Emergencia y Seguridad, Nieves Rosa Arroyo, quienes siguieron las explicaciones del catedrático. Para evaluar este pionero estudio, el Dr. Bobes ha mantenido una entrevista con este periódico. 

Dr. Bobes, ¿cómo surgió esta iniciativa?

Durante la reciente celebración del congreso de la ASEPP, que tuvo como sede este año Bilbao en el mes de octubre, apenas tres semanas después de irrumpir la erupción, y al que asistió el compañero palmero Félix González, fue él mismo quien nos propuso la idea de investigar la relación de esta catástrofe natural y sus consecuencias con la salud mental de la población insular. La propuesta tuvo una excelente acogida y nos pusimos en marcha de inmediato.

Para realizar este trabajo, ¿qué metodología han seguido?

Básicamente hemos establecido una estrategia de reclutamiento con un muestreo virtual en bola de nieve de una encuesta  en la que cada persona que la recibe incorpora con el reenvío a nuevos participantes entre sus conocidos. El procedimiento fue previamente aprobado por el Comité de Ética de la Investigación Clínica del Hospital Universitario Central de Asturias. 

El 62,67% de la población encuestada en La Palma considera que la erupción ha sido para ellos un suceso traumático, y de este porcentaje el 85,11% puede considerarse un posible caso de Trastorno por Estrés Post Traumático, ¿eran esperables estos datos? 

Bueno, en realidad, el impacto es indudablemente traumático para las personas más afectadas, lo que no sabemos aún es si sus consecuencias irán desapareciendo progresivamente a corto medio plazo o si lo hará a un plazo más largo, y entonces los efectos previsiblemente serían más graves. La valoración inicial es que se trata de un impacto de intensidad leve-moderada, pero esto es solo la perspectiva transversal que no muestra esta primera fase del estudio. Aunque no sabemos cómo se irá manifestando en el tiempo, en otras emergencias, las consecuencias sobre la salud mental, a veces ha sido más importante en la perspectiva del largo plazo. Inicialmente se trata de un impacto con consecuencias materiales, sobre todo, pero el impacto psicológico todavía no lo podemos cifrar porque falta la evolución a medio y largo plazo. 

¿Qué ha sido lo más llamativo de los resultados de la encuesta IPSI-VOLCanarias? 

Lo que observamos es que las personas se han comportado como en otras emergencias que han ocurrido en España, por ejemplo, la del COVID, cuya repercusión llevamos ya año y medio siguiendo y el comportamiento observado es similar, lo único es que, en el caso del COVID, el impacto psicológico fue superior ya desde el inicio. La evolución del COVID la venimos realizando por el mismo procedimiento que estamos empleando con la emergencia volcánica, es decir, calas al sistema social cada dos meses durante una ventana de 10 días y hemos seguido este proceso también de forma continuada. Que el impacto apreciado por el COVID sea superior, no quiere decir que sean dos acontecimientos comparables. Son dos emergencias y tenemos en cuenta que no es igual el daño psíquico que se produce en una que en otra. Y por supuesto, el daño material es muy superior en el caso del volcán. Miles de personas afectadas es una cifra muy importante. 

Teniendo en cuenta los resultados, ¿cómo calificaría el estado de salud mental de los habitantes de La Palma? ¿y de los habitantes de todo el archipiélago? 

Hemos visto que la salud mental de los canarios coincide con las cifras previas, tanto canarias como nacionales. De modo que, desde el punto de vista epidemiológico, la tasa de enfermedades mentales en las islas es coincidente con las del nivel nacional. Es decir, un 20 por ciento de la población de Canarias, a lo largo de su vida, ha presentado algún problema de salud mental. Y ahora mismo, por lo que hemos observado, se mantiene en ese porcentaje del 20 por ciento de canarios, y eso es coincidente en lo que ocurre en la población peninsular. 

Sobre la conducta suicida ¿qué dice el estudio? 

Bueno, pues es una cuestión interesante, porque curiosamente, cabría esperar que esta catástrofe, que ha supuesto tanto daño material, produjese mayor riesgo de suicidalidad. Que tanto las tendencias suicidas activas como las pasivas, estuviesen más altas. Y no es así. De momento, en la fase aguda no se ha incrementado de manera aparatosa.  El riesgo de suicidalidad es parecido al que había antes del volcán, y no es muy diferente en la zona más afectada de la isla, y tampoco lo es en relación con los datos que tienen las otras islas. Afortunadamente, vemos que los deseos de muerte pueden estar presentes, pero no la actitud de pasar al acto y tomar la decisión de buscarse una vía para quitarse de en medio. Es un pequeño aumento que, no es que sea despreciable, pero apunta que por ahí no vamos a tener mucha problemática. Podemos inferir, vistos los resultados, que la suicidalidad media ha aumentado muy poco y eso quiere decir que no aumentan significativamente los riesgos reales de intentos de suicidio o de muertos por conducta suicida. 

