'Las Abogadas' de TVE que dan vida a Manuela Carmena y Cristina Almeida: “Decidimos olvidarnos de sus apellidos”
La 1 estrena este miércoles en prime time Las Abogadas, nueva serie histórica de TVE con Irene Escolar, Elisabet Casanovas, Paula Usero y Almudena Pascual como protagonistas. Las cuatro actrices dan vida, respectivamente, a Manuela Carmena, Cristina Almeida, Lola González y Paca Sauquillo, abogadas laboralistas que plantaron cara a los tribunales franquistas en una todavía oscura España que se encontraba a las puertas de la Transición.
La ficción arranca en el Madrid de 1964, cuando Lola, una chica de familia acomodada, llega a la Facultad de Derecho, donde su vida cambia para siempre al conocer a Cristina, Manuela y Paca, estudiantes de un curso superior que desde el despacho de la primera acaban revolucionando la profesión. Las cuatro se dedican a la defensa de los trabajadores ante el Tribunal de Orden Público, que vigila con diligencia cualquier corriente de subversión, lo que les hace enfrentarse a vivencias terribles que les marcan para siempre.
“En realidad hacían todo desde la inconsciencia. Ellas sabían que hacían estas reuniones clandestinas, que había un peligro, pero había algo de ese peligro que era excitante”, explica a verTele Irene Escolar en una entrevista realizada junto a su compañera Elisabet Casanovas. “Hemos intentado huir de la solemnidad y el peso que representa lo que han hecho. Porque si no, no conseguíamos conectar con su presente”, añade la catalana.
Las dos actrices explican que tanto Paca Sauquillo como Cristina Almeida han participado activamente en el asesoramiento de los guiones de la ficción y que aunque se ha mantenido al margen, Manuela Carmena sí que tuvo un “breve encuentro” con Irene Escolar en su proceso de preparación del personaje: “Tampoco entramos a hablar mucho de esto, porque yo no la quería atosigar. Son hechos dolorosos de su vida y no me apetecía tanto entrar en eso, sino quizá ver cómo se movía, cómo era su energía”, empieza recordando la madrileña.
Sea como sea, las intérpretes coinciden en que tanto ellas como los responsables de la ficción coincidieron en la idea de no buscar una imitación de los personajes reales: “Teníamos que olvidarnos un poco de quiénes son ellas ahora, porque estábamos seguras de que ya no eran las mismas personas”, señala Escolar, que confirma que “en un momento dado, todas decidimos olvidarnos de sus apellidos”. “Si no, yo creo que había algo de mucho peso, de mucha presión para todas nosotras”, reflexiona.
Dais vida a dos personajes históricos reales, Manuela Carmena y Cristina Almeida. ¿Cómo fue el trabajo de preparación para esta serie?
Irene Escolar: Fue un trabajo de mucha documentación. Sobre todo de leer, leer y leer mucho, para documentarnos sobre cómo era esa época y cómo eran las vidas de estas mujeres. Para mí era algo muy desconocido. Después, yo tuve un breve encuentro con Manuela donde tampoco entramos a hablar mucho de esto, porque yo no la quería atosigar. Son hechos dolorosos de su vida y no me apetecía tanto entrar en eso, sino quizá ver cómo se movía, cómo era su energía. Y luego dejar un poco eso de lado y coger más lo anecdótico que yo había leído en esos libros de cómo me imaginaba que ella podía ser con 20 años.
Las personas cambiamos y yo no tengo nada que ver lo que soy ahora con la persona que era hace 10 años, no me quiero imaginar cómo debe ser cuando pase el tiempo. Entonces, teníamos que olvidarnos un poco de quiénes son ellas ahora, porque estábamos seguras de que no eran las mismas personas que ahora, y quedarnos más con su energía y su esencia. También hay que tener en cuenta que hay unos guiones escritos de una manera y tú tienes que ser fiel a eso, porque es nuestro trabajo. Aportamos pequeñas cositas que podían sumar, pero fuimos muy fieles a lo que estaba escrito.
Estábamos seguras de que no eran las mismas personas que ahora
¿Qué rasgos característicos de su gestualidad o su forma de hablar habéis adoptado?
Escolar: En el caso de Manuela, no tiene rasgos tan caracteriales fáciles. Manuela es un personaje muy difícil. Yo la miré mucho, vi muchas entrevistas de ella, y es alguien que quizá lo que más característico tiene es cómo mueve las manos. Es lo único que yo me pude quedar, porque no tiene una forma de moverse ni una manera de hablar muy particular... Aun así, no querían que las imitáramos, pero yo sí que me las vi para ver si me podía quedar con alguna cosa. Entonces, más que eso, me quedé con que es una persona con mucho optimismo y con mucha alegría. Ella dice en su libro que le gusta sonreír y creo que es una cosa que define mucho a una persona, porque poca gente dice eso. Es una persona con mucha campechanería, muy humilde y con una escucha muy particular. Todas esas cosas son las que realmente podíamos poner ahí en mi caso, porque yo miraba y miraba y no me podía quedar con más.
