El omakase de El Bento Japonés, propuesta que todo amante de la cocina japonesa debería probar
El Bento Japonés es uno de esos restaurantes que si te agarran el alma ya estás rendido en su casa para siempre y pasa a ser ese rincón donde el acto va mucho más allá de ir a comer.
En marzo de 2021 ya escribí en esta misma sección la historia de El Bento y para no caer en la reiteración, si les apetece recordarla o descubrirla, pueden leerla aquí. Hoy quiero hablarles de la evolución que aprecio en su propuesta casi un año y medio después de la que fue mi primera visita y que tras ella han venido muchas más.
Son varias las veces que he repetido en Bento y nunca he comido lo mismo porque eso es uno de los grandes valores de Teresa, su Omakase, expresión japonesa usada habitualmente en la cocina que significa “lo dejo en tus manos”, por lo que es el cocinero, en este caso cocinera, la que prepara la comida sin que el comensal pueda elegir y se come lo que le traiga. Este acto de confianza total es visto por el chef como una señal de respeto por lo que se afana en servirle lo mejor que tenga en su casa ese día. De ahí que una vez más hablando con Teresa me sorprende que aún mantenga una pequeña carta, “he intentado quitarla del todo, Javier, pero hay personas que aún no entienden este concepto de cocina que hago yo y si no ven la carta, no piden. Encima son los clientes que quizás menos contentos salen porque no es mi cocina natural y eso se nota, creo que pronto terminaré quitándola por completo y que mi pequeño rincón de cuatro mesas y una barra sea todo Omakase”. Tal como le dije allí, cuenta con todo mi apoyo y desde aquí les digo que si quieren acudir al Bento para vivir una experiencia similar a la que te puedes encontrar en Japón, ponte en sus manos y confía en ella. Si quieres ir a un restaurante más, elige otro sitio porque este no es para ti.
En el omakase de mi penúltima visita me costaría decidirme por un plato en concreto porque todos atesoraban algo especial, empezando por el Chawanmushi con huevas de bacalao ahumado, que traducido podría ser algo parecido en textura a un flan caliente, muy típico de la cocina nipona que llegó lleno de potencia y en un punto perfecto de temperatura que conseguía sacar de cada bocado un matiz diferente.
Las Gyozas infalibles como siempre, al igual que el sushi, donde la maestría de Teresa con el arroz y su obsesión por tener los mejores posibles para su cocina hacen de los mismos una golosina. Tradición pura respetada al máximo nivel.
Pero hubo tres platos que destacaron de manera portentosa como fueron las setas enokis enrolladas en panceta, salsa de mostaza y soja, para comer como pipas. La tempura de calamares saharianos, limpia y potente en cada bocado para cerrar con un guiso japonés tradicional de larga duración a base de costillas de ternera. Puro vicio.
En el momento del postre me llevé una de las grandes alegrías de la comida porque Teresa se marcó una pera en diferentes texturas donde fuera en sólido, líquido o semi, los aromas, sabores y temperatura del fruto se fundían en la boca para goce total del comensal.
La oferta de espumosos, vinos y sakes de esta casa no es muy amplia pero sí es perfecta en fondo y forma, pero por si esto fuera poco no olvidemos que Teresa y Rohi tienen un gran pasado como bartenders y otra de las cosas que uno no debería dejar de probar en esta casa son los cocktails que en forma de Omakase líquido, me pongo en manos de él para que los prepare. A mí, que no me gusta el whisky, en esta casa son capaces de hacerme un cocktail con él y que no deje ni gota.
Antes de irme, coincidí en el local con un gran amigo y profesional de la distribución como es Fernando González, ahora emprendedor con su pequeña empresa Harvest Distribuciones, y que fue la persona que me puso sobre la pista de El Bento en su día. “Javier, en pocos días vamos a hacer junto a Teresa y la Bodega Llopart un omakase muy especial maridado solo con espumosos donde nos acompañará un responsable de la bodega”. Obviamente no había terminado casi este día y ya tenía mesa para repetir cuatro días después.
Llegó el día del evento y la verdad es que tenía curiosidad por ver como Teresa se enfrentaba a un servicio así, no la había visto nunca en una como esas. Las cuatro mesas de la casa llenas, yo en mi sitio en la barra, como a mí me gusta y como anfitriones junto al equipo de El Bento, el propio Fernando y Javier Simal de Bodegas Llopart, el cual nos contó cosas como que “somos la segunda empresa en elaborar espumosos en España a partir de 1887. Solo nos lleva 5 años de experiencia, Codorniú. Son 26 las generaciones que han ido heredando las tierras y la tradición familiar, que data del Siglo XIV, allá por el año 1.385 donde se empezaron a cultivar las primeras uvas y hacer los vinos originales”.
Como otro de los puntos diferenciales de la bodega sería su salida de la DO Cava para integrar con otros pequeños productores de la zona lo que hoy se conoce como Corpinnat y que engloba a estas familias que quieren hacer el cava con unos estándares de calidad más altos y con más seriedad de los que regula la DO original. Los que acudimos ahí y que pudimos probar las 4 diferencias, pudimos dar fe que nos encontramos ante una gran sorpresa muy conocida por los profesionales del sector pero que al comensal normal le puede proporcionar grandes alegrías. Particularmente el rosado y el Brut nature Leopardi, dos de esas botellas para disfrutar a mano alzada.
Para no aburrirles con otro menú omakase de Teresa, sí permítanme dos pequeños detalles como son el mix de sushi/sashimi para el que usó atún rojo, su ventresca y medregal canario, en este caso como sashimi y con una hoja de wassabi fresca que usábamos como si fuera la lechuga de un saam para permitirnos llenarnos la boca de su sabor y frescor. El wasabi fresco que está usando Teresa se raya en sala y debes aprovecharlo en un plazo máximo de 15 minutos para que sus propiedades de sabor y picor nada invasivo realcen los matices del sushi en cuestión. Allí se encontraban los responsables de Nordic Wasabi Spain, pequeños emprendedores que se están abriendo camino trayendo cosas diferentes con alma japonesa como puede ser el Wasabi en forma de tallos, hojas y la raíz, de la que sale el que tanto conocemos “en malo” y que cuando probamos “en bueno” estamos lo que se dice, “jodíos” porque ya no hay marcha atrás en ello.
En resumen, El Bento Japonés sigue siendo uno de mis restaurantes favoritos ya no solo de comida japonesa, sigue en su firme línea de incluir el producto canario en todo lo que puede, cosa que le llevó a ser uno de los reconocidos en la pasada Feria Gran Canaria Me Gusta con el distintivo a la excelencia del producto local en su cocina. El precio de su menú omakase está a 38€ y está luchando por mantenerlo, aunque con el incremento de los precios en la calle casi es entendible que lo subiera a 40€, que no haría que ninguno dejáramos de ir y sin embargo para el restaurante puede ser una gran diferencia a final de mes.
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