Usted ha hablado de la solastalgia. ¿Podría explicarnos en qué consiste? 

Es un concepto que, si bien tuvo su origen en el periodo greco-romano, los griegos utilizaban solastalgia para señalar la capacidad de adaptación o de confortabilidad de las personas frente a los acontecimientos vitales muy estresantes como son los casos de emergencias y entre otros se referían también a los volcanes. Ellos observaron que había un grupo de personas que se adaptaban muy bien a estas circunstancias y no presentaban alteraciones comportamentales, y en cambio otras personas desgraciadamente sí, y a esta capacidad de resistencia psicológica la llamaban así: solastalgia. Este término, en realidad está aceptado por la ciencia desde 2015 por una de las revistas más importantes del mundo científico que es The Lancet. Desde entonces, esta publicación admite propuestas en las que se defina que lo que se está estudiando es la solastalgia. Es un concepto que proviene de la filosofía y sobre todo de la historia de las ideas. Se revitaliza con esta definición la concepción del dolor que producen las dificultades de adaptación en situaciones de emergencias, de pérdidas materiales, morales y de daño psicológico. 

¿Cómo nos pueden ayudar los datos recogidos en esta encuesta a afrontar la situación? 

 Acabamos de empezar con esta línea de investigación dedicada a La Palma y nuestra intención es continuar evaluando cada dos meses los cambios que se produzcan en la actitud de la población, en el manejo del daño psicológico y moral, para poder orientar a esas personas qué pueden hacer y también, como no, a quienes gestionan la salud, para que puedan tener en cuenta que en estos próximos meses las variables que resulten afectadas, se pueden continuar dañando progresivamente y para las cuales habrá que ir aportando algún tipo de soluciones. En unos casos podrá ser tratamiento especializado, en otros, apoyo moral, acompañamiento, psicoeducación o educación sanitaria en general. De modo que, cada dos meses vamos a saber si la situación desde el punto de vista psíquico va cambiando y qué nuevas formas de ayuda será necesario implementar en el tratamiento o en los cuidados que necesite la parte de la población que pueda estar en riesgo, bien tanto por las pérdidas materiales que ha sufrido como por el impacto psicológico. 

¿Cómo podemos seguir contribuyendo a este estudio?

Fundamentalmente cumplimentando el cuestionario que se les va a ir enviando por las redes sociales y animando a sus coetáneos y conocidos a que lo cumplimenten. En esta primera oleada hemos estado muy satisfechos porque ha habido mucha cumplimentación de cuestionarios, pero queremos que no se agote en esta primera evaluación. Somos optimistas y pensamos que esta situación de colaboración debe mantenerse y, sobre todo, debemos animar a que más personas colaboren. Esperamos, sobre todo, muchos respondedores de las personas desplazadas y las que han sido alojadas en las diferentes instalaciones hoteleras que han estado disponibles en la isla. 

Usted ha visitado en estos días la isla y las zonas más afectadas. ¿Qué puede decir de lo que ha podido observar?

Si me lo permite, quiero agradecer encarecidamente el apoyo en la difusión de la encuesta del Servicio Canario de Salud, del Cabildo Insular, de jefe de Servicio de Psiquiatría del Hospital Universitario de Gran Canaria Doctor Negrín, de la Cátedra de Psiquiatría de la Universidad de La Laguna y muy especialmente a cada una de las personas que han colaborado, en medio de esta crisis, para darnos a conocer lo que están sintiendo. Todo esto nos va a ser muy útil a los profesionales de la salud mental y a las autoridades sanitarias para tratar de identificar cuáles son las situaciones más emergentes que precisaran abordaje desde los equipos asistenciales y ponderar lo más adecuadamente posible los recursos asistenciales. Estos días hemos tenido la oportunidad de escuchar muchas vivencias que también nos han impactado, y quiero finalizar con un reconocimiento especialmente dedicado a todas las personas que están poniendo tanto de sí mismas para ayudar a las más necesitadas a superar este trance.

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