Elisabet Casanovas: A mí me pasaba lo contrario, que a nivel caracterial, Cristina Almeida es muy determinada. Ella nació en Badajoz, aunque a los 11 años se muda a Madrid con su familia, pero mantiene mucho el acento y tiene una manera de hablar reconocible. Como dice Irene, por parte de dirección no se buscaba una imitación y abogué por no imitar un acento, porque me daba respeto que pudiera parecer una parodia. Con el tiempo que teníamos creo que no era lo importante. Creo que lo importante de la historia no era cómo ellas hablaban, sino cómo dar vida a unos guiones que estaban escritos con unas vidas que teníamos que crear. Aquí no teníamos tampoco documentación audiovisual de cómo eran ellas en su juventud, que es algo que tuvimos que encontrar. Eso inevitablemente requiere de mucho presente, porque al final ellas siempre dicen, o al menos lo nombra Cristina en varias entrevistas que he leído, que ellas no se esperaban que pasara todo lo que iba a pasar. Esto suponía recordarnos a nosotras que eran unas personas que empezaron estudiando Derecho y que todo lo que iban viviendo lo iban pasando según les venía. Eso como actor te conecta con el presente del personaje.
Por lo que nos han contado, Manuela Carmena siempre ha tenido una actitud de mucho respeto y mucho apoyo al proyecto
Paca y Cristina son las únicas que han participado activamente en el asesoramiento de esta serie. Irene, en ese encuentro que tuvisteis, ¿cómo recibió Manuela Carmena que fuesen a hacer una serie sobre su vida?
Escolar: Pues la verdad es que hablamos de otras muchas cosas. Sobre todo, de muchas preguntas que yo tenía. Ella es una mujer muy respetuosa. Entonces, no lo recuerdo exactamente pero creo que, por lo que nos han contado, es que siempre ha tenido una actitud de mucho respeto y mucho apoyo al proyecto.
Sin entrar en confidencias, ¿nos puedes contar alguna pregunta que le hiciste? ¿Qué te interesaba de su vida?
Escolar: Yo le pregunté muchas cosas, por ejemplo, yo quería saber si ella fumaba o no fumaba. Alguna cosa que yo pudiera incorporar al personaje... [Piensa] Cómo vivió algunos de los sucesos que ocurrieron, por ejemplo, el caso de un amigo suyo, Pedro Patiño, que se verá en el tercer capítulo y es algo que ella siempre ha dicho que le marcó mucho en su vida. Quería saber cómo fue esa experiencia, cómo la había vivido. También quería saber si tenía alguna foto de esa época... Es que no había fotos de ese momento y estábamos un poco perdidas en la búsqueda.
Nos lo teníamos que inventar a muchos niveles y en vestuario me pidieron que le preguntara algunas cosas de por qué tal día llevaba un pañuelo, o cosas así. Tenía muchos deberes del equipo y yo hice esa labor. La verdad es que fue muy generosa, porque tenía que compartir parte de su vida. Yo le preguntaba cómo se veía ella a sí misma en el pasado y son preguntas difíciles porque al final, yo tampoco sabría describirme a mí misma hace unos años. Me parece complicado. Y estoy segura de que ellas van a ver la serie y probablemente habrá muchas cosas en las que digan “no éramos así”, pero bueno... Forma parte de la ficción.
Manuela me dijo que en realidad hacían todo desde la inconsciencia
Manuela Carmena y Cristina Almeida son dos personajes muy mediáticos y todo el mundo tiene una imagen muy clara de sus figuras. ¿Este proyecto ha cambiado la percepción que teníais sobre ella y sus vidas?
Casanovas: Inevitablemente, más allá de la percepción que pudiéramos tener de ellas, la ficción cuenta una serie de hechos y una serie de casos particulares que explican también cómo estaban las cosas en un momento de nuestra historia y era algo que yo desconocía. Creo que eso ha sido muy enriquecedor.
Escolar: Había algo también de, a través de muchas entrevistas y muchos lugares, ir descubriendo e ir entendiendo lo que para una mujer a finales de los años 60 significaba entrar en la universidad, estudiar Derecho, abrir un despacho, enfrentarte a todo lo que eso suponía: infravaloración, prejuicios y muchas cosas. Y cuando ves ejemplos concretos y alguien te cuenta su propia experiencia respecto a eso, te das cuenta de que hubo muchas barbaridades. Hay cosas que se verán en la serie que la gente va a decir: “¿Qué? No puede ser...”.
Casanovas: Cristina siempre agradece mucho el haber podido estudiar. Ella siempre dice que fue una herramienta muy poderosa que tuvieron, el usar el conocimiento para poder cambiar las cosas.
