Qué ver en Banjul; fascinados por la capital de Gambia

El Ferry de Barra. Una de las 'atracciones' de Banjul.

Viajar Ahora

30 de diciembre de 2021 20:53 h

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Banjul no es una gran ciudad. Ni mucho menos. Si nos centramos en lo estricto de la geografía, la capital gambiana es apenas una ciudad mediana de provincias española. Tiene 335.000 habitantes que se apelotonan en la orilla sur de la desembocadura del Río Gambia y en un par de kilómetros de playas. La ciudad es un reflejo fiel de lo que es el país: una estrecha franja de orillas del río Gambia rodeado por Senegal por todas partes menos por una que se llama Atlántico. Como el resto del país, la capital es una consecuencia de las ambiciones europeas en África. El país fue una cuña inglesa en tierras tradicionalmente controladas por Francia y Banjul se convirtió en una plaza estratégica clave para controlar la desembocadura del Río Gambia hacia el Atlántico. Una vía fluvial que fue decisiva para el envío de más de tres millones de personas hacia las plantaciones inglesas en América. Gambia fue una de las factorías esclavistas más activas de los siglos XVII, XVIII y XIX. De una aldea cercana a la capital, por ejemplo, dicen que salió el hombre que inspiraría la figura de Kunta Kinte. Los mítico mandinga son la etnia mayoritaria del país. Son gentes amables y muy hospitalarias. Por eso Gambia es uno de los mejores destinos para estrenarse en África.

Banjul no es tampoco una ciudad de grandes monumentos. Su edificio más destacado tampoco es ninguna reliquia de su época colonial: el Fuerte Bullen, la modesta batería inglesa que defendía la bocana del río se encuentra en la población de Barra, justo enfrente de la capital. La nueva sede de la Asamblea Nacional, inaugurada hace apenas unos años junto a la South Bank Road (autopista a Serekunda), el Arco 22, una puerta monumental que da acceso a la localidad a través de Independence Drive, y la Mezquita Central (Box Bar Road) son los únicos grandes edificios. Una buena manera de echar un vistazo a la ciudad desde las alturas es subir al Arco 22. Este punto es, también, una buena forma de entender la historia reciente del país. Este arco del triunfo está dedicado al golpe de estado del 22 de julio de 1994 que aupó al poder a Yahya Jammeh, que se mantuvo como presidente del país hasta 2017 (primero como dictador militar y después como presidente constitucional). El otro ‘monumento’ de la ciudad es el Museo Nacional (Independence Drive; Tel: (+220) 422 6244 y /+220) 217 7101) con una modesta colección artística, histórica y etnográfica que bucea en la idiosincrasia del país.

Pero lo bueno de Banjul no es su monumentalidad: es lo que se respira en sus calles. Y sobre todo en sus mercados. El más importante de la ciudad es el Royal Albert Market (Liberation Avenue), un enorme complejo techado que resume a la perfección lo que es esta parte del mundo: colorido, bullicio, olores, sensaciones, caos… Este gran mercado de abasto (con conexión directa con el mar) es una de las herencias del periodo colonial y data de tiempos de la Reina Victoria (su nombre alude al marido de la reina, Alberto de Sajonia). Es un lugar increíble dónde se vende casi de todo sin aparente orden o concierto. Un paseo por el ‘viejo Alberto’ es una buena manera de empezar a rastrear los escasos detalles que recuerdan el pasado europeo de la localidad. Los alrededores del puerto atesoran la mayoría de esos recuerdos. La iglesia anglicana (Dobson Street) y la modesta catedral católica (Daniel Goddard Street) son las más visibles. Pero también quedan bastantes casas de aquella época. Normalmente de madera, con dos pisos, amplias balconadas de hierro forjado y techos de chapa –se traían desmontadas desde Inglaterra-. Otro punto fuerte de la capital son sus playas que se encuentran en la pequeña fachada marítima que va desde los alrededores del Royal Albert Market hasta Denton Bridge, el viaducto que conecta la isla dónde se asienta Banjul con el continente (Serekunda).

Un paseo por la ‘salvaje’ Crab Island.- El río Gambia se encuentra con el Atlántico a través de un modesto delta que crea un pequeño rosario de islas. La propia Banjul está en una de estas islas: Crab Island (Isla de los cangrejos). La zona norte (la que está más cerca del mar) está ocupada por la propia ciudad pero la zona que da al río (protegida de las corrientes marítimas) es un inmenso manglar con una riquísima fauna. El Gambia, por ejemplo, es residencia de hipopótamos y cocodrilos aunque para verlos hay que viajar hacia el interior del país. Pero a dos pasos de Banjul ya hay buenos lugares para adentrarse en la naturaleza. Hay numerosas agencias que organizan excursiones por los manglares que se encuentran a las afueras de la capital.

Tres planes a dos pasos de Banjul.- El más sencillo es el paso hasta Barra, la ciudad que se encuentra en la orilla norte de la desembocadura del Gambia. Sólo por disfrutar del paisanaje que usa el transbordador merece la pena la excursión. Se supone que la primera travesía del barco es a las 8.30 de la mañana, pero la verdad es que sale cuando se llena y después va y viene sin hacer mucho caso a eso de los horarios. Si caben 100 personas van 400; y pescado, animales vivos, sacos de verduras, mercancías, vehículos… En Barra no hay mucho que ver. El antiguo fuerte inglés, la playa de los pescadores y poco más. Pero si vienes a Banjul tienes que hacer el viaje. Otro ineludible es el atardecer en la Playa de Tanji (acceso por Coastal Road), cuando los pescadores llegan desde el mar y toda la playa se convierte en un gigantesco mercado de pescado. Es una de las experiencias más auténticas que pueden vivirse en el país. Y terminamos con la Lucha Gambiana, una muestra que aúna lo cultural y lo deportivo que causa furor entre los locales.  Este deporte entronca con otras luchas tradicionales africanas como la senegalesa o la propia Lucha Canaria, con la que tiene muchos paralelismos. Las ‘arenas’ de Serekunda y Barra se cuentan entre las mejores del país.

Fotos bajo Licencia CC: Travel Local; Demian; Jon Evans; tjabeljan; Anne and David

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