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Reestructuración insostenible

En primer lugar, porque al margen de las luces y sombras de su gestión, Cristina Narbona demostró ser, al contrario que sus predecesores, una persona competente y capaz de enfrentarse al sector más desarrollista del gobierno. Y ahora no toca eso. El discurso de investidura ya anunciaba la intención de recurrir a la inversión en infraestructuras para capear el temporal de la recesión. Lo que ahora toca es la aplicación laxa de la legislación medioambiental, especialmente en lo que a Declaraciones de Impacto Ambiental se refiere. Así, pues, algunos estarán frotándose las manos con la actual restructuración ministerial, principalmente aquellos que han apoyado el desatino insostenible de Montilla, Clos y compañía: si se cumplen las previsiones del Plan Estratégico de Infraestructuras y Transporte, en el 2020 nos habremos convertido en el Estado con mayor número de kilómetros de carreteras y autopistas por habitante del planeta. ¿Alguien duda a estas alturas sobre quién ha ganado la batalla?

Mejor hubiese sido crear una potente Vicepresidencia de Sostenibilidad, tal y como se ha hecho en otros países, pero la crisis financiera e inmobiliaria ha desbancado la moda del calentamiento global. Pero se equivoca quien piense que las previsiones del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático o del Informe Stern son únicamente un capricho pasajero. Y la recesión que se pronostica por el cambio climático será mucho más demoledora que la actual si no se produce una apuesta global por la sostenibilidad.

Además, la propia UE reconoce estos nuevos yacimientos de actividad económica pueden generar millones de empleos y una nueva fuente de riqueza económica, aunque mejor no hacerse ilusiones: “que inventen otros, mientras nosotros ponemos el cemento y el hormigón” vuelve a ser la recurrida pócima curalotodo frente a la crisis.

De momento habrá que esperar para ver si se cumplen estos malos augurios, porque las consecuencias sobre Gran Canaria serían inmediatas. La Declaración de Impacto Ambiental de la regasificadora que se quiere construir en Arinaga tendría grandes posibilidades de ser aprobada, a pesar de los riesgos que conlleva para las personas y para el medio ambiente.

Ojalá me equivoque, pero me temo que se avecinan malos tiempos para el desarrollo sostenible y la lucha contra el calentamiento global. Vuelve a aparecer una crisis y se repiten más o menos las mismas soluciones de siempre. Estamos ante un círculo vicioso que tarde o temprano terminará agotándose o agotando al planeta, aunque de momento mejor será esperar los cien días de gestión del gobierno.

Raúl García Brink

En primer lugar, porque al margen de las luces y sombras de su gestión, Cristina Narbona demostró ser, al contrario que sus predecesores, una persona competente y capaz de enfrentarse al sector más desarrollista del gobierno. Y ahora no toca eso. El discurso de investidura ya anunciaba la intención de recurrir a la inversión en infraestructuras para capear el temporal de la recesión. Lo que ahora toca es la aplicación laxa de la legislación medioambiental, especialmente en lo que a Declaraciones de Impacto Ambiental se refiere. Así, pues, algunos estarán frotándose las manos con la actual restructuración ministerial, principalmente aquellos que han apoyado el desatino insostenible de Montilla, Clos y compañía: si se cumplen las previsiones del Plan Estratégico de Infraestructuras y Transporte, en el 2020 nos habremos convertido en el Estado con mayor número de kilómetros de carreteras y autopistas por habitante del planeta. ¿Alguien duda a estas alturas sobre quién ha ganado la batalla?

Mejor hubiese sido crear una potente Vicepresidencia de Sostenibilidad, tal y como se ha hecho en otros países, pero la crisis financiera e inmobiliaria ha desbancado la moda del calentamiento global. Pero se equivoca quien piense que las previsiones del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático o del Informe Stern son únicamente un capricho pasajero. Y la recesión que se pronostica por el cambio climático será mucho más demoledora que la actual si no se produce una apuesta global por la sostenibilidad.