Escolar: En un libro que hay sobre Cristina, Paca y Manuela, cuentan que muchas mujeres en aquel momento, de las pocas que estudiaban entraban en la universidad, la mayoría terminaba la carrera pero no con la pretensión de dedicarse a eso luego profesionalmente, sino para casarse bien. Eso fue un dato que se me quedó porque me llamó mucho la atención.
Casanovas: Y ellas se pusieron a ejercer en un terreno muy masculino.
Escolar: Manuela me habló de algo que siempre le hacía mucha gracia, que era que en realidad hacían todo desde la inconsciencia. Ellas sabían que hacían estas reuniones clandestinas, que había un peligro, pero había algo de ese peligro que era excitante. Se ponían en tesituras complicadas.
Casanovas: Incluso cuando las detenían. Cristina cuenta que cuando las detenían ella sufría por su padre, pero que ella estaba tranquila.
Escolar: Era gente muy joven que también se lo estaba pasando muy bien, viviendo el periodo histórico y social que les había tocado, pero con esa parte también.
Hemos intentado huir de la solemnidad y el peso que representa lo que han hecho
¿Y habéis reflejado esa inconsciencia en vuestros personajes?
Casanovas: Pues mira, hemos intentado huir de la solemnidad y el peso que representa lo que han hecho. Porque si no, no conseguíamos eso que decía antes de conectar con el presente. Íbamos secuencia por secuencia.
Escolar: Intentábamos no adelantarnos y vivir la vida cómo va viniendo y con cierto optimismo con lo que te va pasando. Y también con algo de pasárselo bien. Yo creo que tenían muchas ganas de pasárselo bien, sobre todo en el caso de ellas dos, de Manuela y Cristina. Nosotras tenemos mucha trama juntas y creo que hay una cosa como de disfrute entre las dos.
Casanovas: Y ha sido muy guay ver a dos personajes disfrutando de sus trabajos y ocupando un puesto.
Una vez hecha esa labor previa, ¿diríais que fue muy difícil encarnar estos personajes?
Escolar: En un momento dado, todas decidimos olvidarnos de los apellidos de estas personas y centrarnos en que eran unas chicas que se llamaban así y construir los personajes desde ahí, como si no supiéramos que fuesen reales. Si no, yo creo que había algo de mucho peso, de mucha presión para todas nosotras.
¿Creéis que la ficción tiene el deber moral de hacer memoria y traer al presente historias como la de vuestros personajes, que han luchado mucho para que hoy tengamos una serie de derechos y libertades?
Casanovas: Yo creo que es lo maravilloso de la ficción, que te pueda trasladar a universos que, en este caso, es un universo que forma parte de la historia de España con unos hechos que pasaron hace no tanto. Creo que obviamente si eso sirve para no caer en cierta desmemoria, pues mejor.
Escolar: Sí, sobre todo para no dar por hechos los privilegios. Creo que hay mucha gente joven, como nos ocurría a nosotras, que no conocíamos en profundidad estas historias, y para las quizá esto puede ser bastante interesante de ver.
¿De qué manera os ha cambiado la percepción que teníais sobre el feminismo?
Casanovas: Yo creo que para lo que dice Irene de no dar por hechos los privilegios esto ha sido un buen recordatorio. La serie te dice: 'Oye, venimos de aquí y de aquí'. Y de eso hace no tanto. Creo que eso sí que ha sido chulo. Aunque evidentemente creo que todas seguimos creyendo que hay cosas que todavía hoy se pueden mejorar. No ha sido un cambio tan brutal. Somos mujeres que vivimos en el siglo XXI y nos hemos encontrado en según qué circunstancia, pero es verdad que a nivel legal había situaciones durísimas que tardaron mucho en cambiar.
A nivel legal había situaciones durísimas que tardaron mucho en cambiar
Se os ve a las cuatro actrices principales muy unidas. ¿Cómo os habéis compenetrado?
Escolar: Es que fue desde el primer día. Creo que nos unió que a una de nosotras le ocurrió una circunstancia personal dura y particular, y en esa primera comida se compartió eso y nos abrió mucho a todas. Empezamos a compartir nuestras vidas y fue un primer encuentro de: “¡Guau, que ha pasado aquí!”. Fue una conexión de decir: “Nos vamos a acompañar en este proyecto y vamos a ser amigas”. Creo que eso ha sido lo mejor. También para romper esta cosa de la competitividad entre mujeres...
Casanovas: Eso nos queda lejos, la verdad.
¿Qué habéis aprendido de trabajar juntas?
Casanovas: Me gusta mucho esa pregunta porque para mí Irene es de las mejores actrices de este país. Para mí, estar sentada a su lado aquí es un privilegio. Irene tiene un carácter muy bueno en equipo, es muy trabajadora, es incansable, es muy positiva... Y es muy buena compañera, muy buena amiga y ojalá coincidir más con ella, de verdad.
Escolar: Jo, muchas gracias... [Emocionada].